domingo, 10 de abril de 2011

"Mare nostrum" para concitar la atención con un cambio de ministro de defensa como cabeza del tema y una ministra joven y desconocida como administradora de ejércitos y fuerzas...dice El Deber. juego peligroso añadimos

El esfuerzo de Gobierno por dirigir la atención del país hacia la demanda marítima ha logrado su objetivo solo de manera parcial, debido a que los problemas pendientes eran demasiado graves.
De todos modos, la cuestión marítima consiguió instalarse como un tema más de la agenda de estos días, ayudada por un hábil manejo del Gobierno, que la alimenta con iniciativas oportunas.
El designar como cabeza de la operación a Rubén Saavedra, ministro de Defensa en ese momento, tiene un mensaje claro. Llenar el cargo vacante con una señorita de corto y reservado curriculum, Cecilia Chacón, no se entiende bien, pero ha conseguido mantener las luces de los reflectores sobre el tema.
Y también la convocatoria a los expresidentes a un encuentro con el presidente Evo Morales tiene como efecto mantener la atención en el tema lanzado de manera sorpresiva el 23 de marzo por el presidente Morales.
El tema fue mantenido en la actualidad también por las respuestas de Chile, que reflejaron la sorpresa por el cambio tan brusco en la actitud del Gobierno boliviano. En pocas horas, el canciller David Choquehuanca pasó de elogiar el clima de entendimiento y sinceridad que se había creado con Chile, a afirmar que los funcionarios chilenos nunca hablaron con honestidad. El propio presidente Morales lo había dicho, con otras palabras, pero reflejando el mismo grado de viraje.
La invitación a los expresidentes fue una propuesta que ellos no podían rechazar. Ningún boliviano podría decir no a ese tema, ni siquiera aquellos que están amenazados por acciones supuestamente legales que manejan los funcionarios a cargo de las vendetas desde la justicia.
Si el Gobierno quisiera mejorar su imagen pública, ahora tan dañada, debería dar señales equivalentes de desprendimiento como las que dan los expresidentes que irán a la cita a pesar de ser perseguidos.
Esta ocasión podría servir para dar al país y al mundo la señal de que los bolivianos estamos unidos en la causa marítima, tan unidos que el propio Gobierno es capaz de olvidar sus odios y sus prácticas de tiro al blanco contra sus rivales.
Que el tema marítimo sirva, para comenzar, como factor de unión de los bolivianos. Y si se lograra algo en el camino hacia el mar, mucho mejor.
Para ello, el Gobierno tendría que dar una tregua a los políticos opositores, todos amenazados por diferentes procesos.
Una Bolivia donde los expresidentes no sean perseguidos, los gobernadores no sean amenazados, los alcaldes puedan hacer su trabajo sin el temor de ser destituidos, donde los periodistas puedan hacer su labor sin sentir la mordaza y la censura, sería una Bolivia con mayor capacidad para encarar el tema del mar.
Todo esto estará muy bien, siempre que, por otro lado, el Gobierno comience a buscar soluciones a los problemas pendientes, como los creados por su mala gestión económica.
Habrá que resolver el problema de los salarios, pero sobre todo el tema del gas natural, que viene a escasear cuando el Gobierno estaba entusiasmado con el incremento del gasto.
Pero el huésped del lunes debería estar a la altura de sus invitados, mostrando grandeza.

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