viernes, 29 de abril de 2011

ERROR: EVO NO DEBE PROVOCAR. SU GRITO DE "MAR O MUERTE" ES UN ERROR

EVO HA CONVOCADO EN ESTE NUEVO INVENTO DE CELEBRACIÓN MARÍTIMA.

"MAR O MUERTE"

LA REACCION HA SIDO INMEDIATA. NO PUEDE HACERLO ES COMO UNA DECLARACION DE GUERRA. AHORA RESULTA QUE TODA LA PARAFERNALIA QUE ARMÓ HABÍA SIDO PARA QUEDAR BIEN CON LOS EXTREMISTAS QUE QUISIERAN UNA GUERRA CON CHILE.


NO ESTÁ BIEN. NO ES CUERDO. NO ES ACONSEJABLE.
NO SE EQUIVOQUE PRESIDENTE. NO ES USTED QUIEN PROVOCARÁ UNA GUERRA

jueves, 28 de abril de 2011

le parece ridículo que Bolivia pretenda cobrar por las aguas del Silala a la diputada afecta a Piñera Mónica Zalaquett quién...

declaró ayer que "la pretensión boliviana de que Chile le pague una supuesta demanda histórica parece simplemente ridícula", mientras que su colega el senador Jaime Orpis (UDI) opinó que si se le pretende habilitar a Bolivia un puerto en la caleta de Pisagua, el país altiplánico debe renunciar primero a su histórica aspiración de una salida soberana al mar. Ambas declaraciones fueron realizadas a 48 horas de la jornada de Reivindicación Marítima, convocada por el gobierno de Evo Morales para mañana viernes.

Según “La Tercera”, los diputados José Manuel Edwards (RN) y Mónica Zalaquett (UDI), miembros de la comisión de Relaciones Exteriores, abordaron los dichos del presidente de Bolivia, Evo Morales, quien expresó su intención de mantener el diálogo y buscar un acuerdo con Chile por el uso de las aguas del Silala y del río Lauca.

Los parlamentarios lamentaron que el mandatario de Bolivia -según dijeron- "use temas bilaterales como herramienta de política interna, cuando las encuestas están bajas".

El diputado Edwards dijo que "Bolivia no usa las aguas del Silala ya que les resulta imposible viabilizar su uso. La pendiente en el lado boliviano viene hacia Chile, y las aguas están lejos de cualquier poblado o actividad económica de interés en Bolivia".

"La pretensión boliviana de que Chile le pague una supuesta demanda histórica, por su uso en los últimos anos, parece simplemente ridícula. Tan ridículo como la idea de que se habría desviado el curso natural del río que cae por quebradas en lugares recónditos de Bolivia", agregó Zalaquett.

La postura de los parlamentarios de la Alianza se da luego de que el Presidente Morales expresara su confianza en alcanzar "mediante el diálogo" un acuerdo con Chile sobre el tema, y tras los dichos de Rubén Saavedra -ex ministro y quien fue nombrado a cargo de la Dirección de Reivindicación Marítima-, quien sostuvo que "si Chile no respeta los derechos bolivianos sobre las aguas manantiales del Silala y el río Lauca, evaluaremos la posibilidad de demandarlos ante los tribunales internacionales".

Las aguas del Silala son parte de la jurisdicción del salar de Uyuni. Sin embargo, descienden por quebradas hasta el norte de Chile. La posición boliviana es que esto se debería a un cauce artificial construido por los chilenos durante la década de 1960, por lo que piden un pago retroactivo por el uso de las aguas durante los últimos 100 años. Chile, en cambio, ha planteado la opción de remunerar a Bolivia el 50 por ciento del uso de las aguas del Silala, pero sólo desde el momento en que se firme un eventual acuerdo al respecto, y no de forma retroactiva.

De acuerdo a la publicación de “La Estrella”, el senador Jaime Orpis (UDI) opinó que si se le pretende habilitar a Bolivia un puerto en la caleta de Pisagua, el país altiplánico debe renunciar primero a su histórica aspiración de una salida soberana al mar.

Las declaraciones las emitió en una entrevista con Radio Digital FM (99.1), donde afirmó que "no se puede dar un paso sin que Bolivia renuncie a la soberanía". Ello, con motivo de la visita a Pisagua del cónsul general del vecino país, Walker San Miguel.

Expresó que "puede ocurrir que uno le puede dar una salida por Pisagua sin soberanía, pero todos sabemos que para Bolivia la soberanía es una condición, y uno no le puede dar una salida soberana que luego termine cortando el país".

Agregó que ésa sería una condición indispensable para que se implemente una zona portuaria para Bolivia en Tarapacá.
TRATADO

Según el Tratado de Paz y Amistad firmado entre Chile y Bolivia en 1904, la nación altiplánica puede solicitar la habilitación de un puerto en la parte del país que estime conveniente, incluso en Punta Arenas.

Al respecto, Orpis explicó que "la habilitación de un puerto no implica soberanía, pero según lo que he leído acá la pretensión es mayor, una suerte de negociación, pero creo que definitivamente Bolivia debe renunciar a una salida soberana, y nadie está dispuesto a entregar algo así".
CONSTITUCIÓN

En relación a que Bolivia eventualmente renunciaría, como sugirió el cónsul Walker San Miguel, a una salida soberana al mar por un puerto comercial, el parlamentario adujo que "entonces tendrían que cambiar la Constitución, porque en ese texto está estipulado esa aspiración".

Precisó que si el cónsul de Bolivia en Chile señaló eso, "primero verifiquemos si hay una instancia legislativa que esté modificando la carta fundamental en que el país renuncie a una salida soberana al mar, todo debe estar respaldado por las normas jurídicas vigentes".

Añadió que es legítimo que el alcalde de Huara, comuna a la que pertenece Pisagua, Carlos Silva, quiera potenciar su comuna, "pero que lo haga sobre la base de ciertos principios básicos y categóricos, porque el día de mañana puedes entregar algo, sin embargo, Bolivia no ha renunciado a la soberanía y si entregas Pisagua el paso siguiente es la soberanía".
AGENDA

Según Orpis, gran parte de los conflictos que Chile ha tenido con Bolivia se deben a la agenda de 13 puntos del año 2006: "fue un grave error de la política exterior de Chile".

Dijo que " si Chile aceptó ir a una agenda sin exclusiones, en parte reconoces que estás dispuesto a dar soberanía".

Afirmó que Chile debió haber sacado el tema de una salida soberana al mar.

"Hay que ser claro desde el principio, la agenda de trece puntos está complicada, porque Chile no habló claro desde el principio".
INTEGRACIÓN

Sobre los dichos del diputado comunista Hugo Gutiérrez en relación a que este gobierno está entorpeciendo los procesos de integración con Bolivia, el senador señaló que "acá no se ha dañado ningún proceso, el pronunciamiento chileno ha sido categórico desde siempre, le da todas las facilidades a Bolivia, pero no está en ningún sector político la idea de entregarle una salida con soberanía".

Añadió que nuestra región tiene que vincularse con los países vecinos, y tener las mejores relaciones con la macro región norte, pero dejando claro cuáles son los límites para evitar discrepancias.
SOBERANÍA
Finalmente dijo que si Bolivia no ha renunciado a la salida soberana, "licitas el puerto y al día siguiente te piden la soberanía; si quieren habilitar uno no se necesita ninguna modificación legal, porque está en el tratado de 1904".

domingo, 24 de abril de 2011

Paz Estenssoro defendió con toda energía las aguas del Lauca, las del Silala no han tenido la misma suerte aunque ahora dicen que iniciarán acción

Bolivia estudia otra demanda contra el Gobierno de Sebastián Pieñera por no respetar el derecho de los bolivianos sobre las aguas manantiales del Silala y el Río Lauka, de curso internacional desviado unilateralmente en territorio chileno en 1962, anunció el domingo el director de la Dirección de Estrategia Marítima, Rubén Saavedra.
Esta determinación coincide con las declaraciones del presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, el pasado 5 de abril, cuando posesionó al titular de la Dirección Estratégica Marítima, Rubén Saavedra y dijo que si (las autoridades chilenas) no quieren tocar mediante el diálogo estos temas importantes, como el Silala y el Lauca, también veremos cuál será el mejor camino para hacer respetar al pueblo boliviano (el derecho) sobre sus recursos naturales, como el agua”.
"El derecho internacional lo permite y nosotros, ratificando nuestra decisión y mandato constitucional, de que todos los conflictos (internacionales) sean resueltos de forma pacífica, veremos la posibilidad también de presentar demandas internacionales por el tema de las aguas del Silala y del Río Lauka", afirmó el jefe de esta oficina estatal con rango de embajador plenipotenciario, durante una entrevista con los estatales Bolivia TV y Radio Patria Nueva.

Tal posibilidad cabe en la nueva estrategia de reivindicación marítima boliviana, de sentar a Chile, tras 5 años de diálogos bilaterales intensos y 132 de enclaustramiento geográfico, ante un jurado internacional, anunciada el 23 de marzo último por el presidente Evo Morales.

De todas formas y antes de recurrir a la justicia internacional, Saavedra insistió en que ambos temas serán puestos, previamente, en una mesa de diálogo entre La Paz y Santiago.

"Si no se llegara a una definición en estos dos temas la Dirección Marítima evaluará y considerará también la posibilidad de presentar estos dos temas ante tribunales internacionales", sostuvo.

Nacidas en territorio boliviano andino, las aguas manantiales del Silala abastecen sin contraprestación alguna hace 105 años varias ciudades del norte de Chile y también el emporio cuprífero de Chuquicamata, puntal de las exportaciones estatales chilenas y sostén del erario público de ese país.

Merced a un tratado de derecho privado, el curso de agua fue conducido al norte chileno por un sistema de acueductos artificial.

A diferencia de las aguas del Río Lauka, las del Silala han sido incorporadas en la bilateral Agenda de 13 Puntos, definida en 2006 y que La Paz y Santiago negociaron hasta 2010.

Chile desvió el Río Lauka en 1962 y Bolivia rompió relaciones diplomáticas ese mismo año.

Salvo matices y coyunturas, ese desencuentro se ha extendido hasta ahora, pues ambos países carecen de vínculos diplomáticos a nivel de embajadores.

sábado, 23 de abril de 2011

Arce se ha convertido en portavoz de Evo. qué pena mozo inteligente que se jactaba de ser católico militante. claro que hay un uso demagógico del tema MAR. podría explicarnos con qué finalidad las mastodónticas demostraciones del dia 29? qué se pretende con ello? propaganda para Evo. El MAR es el pretexto.

El presidente de la Cámara de Diputados, Héctor Arce, reprochó ayer la posición política asumida por algunos líderes cívicos y legisladores de la oposición, en torno a la reivindicación marítima, pues tratan de desmerecer las acciones para acceder a una salida soberana al océano Pacífico.

Arce hizo la afirmación al referirse a las declaraciones del presidente del Comité pro Santa Cruz, Herland Vaca Díez, quien dijo en un programa de televisión que los bolivianos no merecen una salida soberana al mar.

“No se construyen liderazgos de esa forma, nadie, ningún boliviano en su sano juicio, puede desmerecerse a sí mismo, desmerecer esta nacionalidad maravillosa que tenemos y decir que los bolivianos no nos merecemos el mar. Los bolivianos merecemos muchas cosas, nos merecemos el futuro que nos estamos construyendo nosotros mismos, y por supuesto nos merecemos una salida al océano Pacífico con soberanía, y la vamos a conseguir”.

El Presidente de la Cámara Baja expresó que los bolivianos construyen con sacrificio un futuro de esperanza para reivindicar el derecho, reflejado en la Constitución Política del Estado, de volver al mar con soberanía.

El Gobierno instituyó el 29 de abril como Día del Derecho a la Recuperación Marítima, que formará parte de su nueva estrategia política para reflexionar a la población a demandar de manera más enérgica una salida al océano Pacífico, tras decidir que Bolivia acudirá a tribunales internacionales para lograr un acceso al mar.

jueves, 21 de abril de 2011

Guillermo Tineo nos ofrece otra visión del Abrazo de Charaña contenida en un libro del Dr. Walter Guevara Arce. "La trición de Charaña" que está publicado pero que no se conoce mucho

El doctor Wálter Guevara Arze, que abominaba los eufemismos y gustaba de llamar las cosas por su nombre, describió el abrazo de referencia como la ‘rendición de Charaña’ y expuso sus prontos justificativos en su libro Radiografía de la negociación con Chile.
Todo empezó en 1974, cuando el general Banzer, sintiéndose Luis XIV (el rey Sol), expresó: “Yo soy Bolivia. El que no está conmigo está contra Bolivia”. Y como el dictador estaba plenamente convencido de que la prepotencia da derechos, agregó: “Yo fui quien propuso al general Pinochet la reanudación de relaciones. Yo no tenía el consentimiento del gabinete ni de las FFAA ni de nadie…”. Sin embargo, cuando sobrevino la rendición de Charaña al egocéntrico dictador le faltó pundonor militar para admitir el retundo fracaso de su proyecto de traer el mar en el bolsillo y pese a ello siguió de presidente, que era su principal objetivo. Por entonces la oposición estaba en el exilio o descansaba en los cementerios.
Las relaciones diplomáticas con Chile estaban interrumpidas desde abril de 1962, debido a que nuestros buenos vecinos procedieron, motu proprio, a desviar las aguas de dominio compartido del río Lauca, que nacen en el lago Chungará (Chile) y mueren en el Salar de Coipasa (Bolivia), y desde entonces las aprovechan como si fueran de su exclusiva propiedad. Incluso calman su sed con las aguas dulces que contrabandean de nuestros manantiales del Silala, sin pagar un solo céntimo. No hay duda: el mayor recurso natural que posee Chile son los chilenos. El espíritu del colonialista Abraham Koning guía sus pasos...
Se dice que la rendición de Charaña fue un gol de media cancha que metió el general Pinochet (‘augusto’ dictador que de geopolítica sabía mucho) a nuestro dictador (‘diminuto chiquitano’, al decir de Luis García Meza), que apenas conocía la geografía del país. Aunque más coherente es hablar de un autogol, que no pudo evitarse, no obstante la defensa que intentó el ‘grupo de los cien’, equipo compuesto por expresidentes, excancilleres, jefes de partido, escritores, historiadores, etc., “que se suponía que estaban informados respecto al problema de nuestra mediterraneidad y sus posibles soluciones”
Nuestra historia sociopolítica, que es cíclica, 36 años después de la rendición de Charaña, coloca nuevamente el tema de la negociación con Chile sobre el tapete de la discusión. El presidente Morales, sin abandonar el diálogo directo, ha propuesto someter nuestro ‘derecho al mar’ a la consideración de tribunales internacionales. Solo que esta vez se acude al consentimiento del gabinete, a la Asamblea Legislativa Plurinacional, al pueblo y también a un consejo consultivo similar al grupo de los cien, cuyas recomendaciones no irán al vertedero como en la época de Banzer.
La propuesta presidencial, como era previsible, activó los anticuerpos de la oposición que, además de impugnarla en su integridad, ha llevado su protesta al plano de la ofensa aleve contra el presidente, a quien calificó de ‘hazmerreír internacional’, buscando, a través del insulto, afectar su liderazgo. Es lo que se dice, ¡gajes de la democracia!
Pero existen mecanismos para contrarrestar la guerra sucia. Uno sería retirar la propuesta y/o congelarla sine die (sin plazo) y, otra, convocar al soberano a las urnas para que con su voto dirima si continuamos sumando años al diálogo de sordos o si sentamos a Chile en el banquillo de los acusados. Solo que en este caso el laudo arbitral que emita el tribunal internacional, blanco o negro, tendrá fuerza vinculante y calidad de inapelable. Es decir, no podrá ser revisado ni por la corte celestial. Y una aclaración personal: quien esto escribe no pertenece a los registros del MAS, ni falta que hace. La única afiliación es con la causa del pueblo.

* Librepensador

miércoles, 20 de abril de 2011

Diego Ayo ha realizado un estudio de la situación en que se halla el tema marítimo y divide en 7 las opciones en forma de aporte valioso a la discusión del asunto

En este breve artículo se intenta ver, desde la óptica de un ciudadano preocupado más que desde el lente de un experto, que hay distintas posibilidades de salida al mar. Su discusión debería ser de absoluta prioridad nacional. No lo ha sido por la simple razón de que este tema siempre ha servido como catapulta política coyuntural. Es mejor sincerarnos y darnos cuenta de que los intereses faccionales (partidarios) han primado sobre el interés boliviano. Hoy se requiere debatir las posibles opciones, ofreciendo, desde el Gobierno, una propuesta de política de Estado seria y, desde la sociedad civil, la necesidad y derecho de participar en un referéndum que defina lo que queremos los bolivianos.

Hay siete posibilidades para acceder a un puerto. Se intenta ver qué nivel de factibilidad y prioridad tiene cada una de ellas.

1. La opción guerrera no tiene respaldo de ningún tipo. Aún de tener adherentes se enfrentaría con condiciones de absoluta desventaja. De acuerdo a los guarismos del International Institute for Strategic Studies (IISS), Chile destina alrededor de un 3,5 por ciento de su PIB a compras para la defensa frente al 0,1 por ciento de nuestro país. Prioridad 7.

2. La opción pacifista es la que se ha venido defendiendo de modo bilateral en los últimos cinco años, aunque se lo hizo de forma multilateral en la OEA desde 1979. Los resultados son los de siempre desde los avances de 1950, el famoso “abrazo de Charaña” de 1975 o el “enfoque fresco” de 1987: no hay salida alguna. Ni habrá. Prioridad 6.

3. La opción de guerra sucia consistiría en subir los aranceles de los productos que ingresan de Arica e Iquique (téngase en cuenta que casi _ partes del comercio de Arica transcurre hacia Bolivia) y prohibir el paso de mercancías bolivianas por ese puerto; impedir el paso de las aguas del Silala al país vecino hasta que no cancelen por su uso desde comienzos del siglo XX y/o no se comercialice ni una molécula de gas con destino chileno.

Ninguna de estas propuestas tiene mucho sentido. Téngase presente que el comercio con Arica se ha duplicado de 2004 a 2009. Incluso se tiene certeza de que se está atrayendo mercaderías que salían por la Hidrovía Paraná-Paraguay. Vale decir, este puerto fue y sigue siendo la salida “natural” para Bolivia. Tampoco parece viable impedir el flujo de aguas del Silala, mientras no se dictamine internacionalmente si se trata de un río o de un canal. La posición boliviana fue clara: se trata de aguas compartidas. Grueso error. Finalmente, ya vimos que no exportar gas a Chile no es algo que los desaliente. Ya importan GNL desde finales de 2009 en la terminal de Quinteros. Prioridad 5.

4. La opción de canje territorial con soberanía, esta posibilidad no se discute por temor a las repercusiones políticas internas. ¿Podría pensarse en tener co-soberanía con Chile en la posesión del Salar de Uyuni? ¿O que se les otorgue un enclave en el territorio de salida al Atlántico (la Hidrovía Paraguay Paraná) o algo similar a definirlo internamente y luego discutido con ellos?

Ambos países podríamos ganar. No recuperaríamos territorio, pues se ganaría la misma cantidad que se cedería, pero tendríamos salida soberana al Pacífico. Prioridad 4.

5. La opción pragmática se discutió. El presidente Lagos ofreció una salida del gas boliviano por Puerto Patillos. Definitivamente no se habló de soberanía, lo que llevó a que el actual Presidente, en su condición de líder social, se oponga rotundamente. Pero, hasta donde entiendo, la otorgación de este puerto conllevaba derechos cuasi soberanos: uso de puerto con personal boliviano; aplicación de las leyes bolivianas; implementación de un régimen impositivo boliviano, etc. O sea, cesión ampliamente favorable al país pero sin que medie la palabrita mágica (u obstruccionista) de: soberanía. No lo sería en el papel pero si en los hechos. No se puede descartar esta posibilidad por un empecinamiento que en más de 100 años no dio resultado alguno. Prioridad 3.


6. La opción de diversificación de alternativas a los puertos de Chile, se seguiría usando los puertos chilenos pero simultáneamente con más hechos que palabras, se procedería a invertir una gruesa porción de la torta presupuestaria boliviana en poner en perfectas condiciones a Ilo y en continuar con el impulso logrado hasta el presente en la Hidrovía Paraguay Paraná.

Se deberían ofrecer incentivos a los exportadores (en forma de subsidios directos o reducciones impositivas). Una estrategia trabajada seriamente en este sentido con seguridad ofrecería una sólida opción de salida paulatinamente sustitutiva de lo que ofrece Chile (o al menos complementaria, impidiendo el virtual monopolio chileno). Prioridad 2.

7. La opción de pleito jurídico, brillante opción. Es la sustentada por el señor Víctor Chávez y es la que compromete actualmente al Gobierno. No dudo que haya razones políticas involucradas en esta sorpresiva decisión nacional (la pérdida de legitimidad presidencial), sin embargo, ello no desdice la genial alternativa que tenemos los bolivianos enfrente. Posiblemente no sea una propuesta tan radiante una vez que se conozcan más detalles. No lo sé, pero lo que se entiende hasta el momento es cautivante:

el paralelo 24 no estaría siquiera mencionado en el Tratado de Paz y Amistad de 1904. Ello equivale, a que una franja de 20 kilómetros en Atacama además de seis islas pertenecerían a Bolivia. Algún detalle adicional no es de menor importancia: la cesión a perpetuidad de los territorios perdidos en guerra sin mencionarse la palabra soberanía. Se va a proceder a iniciar una demanda en el Tribunal Internacional de la Haya. Podría durar algunos años y tiene la desventaja de que una posible derrota sería el final de cualquier atisbo de salida soberana al mar (excepción del canje). Esperemos que no sea así. Me gusta imaginar el festejo que tendríamos si el fallo nos fuese favorable. Ojalá. Prioridad 1.

El autor es profesor de la UMSA.

lunes, 18 de abril de 2011

también OPINION editorialmente reclama por una política seria sobre la Reivindicación Marítima en la que Chile viene trabajando desde siempre y se debe meditar sobre la demanda jurídica que no es cosa fácil

Por el desarrollo de las negociaciones, o más bien por su interrupción, entre comisiones de diverso nivel de Bolivia y Chile, parece que la “agenda de trece puntos” ya no es una alternativa para la demanda boliviana de una costa soberana, que compense el vasto territorio apropiado por la invasión chilena en 1879. Se sigue hablando de diálogo, pero sin el entusiasmo de los meses pasados, y en los gobiernos de los dos países se prepara argumentos para una eventual disputa en tribunales internacionales.

El primero en cambiar de táctica debido a la reiteración de la diplomacia chilena de que no cederá soberanía en lo que  considera su terriltorio y que ni siquiera se hablará de ella.

Ante esta situación, en los palacios de gobierno y las cancillerías parece haber una febril actividad. En Bolivia preparando una demanda y en Chile, la defensa del estado de las fronteras actuales.

Bolivia tiene toda la razón histórica, moral y desde todo punto de vista, para exigir su derecho a puerto soberano en el Pacífico y obtenerlo. Viendo este problema con simpleza, aparentemente nuestro país tiene todas las de ganar. Sin embargo, como sucede en muchos diferendos internacionales e incluso en tribunales de la justicia común, no siempre el que tiene la verdad sale victorioso. Puede suceder que el tribunal internacional falle a favor de quien tiene el más fuerte equipo de abogados, lobbystas expertos y dinero, mucho dinero.

En el caso de Chile y Bolivia, la diferencia de estos recursos y otros, es muy grande. Los chilenos tienen prácticamente lista su defensa desde hace décadas, formada por equipos de especialistas hábiles, eficientes relaciones internacionales, disponen de una diplomacia habilísima repartida por todo el mundo, y están dispuestos a invertir muchísimo dinero. Bolivia deberá recurrir a oficinas de abogados de otros países, que cobran honorarios altísimos, y evidentemente no representarán a su país, sino a un cliente al que cobrarán sin depender el resultado.

En estas condiciones, sin declararse pesimistas o dubitativos por el derecho marítimo, los bolivianos deben meditar profundamente la pertinencia de la demanda jurídica internacional y tener en cuenta que si el fallo es desfavorable, habrá terminado para siempre el derecho de reclamar la costa perdida en una injusta agresión bélica.

domingo, 17 de abril de 2011

LOS TIEMPOS reclama que pasados los conflictos le otorgue al tema del MAR la importancia debida porque el tiempo corre desterrando la improvisación y construyendo una estrategia de largo plazo

Es de esperar que una vez superados los conflictos, que ahora afectan al país, el Gobierno vuelva a otorgar a este tema la debida atención

El artículo 267 de la Constitución Política del Estado dispone que el “Estado boliviano declara su derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo” y que “la solución efectiva al diferendo marítimo a través de medios pacíficos y el ejercicio pleno de la soberanía sobre dicho territorio constituyen objetivos permanentes e irrenunciables del Estado Boliviano”.

Por otra parte, entre las atribuciones que se otorga al Presidente del Estado se encuentra la de “dirigir la política exterior; suscribir tratados internacionales; nombrar servidores públicos, diplomáticos y consulares de acuerdo a la ley; y admitir a los funcionarios extranjeros en general” (Art. 172/5) y que los tratados internacionales que impliquen cuestiones limítrofes requieren de su aprobación “mediante referendo popular vinculante” previo a su ratificación (Art. 257/II), y el artículo 260 dispone que la denuncia de los tratados internacionales “deberá ser aprobada por la Asamblea Legislativa Plurinacional antes de ser ejecutada” por el Presidente del Estado.

Las referencias anteriores muestran que el cambio de estrategia anunciado por el Gobierno el pasado 23 de marzo para buscar una salida soberana al mar exige que, al necesario debate político que se propone desarrollar en el país, siga un riguroso proceso jurídico que es eminentemente técnico.

Para ello, es preciso especificar que el momento actual es consecuencia de que luego del inicial entusiasmo, por lo que se creía significaba inaugurar una presunta nueva época de relacionamiento internacional (denominada “diplomacia de los pueblos”), ha sobrevenido un sentimiento de frustración al constatarse que ha habido una diferente percepción del tiempo político entre los equipos boliviano y chileno para encarar la demanda marítima boliviana.

Esta inmersión en la realidad ha provocado que, en el ámbito donde se adoptan decisiones, se constate, finalmente, la necesidad de contar para el tratamiento de este medular tema boliviano con el aporte de los expresidentes del país y, más adelante, de los excancilleres y de expertos (de los que, más allá de simbólicas declaraciones, carece actualmente el Gobierno) para diseñar una estrategia de consenso que nos permita cumplir a plenitud el mandato constitucional mencionado.

Pero, esto será posible si, como se insiste en diversos ámbitos, por un lado, se destierra la improvisación y un artificial protagonismo, variables que siempre acechan peligrosamente el campo político; y se acepta, por otro lado, que si el objetivo es construir una estrategia nacional de largo plazo, lo que se requiere es acercar criterios divergentes, para lo cual se debe asumir que nadie tiene el monopolio del patriotismo ni del saber.

En este contexto, es de esperar que una vez superados los conflictos que ahora afectan al país, el Gobierno vuelva a otorgar a este tema la debida atención, más aún cuando tanto en Chile como en Perú –el que será, más temprano que tarde, el tercer invitado en estas negociaciones– hay una serie de eventos que de una u otra manera afectarán al desarrollo de las futuras relaciones en esta región del planeta.

En todo caso
, no hay que olvidar que el tiempo corre…

jueves, 14 de abril de 2011

se refiere a la reciente reunión de los cinco ex más Evo que conformarán un Consejo Marítimo para atender el tema en forma consensual de tal modo que Bolivia ofrezca un solo frente

Esta semana ha tenido lugar en el Palacio Quemado una reunión histórica, no sólo porque por primera vez cinco ex presidentes se reunieron a pedido del actual Mandatario, sino también porque se sentó lo que podría ser la base para la política boliviana de recuperación de acceso soberano al océano Pacífico, cuyo rasgo principal es la unidad indiscutida en torno al objetivo.

En efecto, luego de anunciar que Bolivia acudirá a la justicia internacional para denunciar el Tratado de 1904, el Presidente del Estado ha iniciado una intensa búsqueda de adhesiones, que no hicieron sino multiplicarse desde el momento mismo del discurso por el Día del Mar, y entre ellas se contaron desde el primer momento las de los ex mandatarios.

Así, en la reunión del lunes 11 de abril, el Presidente pidió conformar un Consejo Consultivo ad honorem cuyos miembros serán cinco ex gobernantes: Guido Vildoso, Jaime Paz, Tuto Quiroga, Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez. Lydia Gueiler, también convocada, lamentó tener que declinar su participación por razones de salud.

En su discurso a nombre del grupo, al concluir la cita, Jaime Paz Zamora informó que él y sus homólogos serán parte activa de la definición de la política de Estado, lo que permitirá mostrar un "país más sólido, más coherente". Asimismo, pidió acompañar la demanda ante la justicia internacional con una actitud libre de agresividad, en señal de adhesión a los valores de la justicia.

En la misma línea, Carlos Mesa destacó que con la reunión y su resultado el país da una señal al mundo y demuestra que "aquí también hacemos política de Estado". Y su colega Tuto Quiroga añadió que ellos aportarán ideas y experiencia, pero que el Gobierno ejecutará las tareas necesarias.

Considerando que la decisión de acudir a un tribunal internacional constituye un cambio radical en el paradigma que dominó la discusión con Chile en torno a la demanda de soberanía marítima boliviana, pasando del escenario bilateral al multilateral, es coherente que también se transforme el relacionamiento entre quienes administran y administraron el poder político, muy por encima de sus diferencias ideológicas.

De hecho, en Chile ese tipo de reuniones no es desconocido, pues los mandatarios anteriores a Sebastián Piñera en ocasiones convocaron a sus antecesores para definir o profundizar políticas de Estado en torno a diversos aspectos de la vida de ese país. La diferencia está en que, en el caso chileno, los ex gobernantes eran todos de la misma línea ideológica.

Estamos, pues, ante lo que puede ser el inicio de un nuevo tiempo en la historia de la reivindicación marítima, cuyos resultados son casi imposibles prever en este momento, pero que implicarán algunos cambios de mentalidad y actitud durante el proceso. Esperemos que esta vez no acabe en frustración.

miércoles, 13 de abril de 2011

en el tema del MAR se ha llegado a un momento decisivo. Bolivia opta por la vía de los organismos internacionales. es bueno saber lo sucedido en el pasado para preparar el porvenir.

Dos condiciones inaceptables                           
Mauricio Aira
Lanzado como está en el tapete del diálogo el tema de la Reivindicación Marítima la mente nos traslada al episodio del Abrazo de Charaña sucedió que Bánzer en el frenesí del entusiasmo cuando la solución aparecía en puertas convocó a 100 notables de Cochabamba para que conocieran en detalle la propuesta chilena de Augusto Pinochet de 18 puntos en que figuraban dos inaceptables condiciones. Punto cuarto. “Bolivia renuncia solemne y para siempre a la reivindicación”. Punto 9. Bolivia otorga compensación territorial en las montañas de Potosí, equivalente al número de kilómetros cuadrados contemplados en la cesión de un corredor pegado a la frontera con Perú.
Los líderes de Cochabamba presentes en el Automóvil Club como huéspedes del Presidente Bánzer echaron agua fría a las brasas “Bolivia jamás renunciará a la Reivindicación sino que mantendrá el mandato hasta tanto haya sido cumplido el retorno al MAR”, lo que provocó pánico en todo el equipo del Presidente cuyo Embajador Plenipotenciario Guillermo Gutiérrez Vea Murguía en el paroxismo del entusiasmo triunfalista se había atrevido “traigo el mar en el maletín de viaje”. Al parecer todo estaba a punto. El Ejecutivo había planificado un programa minucioso de contactos con todos los grupos de la comunidad nacional para socializar la propuesta que quedó reducida a polvo cuando desde Perú se repitió la cantaleta “Perú tiene la llave del candado con que Chile cerró la puerta de salida al mar para Bolivia” Nonis. Chile no puede otorgar un corredor por territorio peruano sin previa y plena aprobación del dueño de la tierra. Y entonces sobrevino la hecatombe, “el abrazo quedaba reducido a otro episodio histórico. Una anécdota en la sucesión de intentos”.
La segunda condición de compensar con tierra del Potosí mereció una pronta y contundente respuesta de la dirigencia cívica potosina. “Antes pasarán por encima de nuestros cadáveres porque Potosí no cederá un centímetro”. La ilusión que había despertado la iniciativa de Bánzer cuando se había reunido en Rio casualmente con Pinochet quedó colgada en el aire. Se desvaneció como una burbuja de jabón, recordó entonces las frases del chileno “si esto se logra los chilenos me harán un monumento y usted será fusilado”. No sucedió en la realidad pero estuvo a punto de cumplirse.
Buena cosa que Morales hubiese convocado a los presidentes para tomar consejo y que éstos hubiesen acudido al conjuro de la Patria sin otro interés que expresar sus ondas reflexiones ante el actual Administrador. Creo que la actitud es correcta y altruista, consecuencia del espíritu que anida en cada uno de los bolivianos que hemos crecido con “la nostalgia del mar” y la forma alevosa y violenta en que nos fue cercenado el territorio. Es que desde temprana edad las escenas de Calama, Topáter, Rio Loa, de Abaroa y Cabrera son inseparables de nuestra memoria colectiva que alcanza a reencarnarse en personalidades como Gaby de la Reza, o Gastón Velazco, cuyas existencias se consagraron a recordarnos en forma vívida el valor de una vida con ideales de Patria.
Se atacó en vida a Gaby de la Reza, que su actitud era romántica y utópica. Gaby respondió con la constancia de su presencia en todas las celebraciones que asocian a la Comunidad con la malhadada campaña chilena. Lo hizo desde los tiempos de la instrucción premilitar, joven y entusiasta dueña de vibrante entonación no dejaba de repetir ¡“Antofagasta, tierra hermosa! Tocopilla, Mejillones y El Palmar otra vez a la Patria volverán”. Ya en la vida adulta no renunció a sus ideales y no tuvo empacho que presidir el Comité Pro Mar que mantuvo como su presea vigilante la Reivindicación. Hoy en día no es posible pensar en la conflagración como vía de resolver problemas de tanta magnitud como la privación de costa marítima que padece Bolivia. En su lugar se están estableciendo nuevas formas de lucha, la confrontación de ideas y la posibilidad cierta de que todo es revisable y lo evidente de corregir errores mayúsculos dentro del Derecho y la Geografía. El derecho inalienable de Bolivia de acceder al mar tiene que encontrar un movilizado apoyo en la comunidad internacional más ahora que nunca cuando el clamor por la igualdad de los hombres y de los pueblos es más grande y se activa con más eficiencia en un mundo inevitablemente globalizado.

lunes, 11 de abril de 2011

el agua dulce del manantial de El Silala provee del líquido elemento a parte del norte de Chile. billones de litros satisface su necesidad, mientras Bolivia no recibe nada a cambio (OPINION reclama)

En el desértico y pobre territorio del norte de Chile tierras, industrias y, especialmente, la gente clamarían por agua dulce y lluvias, u optarían -gente e industrias- por emprender un éxodo hacia las regiones meridionales. Pero, no lo hace.

Es que desde hace más de un siglo fluye sin parar el agua dulce de los manantiales del Silala, para bañar de prosperidad esa región chilena. Billones de litros de este líquido, gratuito, satisface sus necesidades. 

La generosidad -o negligencia- boliviana no ha reclamado sino hasta hace poco alguna compensación por el uso irrestricto de esta materia prima que es cada vez más escasa y, por tanto, más valiosa. Los estudiosos adelantan que el agua dulce será motivo de disputa y hasta de conflictos entre regiones del Planeta, en un rango parecido al del petróleo.

En la “Agenda de trece puntos”, hoy camino al basurero de la historia de las relaciones diplomáticas de los dos países, figuraba el asunto pendiente del Silala. En este punto se avanzó, o mejor dicho, avanzó Chile al mantener en sólo una promesa el pago del 50 por ciento del valor del agua, sujeto a firmas, tratados siempre convenientes para ese país.

Finalmente, no hubo nada concreto, pero el agua de los manantiales bolivianos sigue fluyendo gratuita a Chile.

El Gobernador de Potosí, sin embargo, puso el dedo en la llaga. Plantea que, sin más dilaciones, el pago del agua (el histórico y el actual) inmediato. Si no se lo hace, propone cortar su suministro para utilizarlo en nuestro país. Es una posición tan simple y justa que debe ser apoyada por el Gobierno central y la Asamblea Legislativa, pues es inadmisible que la diplomacia chilena manipule de esta manera a la boliviana.

Con el virtual fin de las negociaciones directas y el anuncio de una demanda internacional hecho por el presidente Evo Morales, Bolivia está en condiciones de hacer lo sugerido por el Gobernador potosino, sin esperar represalias ni siquiera críticas de nadie.

También está la posibilidad de introducir este problema en la demanda de puertos soberanos, anunciada, lo que tampoco impide cerrar el grifo del agua del que se aprovecha Chile, hasta un fallo de la Corte Internacional elegida para que sentencie en el conflicto diplomático-económico-histórico.

Dejar la cosas como están sería un acto inadmisible para Bolivia.

domingo, 10 de abril de 2011

"Mare nostrum" para concitar la atención con un cambio de ministro de defensa como cabeza del tema y una ministra joven y desconocida como administradora de ejércitos y fuerzas...dice El Deber. juego peligroso añadimos

El esfuerzo de Gobierno por dirigir la atención del país hacia la demanda marítima ha logrado su objetivo solo de manera parcial, debido a que los problemas pendientes eran demasiado graves.
De todos modos, la cuestión marítima consiguió instalarse como un tema más de la agenda de estos días, ayudada por un hábil manejo del Gobierno, que la alimenta con iniciativas oportunas.
El designar como cabeza de la operación a Rubén Saavedra, ministro de Defensa en ese momento, tiene un mensaje claro. Llenar el cargo vacante con una señorita de corto y reservado curriculum, Cecilia Chacón, no se entiende bien, pero ha conseguido mantener las luces de los reflectores sobre el tema.
Y también la convocatoria a los expresidentes a un encuentro con el presidente Evo Morales tiene como efecto mantener la atención en el tema lanzado de manera sorpresiva el 23 de marzo por el presidente Morales.
El tema fue mantenido en la actualidad también por las respuestas de Chile, que reflejaron la sorpresa por el cambio tan brusco en la actitud del Gobierno boliviano. En pocas horas, el canciller David Choquehuanca pasó de elogiar el clima de entendimiento y sinceridad que se había creado con Chile, a afirmar que los funcionarios chilenos nunca hablaron con honestidad. El propio presidente Morales lo había dicho, con otras palabras, pero reflejando el mismo grado de viraje.
La invitación a los expresidentes fue una propuesta que ellos no podían rechazar. Ningún boliviano podría decir no a ese tema, ni siquiera aquellos que están amenazados por acciones supuestamente legales que manejan los funcionarios a cargo de las vendetas desde la justicia.
Si el Gobierno quisiera mejorar su imagen pública, ahora tan dañada, debería dar señales equivalentes de desprendimiento como las que dan los expresidentes que irán a la cita a pesar de ser perseguidos.
Esta ocasión podría servir para dar al país y al mundo la señal de que los bolivianos estamos unidos en la causa marítima, tan unidos que el propio Gobierno es capaz de olvidar sus odios y sus prácticas de tiro al blanco contra sus rivales.
Que el tema marítimo sirva, para comenzar, como factor de unión de los bolivianos. Y si se lograra algo en el camino hacia el mar, mucho mejor.
Para ello, el Gobierno tendría que dar una tregua a los políticos opositores, todos amenazados por diferentes procesos.
Una Bolivia donde los expresidentes no sean perseguidos, los gobernadores no sean amenazados, los alcaldes puedan hacer su trabajo sin el temor de ser destituidos, donde los periodistas puedan hacer su labor sin sentir la mordaza y la censura, sería una Bolivia con mayor capacidad para encarar el tema del mar.
Todo esto estará muy bien, siempre que, por otro lado, el Gobierno comience a buscar soluciones a los problemas pendientes, como los creados por su mala gestión económica.
Habrá que resolver el problema de los salarios, pero sobre todo el tema del gas natural, que viene a escasear cuando el Gobierno estaba entusiasmado con el incremento del gasto.
Pero el huésped del lunes debería estar a la altura de sus invitados, mostrando grandeza.

viernes, 8 de abril de 2011

Ramiro Calasich ha escrito un hermoso artículo sobre el tema del MAR y la forma de anzuelo que utiliza EVO para atraer a los incautos. Ramiro muestra gran agudeza de ingenio que siempre aplaudimos

MAR: DEL LAMENTO BOLIVIANO AL ANZUELO PARA INCAUTOS
-Crónica de una estafa histórica y de un sueño posible-

Ramiro Calasich G.

ramiro.calasich@gmail.com
http://ramiro-calasich.blogspot.com


No es la primera vez que un gobierno apela a un conflicto bilateral en busca de sustento popular para esconder su congénita incompetencia. Por ejemplo, en la década de los ’30, el presidente Daniel Salamanca avivó el viejo conflicto fronterizo con Paraguay en la esperanza, entre otras, de sofocar el descontento popular, y terminamos perdiendo 243.500 Km2. Luego de una primera escaramuza boliviana, convenientemente escondida a la opinión pública nacional por aquel gobierno, vino la ofensiva paraguaya, denunciada luego como un ignominioso ataque trapero. De ahí en más se desencadenó el arrebato propagandístico, se persiguió, encarceló y desapareció a opositores, además de iniciarse un despótico reclutamiento compulsivo de la población rural, usada desde siempre –hasta ahora- de carne de cañón en todo conflicto, externo e interno. El resultado inicial fue el despertar del entusiasmo patriotero que provocó largas filas de voluntarios dispuestos a saldar cuentas por el abuso. Para el gobierno, todo terminaría en la mesa de negociaciones, como había ocurrido luego de los permanentes amagos belicosos que se habían producido por una inexistente delimitación fronteriza, mientras la población pasaba de las críticas y las movilizaciones al aplauso por el valor del gobierno en la defensa de la sacra integridad territorial.

Como siempre ocurre con los desmanes demagógicos, todo salió al revés. Paraguay estaba preparado desde hacía mucho para un conflicto bélico, mientras el ejército boliviano únicamente se había adiestrado en las “guerras internas”, así que fue presa fácil del asalto, no sin antes demostrar valor y coraje que hasta ahora estremecen hasta la médula. Hoy en día, los pocos excombatientes que quedan, deambulan pastando sus proezas y sufrimientos, resignados, como ocurrió en aquella época, a la ingratitud de gobernantes y ciudadanos. Mueren de a poco, los pocos que quedan, sacrificados por la demagogia, primero, por las balas después y luego por el ominoso desafecto.

En realidad, las mutilaciones territoriales que hemos sufrido han sido, en la mayoría de los casos, el resultado de acciones u omisiones viles de autócratas que jugaron con fuego intentado administrar nuestro endémico atraso, cebando su lujurioso apetito de poder o buscando apoyo popular para continuar el latrocinio en beneficio de unos pocos.

Sin duda, en esencia, la historia actual no es la misma. Por lo menos en esta parte del orbe, no existen las tentaciones trogloditas de resolver los conflictos a punta de cañonazos. Sin embargo, en lo que sí parece repetirse la historia es en el uso demagógico y abusivo de un conflicto bilateral, como la causa marítima, para evitar la pérdida del apoyo popular. ¿Proceso de cambio?

A estas alturas, resulta obvio que nunca se tuvo una Política de Estado más o menos presentable, peor efectiva, que permita lograr una salida al mar. Dígase lo que se diga, el hecho que, luego de 107 años de suscrito el Tratado de 1904, Chile siga haciéndose el desentendido expresa, por lo menos, cierto grado de fiasco. En 132 años –desde el asalto a Antofagasta en 1879-, la política marítima boliviana ha oscilado entre el lamento boliviano –bilateral, trilateral, multilateral y polifónico- que ha malgastado tiempo, dinero y talento diplomático en intentar que Chile reconozca que existen problemas pendientes con Bolivia; la demagogia patriotera que usa la herida marítima como anzuelo providencial para mantener la mirada ciudadana lejos del problema medular: el atraso y la ineptitud por superarlo; y el complejo freudiano que empuja a echar la culpa a otros –“al pirata araucano”- por la inveterada incompetencia gubernamental, y que nunca ha tenido la decencia de la autocrítica, acción que mordería a cualquier conciencia humildemente ética. Al final de cuentas, las pocas veces que nuestros cancilleres se miraron las caras en serio, Bolivia no llevaba una propuesta viable que no fuese su queja telúrica, mientras Chile hacía lo que cualquier otro país haría, hacerse el difícil por falta de una proposición que seduzca sus requiebros. Resulta ocioso acusar a otro país por defender sus intereses y no los nuestros; de aquellos deberíamos ocuparnos nosotros, pero en serio.

Al observar con pavor el recorrido extraviado del actual régimen, es fácil desnudar el ropaje demagógico de su posición en torno a este tema. El escenario de la nueva rabieta náutica fue por demás sospechoso: se anunciaron acciones legales a escala global contra la tozudez chilena horas después que se aseguraba a un periódico chileno que se priorizaría el diálogo bilateral, a poco de conocerse que la popularidad del gobierno se hallaba al borde del desahucio, cuando las inversiones muestran números rojos (pese a que la vitrina ostenta 10.000 millones de dólares en reservas, pero sólo para el spot), justo el día en que se recordaba la herida abierta del mar perdido. En general, todas las fechas con algún valor histórico, han sido usadas desde siempre para desbocar sentimientos patrioteros que terminan con vivas al visionario caudillo de turno -populista o elitista, da lo mismo-, y verbenas donde la embriaguez ideológica continúa con algo más de coherencia.

En ese entorno, aquel 23 de marzo se presentó la inmejorable y solemne oportunidad para descarriar, nuevamente, la incontinencia demagógica: la corte reunida, las cámaras atentas. Entonces, sobrevino el naufragio. La queja eterna, la suculenta diatriba, la arenga melosa. La conclusión era obvia: Chile es el culpable. Luego, sobrevino el exabrupto diplomático: ¡acciones legales! Todos aplaudieron, conmovidos. Por si fuera poco, la demagogia fue tan certera (es en lo único en que se ha demostrado sobrada eficiencia) que incluso despertó las voces de intelectuales de talla quienes, con candidez pueril y sin atisbar que se trata de una nueva emboscada (una de cientos), se han zambullido a apoyar el resoplido felón para acusar a Chile de actuar, desde siempre, de mala fe.

La pregunta que nadie hizo en ese instante se fermenta de madura: ¿Y la estrategia legal? Siendo medianamente serios, si un mandatario echa a volar la partida festiva que jugada durante cinco años, a voz en cuello y a todo el mundo, se esperaría que exista una propuesta meditada y adecuadamente pulcra. No, tal propuesta no existe y si se hace –¿?- tardaría algunos años, según explican quienes realmente saben. Más aún, si se conoce que cualquier acción legal debe contemplar, de forma obligatoria e imprescindible, la venia de ambas partes, y Chile no está dispuesto a ceder, ¿por qué embarcarse en un nuevo duelo verbal con Chile y anunciar un nuevo arrebato planetario? ¿Jugada maestra de una diplomacia visionaria o demagogia pedestre?

No, no es Chile el que nos ha hecho perder el tiempo, ha sido esa práctica arcaica e insana de tocar tambores de guerra en el abyecto propósito de evitar que se extinga el aplauso popular. Al final, terminamos siempre yendo a la batalla, militar o diplomática, sin norte ni concierto, con una mano adelante y otra atrás. Que el contendiente ocasional no nos haga caso, no es culpa suya, sino nuestra.

En medio de esta atmósfera cacofónica y viciada, alguien dijo hace poco que “en el pueblo boliviano existe el sentimiento profundo de la reivindicación marítima y que nunca se cederá ante el usurpador. La causa marítima es sagrada”. En realidad, esa es una sobrada sandez, expresión del vicio malsano de vivir mirando el pasado, ahora patentado por el oscurantismo oficial. Lo que existe en el alma nacional es el hastío milenario por los discursos, las negociaciones y las horas cívicas que han multiplicado fracasos y bostezos. Lo cierto es que la diplomacia de ajedrez, más sigilosa que efectiva, ha fracasado, lo mismo que la diplomacia de la histeria chauvinista, siempre pintoresca y mórbida.

No quieren hablar de soberanía, corean indignados. En rigor, jamás lo harían, tampoco nosotros si el caso fuese a la inversa. Se trata de un conflicto de intereses, no de buena o mala fe, de manera que debe encararse la solución buscando el mejor interés de las partes involucradas. Si el acuerdo genera beneficios, centralmente económicos, caen las armaduras y se habla sobre lo que sea. Pero para eso, se necesita una verdadera Política de Estado, no extravagantes homilías de artificio.

En vez de navegar en operetas y elegantes imposturas, o en andanadas retóricas que a la larga nos condenarán a una cuarentena internacional, necesitamos de una diplomacia que nos vincule con el mundo a través de tratados y convenios internacionales que permitan aumentar el caudal de inversiones y robustecer nuestro aparato productivo y exportador, además –y no es poco- de nutrirnos del desarrollo científico y tecnológicos mundial; al tiempo de contribuir a la cultura universal con nuestra colorida riqueza, reducida hasta ahora a un inmenso museo viviente que sólo produce quejidos y amenazas apocalípticas.

El uso demagógico que se hace del tema del mar, en el afán de encender el moribundo apoyo popular, expresa que Bolivia sigue viviendo en tiempos premodernos, en los cuales la impostura, el engaño, la prebenda, la conspiración, la calumnia y el abuso son las verdaderas instituciones públicas. Es como tocar una pesadilla resucitada. De cambio, nada. En rigor, una aterradora encarnación de todos las perversiones del pasado que parecen hostigarnos como fantasmas penitentes.

De espaldas a la realidad mundial que prioriza los acuerdos regionales en la perspectiva de buscar una inserción adecuada y próspera en el escenario global, nos negamos a entender que el problema del mar podría ser resuelto, por ejemplo, dentro de un acuerdo de integración económica tripartito (Bolivia, Chile y Perú) que podría convertir a esta subregión en un importante centro energético, comercial y turístico. Lejos del bárbaro nacionalismo cultural (mi diablada, mi charango, mi bandera…), ha llegado la hora de mirar la realidad real, no la del spot ni del ilusionismo de feria, y descubrir que entre los tres países existen lazos geográficos, económicos, culturales e históricos que debieran servir de base para la edificación de un amplio y provechoso proceso de integración. De ahí que debería estudiarse la posibilidad de un acuerdo de integración que convierta el problema en oportunidad, donde cada quien encuentre algún tipo de beneficio para sus pueblos. Esa, sin duda, podría constituirse en la base de una propuesta no sólo decorosa, sino viable.

Ya es tiempo que los ciudadanos nos sacudamos de las modas de temporada (gas, litio, ahora mar) que fabrican, desde siempre, penosos vendedores de humo, en su afán de remontar unos cuantos puntos en las encuestas, para llevarnos de la nariz a la próxima hora cívica o a la errabunda movilización que únicamente multiplica ampollas y frustraciones, evitando que veamos lo que siempre existió: atraso, y así seguir en el eterno festín del poder que solo ha fabricado ensueños y opulentos cortesanos.

Algo más. El nuevo festival demagógico que ahora contemplamos con espanto, es el signo inequívoco de que el régimen se agota, de ahí su patológico apetito por confeccionar un nuevo enemigo. Como ya se acabaron los enemigos internos –aunque la siniestra creatividad siempre puede sorprendernos-, hay que buscarlos fuera, y como el imperialismo está bastante lejos, y los arrebatos soberanos ya no conmueven a nadie, es mejor buscar en el vecindario y qué mejor que “el pirata que nos arrebató, a traición, nuestro sagrado mar”, todo con el fin de mantener movilizada a la masa y así evitar que mire su realidad y descubran la estafa.

En vez de seguir salivando cada vez que la autocracia de turno toca la campana, los ciudadanos deberíamos comenzar a reconstituir la institucionalidad democrática, eternamente deformada a gusto de fúnebres benefactores, comenzando por partidos políticos democráticos -en lo programático, organizativo y en el liderazgo, en ese orden-, lejos del asfixiante monólogo del pensamiento único, la santería ideológica y del omnipresente caudillo, para construir una verdadera República Democrática -nada de simbolismo fatuo-, que deje de ser hija de nadie y manoseada por cualquiera. Ahí recién podremos hablar del mar con la seriedad requerida y, sin duda, llegará el momento de bañarnos en sus aguas como ciudadanos libres, lejos del naufragio al que nos han condenado los perpetuos patriarcas del atraso.

frases lapidarias utiliza Estremadoiro para referirse al Canciller "mejor lo haría chamán". necesitamos de Brasil pra llegar a ambos océanos. fijar una política de estado "ladrido a la luna" es la soberanía


En el Gobierno de Evo Morales se destaca el cambio del enfoque multilateral en reclamar acceso soberano al mar. Poco se ha logrado con el arrumaco bilateral con el usurpador de 1879. Ahora vuelven las andanadas de improperios, tirando por la borda el palabrerío zalamero y el dinero invertido. 
De vuelta a la multilateralidad, dicen. Disfrazan el fracaso acusando a Chile de engaño, como si incluir el tema del mar en la agenda de 13 puntos significase lograr acceso marítimo con soberanía. Maquillan la frustración con propaganda de voces aisladas que en el vecino país han favorecido reparar la injusticia con Bolivia. Ocultan el papelón instando a estudiosos a llenar estantes, sin ocuparse de averiguar si los diplomáticos nuestros han leído a Pinochet y su tesis de que Bolivia nunca tuvo mar.
Disimulan la bofetada invitando a ex mandatarios a integrar comisiones de expertos, cuando estos están atontados por los acosos judiciales del régimen.
Algo de la inefectividad boliviana tiene que ver con declaraciones del canciller de micrófono que es el Presidente. “Aquí no usamos el tema del mar como lo hicieron las dictaduras de Bolivia y Chile”, remarcó. Le salió al frente un excanciller chileno, opositor del presidente Piñera, quien apuntó a que la política exterior de su país “es una política de Estado, y no de gobierno, y todos, gobierno y oposición, de derechas o izquierdas, compartimos una sola doctrina…”.       
No se puede volver a la ilusa diplomacia pendular que ha hipnotizado a Bolivia en su relación con Chile y Perú, desde que en 1929 el uno pusiera el candado y el otro guardara la llave del encierro. El juego de estar bien con uno para incomodar al otro, o viceversa. El gallito pendenciero en que se ha convertido el país, logro del Gobierno de Evo Morales, ahora los tiene refunfuñando a ambos.
Urge cambiar la estrategia en relación al acceso marítimo. Fijar una política de Estado, difícil en una Bolivia con políticos adictos a construir todo de nuevo sobre la destrucción demonizada de lo precedente.
Uno, como si fuera novedad se habla de esfuerzos trilaterales que incluyan a Chile y Perú. ¡Por supuesto! Con Chile, la agenda de 13 puntos debe continuar sin insistir en soberanía, ladrido a la luna que es por ahora. La posición boliviana debe acoplar fuerza a la razón, parafraseando la amenazadora frase del escudo chileno. No es batir revanchistas tambores decimonónicos decirlo: Sólo mejorando a favor nuestro la balanza del poderío económico podrá modificarse el mapa donde confluyen los actores de 1879.
Con Perú urge desarrollar el puerto de Ilo en cuanto a terminal portuaria e infraestructura de carreteras, no para amenazar a iquiqueños y ariqueños con puerto alternativo, sino porque el desarrollo de Bolivia lo requerirá. Amén de que el mar peruano cedido a Bolivia deje de ser útil sólo para remojar callos de visitantes mediterráneos.     
Dos, estos días pasó desapercibida la noticia de avances del corredor interoceánico que vincula Brasil con Chile, a través de Bolivia. La politiquería altiplánica relegó a tercer plano lo que fuera la primera opción brasileña: Por la cintura del continente sudamericano, cual un Canal de Panamá terrestre que uniera el puerto de Santos con Arica e Iquique por territorio boliviano.
Entonces, Brasil apuró el corredor sureño a través del norte argentino hasta el megapuerto de Mejillones. Se añadió insulto a la injuria, cuando Evo Morales fue convidado de piedra en la cumbre brasileño-peruana para dar impulso al corredor norteño, que apenas toca un vértice olvidado de la geografía nacional –Bolpebra-- en su marcha a puertos peruanos.
Urge recomponer las relaciones con Brasilia, para uncir nuestro carretón al convoy brasileño en camino a los mercados de Asia.
Una cosa es Chile dando un portazo a Bolivia; otra muy distinta, a Brasil. Puede tomar tiempo, luego de la pose a la Mussolini de tomar militarmente los campos de Petrobrás. Fue hipócrita pachamamismo oponerse a represas hidroeléctricas en el río Madera, que significarían acceso al Atlántico por el Amazonas, mediante esclusas que abran el interior boliviano hasta Puerto Villarroel y Puerto Linares por los ríos Beni y Mamoré. ¿Acaso no requerimos la aquiescencia brasileña para dragar canales y rellenar terrenos anegadizos para construir dársenas en Puerto Suárez, Puerto Aguirre y Puerto Busch? Si Brasil quiere llegar a mercados asiáticos por territorio boliviano, pues remolquen a Bolivia al Pacífico y abran la puerta al Atlántico por el río-mar y la hidrovía Paraguay-Paraná.
Tales deberían ser los puntales de una política de Estado boliviana referente al acceso marítimo. Requiere de buen gobierno que no sea ajeno a consistencia y estabilidad, transitar a una política de Estado que dé un enfoque bilateral o trilateral anclado en una Bolivia llorona, un Chile altanero y un Perú solapado, evolucione a un cuadrilátero bioceánico que incluya al poderoso Brasil.
Demanda el cambio de un canciller que estaría mejor de chamán del pachamamismo. Exige estar chitón a mandatario dado a entrometerse en diplomacia, quizá confiado en su “le meto nomás” y que otros arreglen sus metidas de pata. Necesita diplomáticos de carrera que así fueran más morenitos que los de antes, no hayan llegado a embajadores como premio a su incapacidad, o enviados a un exilio dorado por corruptelas, o por tener la nariz parda de tanto hozar con adulación el traste de mandamases.  
  
  
El autor es antropólogo
www.winstonestremadoiro.com  winstonest@yahoo.com.mx

miércoles, 6 de abril de 2011

Centa Reck reflexiona sobre los últimos acontecimientos en su art. AMARGO MAR en su condición de Senadora por el Departamento de Santa Cruz. Muy revelador

AMARGO MAR. POR CENTA RECK. SENADORA POR SANTA CRUZ


Restos de Abaroa Día del Mar

Espero que esta opinión no me haga susceptible de un proceso por “traición a la patria“: delito transgénico de última generación con el que el gobierno intenta censurar, acallar voces críticas y generar un ambiente de susceptibilidad hasta el terror.  [Image]Pese al riesgo, sigo y seguiré sosteniendo que la agenda del mar está planteada desde esferas del gobierno como una respuesta coyuntural a la baja popularidad que registra el presidente y su gobierno. Es el sartén con el que el ejecutivo intenta sacar las papas que se están quemando y tender una cortina de humo a las protestas sociales, multitudinarias y permanentes que por temas de salario y alza de producto están librando los asalariados y sectores sindicales de Bolivia.Para que el tema siga en agenda todos los días se aumentan las revoluciones por segundo que este debe tener. Ayer se nombró un director del tema marítimo, nombramiento que cayó en la figura de quien fungía como ministro de gobierno hasta horas antes, tal vez para mostrar que el tema es de vital importancia para el gobierno. Nos preguntamos, porqué este tema cobró tan tardía importancia en el gobierno, y porqué otros temas como el narcotráfico, corrupción etc, no merecen la atención que este tema está suscitando en esferas gubernamentales.Claro que tenemos que concluir que aquí hay gato encerrado, que no es la reivindicación per se la que le quita el sueño al gobierno, sino la agenda de reclamos populares que puede invisibilizar esta súbita vocación reivindicativa que ha tomado el gobierno respecto a nuestro enclaustramiento marítimo. Para completar el cuadro, el Ejecutivo agendó también a los ex presidentes que todavía circulan en el territorio nacional. Les agendó una reunión para tratar el tema marítimo. Lo surrealista es que todos los citados, menos la sra Gueiler, están siendo procesados, quizás la sra Gueiler quedó afuera por su edad avanzada. Por otro lado, justo el día antes de esta decisión, desde esferas del gobierno se rasgaron las vestiduras porque un grupo de parlamentarios viajó a EE.UU a plantear denuncias sobre violaciones del gobierno a los derechos humanos, se dijo que estos deberían ser sujetos a un juicio porque entre otras acciones se habrían reunido con el ex presidente Gonzalo Sánches de Lozada, calificado como un “procesado”. Vaya, vaya, no entendemos la lógica del gobierno, ¿o sea que ellos pueden darle asiento en palacio a sus procesados, para que hablen y se conviertan en pilares de la política marítima o en actores del reparto de su última pieza de teatro, pero los parlamentarios no pueden hablar fuera del país con quienes están siendo procesados? ¿O sea que ellos pueden darle credibilidad a los ex presidentes enjuiciados, pero por otro lado los están convirtiendo en sujetos pasibles de actos delincuenciales por acciones tomadas en sus mandatos?Algo anda mal aquí, no hay lógica que sustente este accionar… algo anda muy mal en este concierto desorejado… ¿será que la pieza intitulada “Amargo Mar”, no tiene otros actores de reparto? Y capaz que los actores de reparto concurren a la convocatorio que los convierte en el trapo rojo para evadir al toro que nadie quiere agarrar por las astas.

el fracaso de los 13 confidenciales de la agenda del MAS y la necesidad de MAS por justicia y economía. Carlos Toranzo desde LT


Como si fuera poco, ahora nos encontramos con una especie de tercera “eme”. Es la que sigue a Misicuni, Mutún, la “eme” de mar.
Las interpretaciones de que éste tema ha salido la luz como consecuencia de la baja de popularidad del Presidente son simplemente tardías y hasta cierto punto equívocas.
El tema del mar mueve corazones es verdad, pero también mueve razones y esas razones son precisamente las que han fallado.
Los trece puntos que estaban en la agenda y supuestamente estaban siendo discutidos --in extenso-- por los cancilleres y su vices, ya partían de la equivocación; eran trece puntos y no menos, el trece es de mala suerte en todo caso, ¿novequé? Estos trece puntos han sido guardados como hueso de santo en algún escrito y no han sido presentados a la ciudadanía.
Repetidamente, se ha dicho que el tema es delicado y que por esa razón las conversaciones estaban siendo tratadas con la más profunda confidencialidad.
Uno puede aceptar que hay temas que no son de divulgación popular por ser o muy riesgosos o no muy madurados o que requieren de un consenso menos público. Pero el tema del mar no debería ser un tema de agendas secretas. Creo que el Gobierno ha cometido un error al no haber abierto el tema a un grupo selecto de académicos, políticos e investigadores y desde esa palestra enfrentar el tema marítimo. Por no haberlo hecho, ahora debe pagar las consecuencias de malas interpretaciones y de tardíos lamentos.
Bolivia no necesita la salida al mar por emociones, por cariño ni por frustración centenaria. Bolivia necesita la salida al mar por razones económicas y razones de justicia geográfica.
Lo que ahora hace el Gobierno parece que debería ser el inicio de todo acercamiento a Chile, con una comisión mixta parlamentaria y con un temario elaborado por esa comisión.
Ningún gobierno se ha molestado seriamente en hacer del tema marítimo un tema de estudio robusto y serio. El tribunal de La Haya puede perfectamente fallar a favor de Chile y entonces ¿qué? ¿Llevamos La Haya a los tribunales superiores?
La salida al mar no es un tema fácil de solucionar, hay demasiados intereses nacionalistas en medio tanto de parte nuestra como de parte de Chile. Los chilenos pueden perfectamente argumentar que conceder territorio es regalar un trozo de su patria. Los bolivianos argumentamos perfectamente que tenemos el derecho a tener acceso al mar por territorios que fueron ocupados por Chile.
Lo que se requiere, además a la brevedad, es que se organice una comisión mixta de bolivianos que no sean ni del MAS ni del Menos, que demuestre nuestra unidad tanto académica como política frente a lo que se puede avecinar.
Chile tiene experiencia de haber discutido con la Argentina y haber llegado a buen puerto. Nosotros queremos lo mismo; llegar a un puerto que sea capaz de hablar por sí mismo de que los vecinos son realmente grandes amigos. Las cancillerías pueden hablar todo lo que quieran pero eso no será suficiente. El mar es mucho más que un tema para ser hablado privadamente. 
 
El autor es economista

martes, 5 de abril de 2011

Los Tiempos se refiere al giro que ha tomado el tema de la Reivindicación Marítima desde el 23 de marzo. con precisión muestra los conflictos del MAS y el pretexto del MAR para frenarlos en parte

Quienes tienen en sus manos tan delicado asunto no deben caer en la tentación de alentar el espíritu patriótico para atemperar los conflictos internos
El súbito giro dado durante las últimas semanas por el Gobierno Nacional al tema marítimo ha ocasionado el desplazamiento a un segundo plano en la agenda pública nacional de muchos temas que, hasta hace algo más de 15 días, se ubicaban en el centro de la atención colectiva.
Como es fácil recordar, antes del 23 de marzo la atención de todo el país estaba concentrada en asuntos tan conflictivos como las demandas salariales y de los universitarios y sus correspondientes marchas, huelgas y otras medidas de presión; los reclusos estaban en estado de emergencia y no había día sin que algún titular periodístico dé cuenta de las fisuras que aumentaban en cantidad y profundidad en el bloque gubernamental, desde la cúpula ministerial hasta los “movimientos sociales” que lo sostienen.
En el frente jurídico legal, que durante los últimos cinco años tantos réditos brindó al MAS, estaba también llamando la atención por los continuos reveses que recibían en los estrados judiciales los operadores del oficialismo. El caso Rosza ya sólo daba motivos de malestar en círculos oficiales; ya escasean los pretextos para prolongar la irregular detención de Leopoldo Fernández; los juicios de responsabilidades contra expresidentes tampoco tienen suficientes bases para cumplir la función distractiva y cada nueva ofensiva legal contra políticos opositores sólo logra socavar aún más la ya muy deteriorada credibilidad gubernamental.
El panorama en el frente externo hasta hace 15 días no era mejor. El caso Sanabria y la posibilidad de que sus manchas salpiquen a niveles jerárquicos del círculo gubernamental; la decisión de Brasil y Chile de tomar en sus propias manos la lucha contra las mafias del narcotráfico que operan en nuestro país, y la inocultable disminución del peso específico en el escenario internacional de sus principales aliados son otros temas que resultaron opacados por el vigor con el que el tema marítimo se puso en el centro de la atención colectiva.
No es la primera vez que algo así ocurre en nuestra agitada historia republicana. Por el contrario, son tan fuertes los sentimientos y resentimientos patrióticos y chauvinistas que se encienden con la sola mención a nuestra causa marítima que prácticamente desde que el 14 de febrero de 1879 se iniciara la Guerra del Pacífico y con ella la tragedia de nuestro enclaustramiento geográfico, que el tema adquiere nueva actualidad una y otra vez.
Lamentablemente, lo que enseña la historia al respecto no es muy alentador. Es que, por lo menos hasta ahora, el fervor patriótico y la uniformidad de criterios que éste genera suele durar mucho menos de lo que haría falta para que se traduzca en una política de Estado capaz de trascender los circunstanciales vaivenes de ocasionados por nuestras pugnas internas.
Para que esa penosa historia no se repita, bueno sería que quienes tienen en sus manos tan delicado asunto eviten caer en la tentación, como muchos de sus antecesores, de alentar el espíritu patriótico sólo para atemperar los conflictos internos pues, como lo enseña la historia, los asuntos que quedan opacados por la agenda marítima tarde o temprano recuperan actualidad con renovados bríos para exigir la atención que por un tiempo se les negó.