jueves, 21 de abril de 2011

Guillermo Tineo nos ofrece otra visión del Abrazo de Charaña contenida en un libro del Dr. Walter Guevara Arce. "La trición de Charaña" que está publicado pero que no se conoce mucho

El doctor Wálter Guevara Arze, que abominaba los eufemismos y gustaba de llamar las cosas por su nombre, describió el abrazo de referencia como la ‘rendición de Charaña’ y expuso sus prontos justificativos en su libro Radiografía de la negociación con Chile.
Todo empezó en 1974, cuando el general Banzer, sintiéndose Luis XIV (el rey Sol), expresó: “Yo soy Bolivia. El que no está conmigo está contra Bolivia”. Y como el dictador estaba plenamente convencido de que la prepotencia da derechos, agregó: “Yo fui quien propuso al general Pinochet la reanudación de relaciones. Yo no tenía el consentimiento del gabinete ni de las FFAA ni de nadie…”. Sin embargo, cuando sobrevino la rendición de Charaña al egocéntrico dictador le faltó pundonor militar para admitir el retundo fracaso de su proyecto de traer el mar en el bolsillo y pese a ello siguió de presidente, que era su principal objetivo. Por entonces la oposición estaba en el exilio o descansaba en los cementerios.
Las relaciones diplomáticas con Chile estaban interrumpidas desde abril de 1962, debido a que nuestros buenos vecinos procedieron, motu proprio, a desviar las aguas de dominio compartido del río Lauca, que nacen en el lago Chungará (Chile) y mueren en el Salar de Coipasa (Bolivia), y desde entonces las aprovechan como si fueran de su exclusiva propiedad. Incluso calman su sed con las aguas dulces que contrabandean de nuestros manantiales del Silala, sin pagar un solo céntimo. No hay duda: el mayor recurso natural que posee Chile son los chilenos. El espíritu del colonialista Abraham Koning guía sus pasos...
Se dice que la rendición de Charaña fue un gol de media cancha que metió el general Pinochet (‘augusto’ dictador que de geopolítica sabía mucho) a nuestro dictador (‘diminuto chiquitano’, al decir de Luis García Meza), que apenas conocía la geografía del país. Aunque más coherente es hablar de un autogol, que no pudo evitarse, no obstante la defensa que intentó el ‘grupo de los cien’, equipo compuesto por expresidentes, excancilleres, jefes de partido, escritores, historiadores, etc., “que se suponía que estaban informados respecto al problema de nuestra mediterraneidad y sus posibles soluciones”
Nuestra historia sociopolítica, que es cíclica, 36 años después de la rendición de Charaña, coloca nuevamente el tema de la negociación con Chile sobre el tapete de la discusión. El presidente Morales, sin abandonar el diálogo directo, ha propuesto someter nuestro ‘derecho al mar’ a la consideración de tribunales internacionales. Solo que esta vez se acude al consentimiento del gabinete, a la Asamblea Legislativa Plurinacional, al pueblo y también a un consejo consultivo similar al grupo de los cien, cuyas recomendaciones no irán al vertedero como en la época de Banzer.
La propuesta presidencial, como era previsible, activó los anticuerpos de la oposición que, además de impugnarla en su integridad, ha llevado su protesta al plano de la ofensa aleve contra el presidente, a quien calificó de ‘hazmerreír internacional’, buscando, a través del insulto, afectar su liderazgo. Es lo que se dice, ¡gajes de la democracia!
Pero existen mecanismos para contrarrestar la guerra sucia. Uno sería retirar la propuesta y/o congelarla sine die (sin plazo) y, otra, convocar al soberano a las urnas para que con su voto dirima si continuamos sumando años al diálogo de sordos o si sentamos a Chile en el banquillo de los acusados. Solo que en este caso el laudo arbitral que emita el tribunal internacional, blanco o negro, tendrá fuerza vinculante y calidad de inapelable. Es decir, no podrá ser revisado ni por la corte celestial. Y una aclaración personal: quien esto escribe no pertenece a los registros del MAS, ni falta que hace. La única afiliación es con la causa del pueblo.

* Librepensador

miércoles, 20 de abril de 2011

Diego Ayo ha realizado un estudio de la situación en que se halla el tema marítimo y divide en 7 las opciones en forma de aporte valioso a la discusión del asunto

En este breve artículo se intenta ver, desde la óptica de un ciudadano preocupado más que desde el lente de un experto, que hay distintas posibilidades de salida al mar. Su discusión debería ser de absoluta prioridad nacional. No lo ha sido por la simple razón de que este tema siempre ha servido como catapulta política coyuntural. Es mejor sincerarnos y darnos cuenta de que los intereses faccionales (partidarios) han primado sobre el interés boliviano. Hoy se requiere debatir las posibles opciones, ofreciendo, desde el Gobierno, una propuesta de política de Estado seria y, desde la sociedad civil, la necesidad y derecho de participar en un referéndum que defina lo que queremos los bolivianos.

Hay siete posibilidades para acceder a un puerto. Se intenta ver qué nivel de factibilidad y prioridad tiene cada una de ellas.

1. La opción guerrera no tiene respaldo de ningún tipo. Aún de tener adherentes se enfrentaría con condiciones de absoluta desventaja. De acuerdo a los guarismos del International Institute for Strategic Studies (IISS), Chile destina alrededor de un 3,5 por ciento de su PIB a compras para la defensa frente al 0,1 por ciento de nuestro país. Prioridad 7.

2. La opción pacifista es la que se ha venido defendiendo de modo bilateral en los últimos cinco años, aunque se lo hizo de forma multilateral en la OEA desde 1979. Los resultados son los de siempre desde los avances de 1950, el famoso “abrazo de Charaña” de 1975 o el “enfoque fresco” de 1987: no hay salida alguna. Ni habrá. Prioridad 6.

3. La opción de guerra sucia consistiría en subir los aranceles de los productos que ingresan de Arica e Iquique (téngase en cuenta que casi _ partes del comercio de Arica transcurre hacia Bolivia) y prohibir el paso de mercancías bolivianas por ese puerto; impedir el paso de las aguas del Silala al país vecino hasta que no cancelen por su uso desde comienzos del siglo XX y/o no se comercialice ni una molécula de gas con destino chileno.

Ninguna de estas propuestas tiene mucho sentido. Téngase presente que el comercio con Arica se ha duplicado de 2004 a 2009. Incluso se tiene certeza de que se está atrayendo mercaderías que salían por la Hidrovía Paraná-Paraguay. Vale decir, este puerto fue y sigue siendo la salida “natural” para Bolivia. Tampoco parece viable impedir el flujo de aguas del Silala, mientras no se dictamine internacionalmente si se trata de un río o de un canal. La posición boliviana fue clara: se trata de aguas compartidas. Grueso error. Finalmente, ya vimos que no exportar gas a Chile no es algo que los desaliente. Ya importan GNL desde finales de 2009 en la terminal de Quinteros. Prioridad 5.

4. La opción de canje territorial con soberanía, esta posibilidad no se discute por temor a las repercusiones políticas internas. ¿Podría pensarse en tener co-soberanía con Chile en la posesión del Salar de Uyuni? ¿O que se les otorgue un enclave en el territorio de salida al Atlántico (la Hidrovía Paraguay Paraná) o algo similar a definirlo internamente y luego discutido con ellos?

Ambos países podríamos ganar. No recuperaríamos territorio, pues se ganaría la misma cantidad que se cedería, pero tendríamos salida soberana al Pacífico. Prioridad 4.

5. La opción pragmática se discutió. El presidente Lagos ofreció una salida del gas boliviano por Puerto Patillos. Definitivamente no se habló de soberanía, lo que llevó a que el actual Presidente, en su condición de líder social, se oponga rotundamente. Pero, hasta donde entiendo, la otorgación de este puerto conllevaba derechos cuasi soberanos: uso de puerto con personal boliviano; aplicación de las leyes bolivianas; implementación de un régimen impositivo boliviano, etc. O sea, cesión ampliamente favorable al país pero sin que medie la palabrita mágica (u obstruccionista) de: soberanía. No lo sería en el papel pero si en los hechos. No se puede descartar esta posibilidad por un empecinamiento que en más de 100 años no dio resultado alguno. Prioridad 3.


6. La opción de diversificación de alternativas a los puertos de Chile, se seguiría usando los puertos chilenos pero simultáneamente con más hechos que palabras, se procedería a invertir una gruesa porción de la torta presupuestaria boliviana en poner en perfectas condiciones a Ilo y en continuar con el impulso logrado hasta el presente en la Hidrovía Paraguay Paraná.

Se deberían ofrecer incentivos a los exportadores (en forma de subsidios directos o reducciones impositivas). Una estrategia trabajada seriamente en este sentido con seguridad ofrecería una sólida opción de salida paulatinamente sustitutiva de lo que ofrece Chile (o al menos complementaria, impidiendo el virtual monopolio chileno). Prioridad 2.

7. La opción de pleito jurídico, brillante opción. Es la sustentada por el señor Víctor Chávez y es la que compromete actualmente al Gobierno. No dudo que haya razones políticas involucradas en esta sorpresiva decisión nacional (la pérdida de legitimidad presidencial), sin embargo, ello no desdice la genial alternativa que tenemos los bolivianos enfrente. Posiblemente no sea una propuesta tan radiante una vez que se conozcan más detalles. No lo sé, pero lo que se entiende hasta el momento es cautivante:

el paralelo 24 no estaría siquiera mencionado en el Tratado de Paz y Amistad de 1904. Ello equivale, a que una franja de 20 kilómetros en Atacama además de seis islas pertenecerían a Bolivia. Algún detalle adicional no es de menor importancia: la cesión a perpetuidad de los territorios perdidos en guerra sin mencionarse la palabra soberanía. Se va a proceder a iniciar una demanda en el Tribunal Internacional de la Haya. Podría durar algunos años y tiene la desventaja de que una posible derrota sería el final de cualquier atisbo de salida soberana al mar (excepción del canje). Esperemos que no sea así. Me gusta imaginar el festejo que tendríamos si el fallo nos fuese favorable. Ojalá. Prioridad 1.

El autor es profesor de la UMSA.

lunes, 18 de abril de 2011

también OPINION editorialmente reclama por una política seria sobre la Reivindicación Marítima en la que Chile viene trabajando desde siempre y se debe meditar sobre la demanda jurídica que no es cosa fácil

Por el desarrollo de las negociaciones, o más bien por su interrupción, entre comisiones de diverso nivel de Bolivia y Chile, parece que la “agenda de trece puntos” ya no es una alternativa para la demanda boliviana de una costa soberana, que compense el vasto territorio apropiado por la invasión chilena en 1879. Se sigue hablando de diálogo, pero sin el entusiasmo de los meses pasados, y en los gobiernos de los dos países se prepara argumentos para una eventual disputa en tribunales internacionales.

El primero en cambiar de táctica debido a la reiteración de la diplomacia chilena de que no cederá soberanía en lo que  considera su terriltorio y que ni siquiera se hablará de ella.

Ante esta situación, en los palacios de gobierno y las cancillerías parece haber una febril actividad. En Bolivia preparando una demanda y en Chile, la defensa del estado de las fronteras actuales.

Bolivia tiene toda la razón histórica, moral y desde todo punto de vista, para exigir su derecho a puerto soberano en el Pacífico y obtenerlo. Viendo este problema con simpleza, aparentemente nuestro país tiene todas las de ganar. Sin embargo, como sucede en muchos diferendos internacionales e incluso en tribunales de la justicia común, no siempre el que tiene la verdad sale victorioso. Puede suceder que el tribunal internacional falle a favor de quien tiene el más fuerte equipo de abogados, lobbystas expertos y dinero, mucho dinero.

En el caso de Chile y Bolivia, la diferencia de estos recursos y otros, es muy grande. Los chilenos tienen prácticamente lista su defensa desde hace décadas, formada por equipos de especialistas hábiles, eficientes relaciones internacionales, disponen de una diplomacia habilísima repartida por todo el mundo, y están dispuestos a invertir muchísimo dinero. Bolivia deberá recurrir a oficinas de abogados de otros países, que cobran honorarios altísimos, y evidentemente no representarán a su país, sino a un cliente al que cobrarán sin depender el resultado.

En estas condiciones, sin declararse pesimistas o dubitativos por el derecho marítimo, los bolivianos deben meditar profundamente la pertinencia de la demanda jurídica internacional y tener en cuenta que si el fallo es desfavorable, habrá terminado para siempre el derecho de reclamar la costa perdida en una injusta agresión bélica.

domingo, 17 de abril de 2011

LOS TIEMPOS reclama que pasados los conflictos le otorgue al tema del MAR la importancia debida porque el tiempo corre desterrando la improvisación y construyendo una estrategia de largo plazo

Es de esperar que una vez superados los conflictos, que ahora afectan al país, el Gobierno vuelva a otorgar a este tema la debida atención

El artículo 267 de la Constitución Política del Estado dispone que el “Estado boliviano declara su derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo” y que “la solución efectiva al diferendo marítimo a través de medios pacíficos y el ejercicio pleno de la soberanía sobre dicho territorio constituyen objetivos permanentes e irrenunciables del Estado Boliviano”.

Por otra parte, entre las atribuciones que se otorga al Presidente del Estado se encuentra la de “dirigir la política exterior; suscribir tratados internacionales; nombrar servidores públicos, diplomáticos y consulares de acuerdo a la ley; y admitir a los funcionarios extranjeros en general” (Art. 172/5) y que los tratados internacionales que impliquen cuestiones limítrofes requieren de su aprobación “mediante referendo popular vinculante” previo a su ratificación (Art. 257/II), y el artículo 260 dispone que la denuncia de los tratados internacionales “deberá ser aprobada por la Asamblea Legislativa Plurinacional antes de ser ejecutada” por el Presidente del Estado.

Las referencias anteriores muestran que el cambio de estrategia anunciado por el Gobierno el pasado 23 de marzo para buscar una salida soberana al mar exige que, al necesario debate político que se propone desarrollar en el país, siga un riguroso proceso jurídico que es eminentemente técnico.

Para ello, es preciso especificar que el momento actual es consecuencia de que luego del inicial entusiasmo, por lo que se creía significaba inaugurar una presunta nueva época de relacionamiento internacional (denominada “diplomacia de los pueblos”), ha sobrevenido un sentimiento de frustración al constatarse que ha habido una diferente percepción del tiempo político entre los equipos boliviano y chileno para encarar la demanda marítima boliviana.

Esta inmersión en la realidad ha provocado que, en el ámbito donde se adoptan decisiones, se constate, finalmente, la necesidad de contar para el tratamiento de este medular tema boliviano con el aporte de los expresidentes del país y, más adelante, de los excancilleres y de expertos (de los que, más allá de simbólicas declaraciones, carece actualmente el Gobierno) para diseñar una estrategia de consenso que nos permita cumplir a plenitud el mandato constitucional mencionado.

Pero, esto será posible si, como se insiste en diversos ámbitos, por un lado, se destierra la improvisación y un artificial protagonismo, variables que siempre acechan peligrosamente el campo político; y se acepta, por otro lado, que si el objetivo es construir una estrategia nacional de largo plazo, lo que se requiere es acercar criterios divergentes, para lo cual se debe asumir que nadie tiene el monopolio del patriotismo ni del saber.

En este contexto, es de esperar que una vez superados los conflictos que ahora afectan al país, el Gobierno vuelva a otorgar a este tema la debida atención, más aún cuando tanto en Chile como en Perú –el que será, más temprano que tarde, el tercer invitado en estas negociaciones– hay una serie de eventos que de una u otra manera afectarán al desarrollo de las futuras relaciones en esta región del planeta.

En todo caso
, no hay que olvidar que el tiempo corre…

jueves, 14 de abril de 2011

se refiere a la reciente reunión de los cinco ex más Evo que conformarán un Consejo Marítimo para atender el tema en forma consensual de tal modo que Bolivia ofrezca un solo frente

Esta semana ha tenido lugar en el Palacio Quemado una reunión histórica, no sólo porque por primera vez cinco ex presidentes se reunieron a pedido del actual Mandatario, sino también porque se sentó lo que podría ser la base para la política boliviana de recuperación de acceso soberano al océano Pacífico, cuyo rasgo principal es la unidad indiscutida en torno al objetivo.

En efecto, luego de anunciar que Bolivia acudirá a la justicia internacional para denunciar el Tratado de 1904, el Presidente del Estado ha iniciado una intensa búsqueda de adhesiones, que no hicieron sino multiplicarse desde el momento mismo del discurso por el Día del Mar, y entre ellas se contaron desde el primer momento las de los ex mandatarios.

Así, en la reunión del lunes 11 de abril, el Presidente pidió conformar un Consejo Consultivo ad honorem cuyos miembros serán cinco ex gobernantes: Guido Vildoso, Jaime Paz, Tuto Quiroga, Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez. Lydia Gueiler, también convocada, lamentó tener que declinar su participación por razones de salud.

En su discurso a nombre del grupo, al concluir la cita, Jaime Paz Zamora informó que él y sus homólogos serán parte activa de la definición de la política de Estado, lo que permitirá mostrar un "país más sólido, más coherente". Asimismo, pidió acompañar la demanda ante la justicia internacional con una actitud libre de agresividad, en señal de adhesión a los valores de la justicia.

En la misma línea, Carlos Mesa destacó que con la reunión y su resultado el país da una señal al mundo y demuestra que "aquí también hacemos política de Estado". Y su colega Tuto Quiroga añadió que ellos aportarán ideas y experiencia, pero que el Gobierno ejecutará las tareas necesarias.

Considerando que la decisión de acudir a un tribunal internacional constituye un cambio radical en el paradigma que dominó la discusión con Chile en torno a la demanda de soberanía marítima boliviana, pasando del escenario bilateral al multilateral, es coherente que también se transforme el relacionamiento entre quienes administran y administraron el poder político, muy por encima de sus diferencias ideológicas.

De hecho, en Chile ese tipo de reuniones no es desconocido, pues los mandatarios anteriores a Sebastián Piñera en ocasiones convocaron a sus antecesores para definir o profundizar políticas de Estado en torno a diversos aspectos de la vida de ese país. La diferencia está en que, en el caso chileno, los ex gobernantes eran todos de la misma línea ideológica.

Estamos, pues, ante lo que puede ser el inicio de un nuevo tiempo en la historia de la reivindicación marítima, cuyos resultados son casi imposibles prever en este momento, pero que implicarán algunos cambios de mentalidad y actitud durante el proceso. Esperemos que esta vez no acabe en frustración.

miércoles, 13 de abril de 2011

en el tema del MAR se ha llegado a un momento decisivo. Bolivia opta por la vía de los organismos internacionales. es bueno saber lo sucedido en el pasado para preparar el porvenir.

Dos condiciones inaceptables                           
Mauricio Aira
Lanzado como está en el tapete del diálogo el tema de la Reivindicación Marítima la mente nos traslada al episodio del Abrazo de Charaña sucedió que Bánzer en el frenesí del entusiasmo cuando la solución aparecía en puertas convocó a 100 notables de Cochabamba para que conocieran en detalle la propuesta chilena de Augusto Pinochet de 18 puntos en que figuraban dos inaceptables condiciones. Punto cuarto. “Bolivia renuncia solemne y para siempre a la reivindicación”. Punto 9. Bolivia otorga compensación territorial en las montañas de Potosí, equivalente al número de kilómetros cuadrados contemplados en la cesión de un corredor pegado a la frontera con Perú.
Los líderes de Cochabamba presentes en el Automóvil Club como huéspedes del Presidente Bánzer echaron agua fría a las brasas “Bolivia jamás renunciará a la Reivindicación sino que mantendrá el mandato hasta tanto haya sido cumplido el retorno al MAR”, lo que provocó pánico en todo el equipo del Presidente cuyo Embajador Plenipotenciario Guillermo Gutiérrez Vea Murguía en el paroxismo del entusiasmo triunfalista se había atrevido “traigo el mar en el maletín de viaje”. Al parecer todo estaba a punto. El Ejecutivo había planificado un programa minucioso de contactos con todos los grupos de la comunidad nacional para socializar la propuesta que quedó reducida a polvo cuando desde Perú se repitió la cantaleta “Perú tiene la llave del candado con que Chile cerró la puerta de salida al mar para Bolivia” Nonis. Chile no puede otorgar un corredor por territorio peruano sin previa y plena aprobación del dueño de la tierra. Y entonces sobrevino la hecatombe, “el abrazo quedaba reducido a otro episodio histórico. Una anécdota en la sucesión de intentos”.
La segunda condición de compensar con tierra del Potosí mereció una pronta y contundente respuesta de la dirigencia cívica potosina. “Antes pasarán por encima de nuestros cadáveres porque Potosí no cederá un centímetro”. La ilusión que había despertado la iniciativa de Bánzer cuando se había reunido en Rio casualmente con Pinochet quedó colgada en el aire. Se desvaneció como una burbuja de jabón, recordó entonces las frases del chileno “si esto se logra los chilenos me harán un monumento y usted será fusilado”. No sucedió en la realidad pero estuvo a punto de cumplirse.
Buena cosa que Morales hubiese convocado a los presidentes para tomar consejo y que éstos hubiesen acudido al conjuro de la Patria sin otro interés que expresar sus ondas reflexiones ante el actual Administrador. Creo que la actitud es correcta y altruista, consecuencia del espíritu que anida en cada uno de los bolivianos que hemos crecido con “la nostalgia del mar” y la forma alevosa y violenta en que nos fue cercenado el territorio. Es que desde temprana edad las escenas de Calama, Topáter, Rio Loa, de Abaroa y Cabrera son inseparables de nuestra memoria colectiva que alcanza a reencarnarse en personalidades como Gaby de la Reza, o Gastón Velazco, cuyas existencias se consagraron a recordarnos en forma vívida el valor de una vida con ideales de Patria.
Se atacó en vida a Gaby de la Reza, que su actitud era romántica y utópica. Gaby respondió con la constancia de su presencia en todas las celebraciones que asocian a la Comunidad con la malhadada campaña chilena. Lo hizo desde los tiempos de la instrucción premilitar, joven y entusiasta dueña de vibrante entonación no dejaba de repetir ¡“Antofagasta, tierra hermosa! Tocopilla, Mejillones y El Palmar otra vez a la Patria volverán”. Ya en la vida adulta no renunció a sus ideales y no tuvo empacho que presidir el Comité Pro Mar que mantuvo como su presea vigilante la Reivindicación. Hoy en día no es posible pensar en la conflagración como vía de resolver problemas de tanta magnitud como la privación de costa marítima que padece Bolivia. En su lugar se están estableciendo nuevas formas de lucha, la confrontación de ideas y la posibilidad cierta de que todo es revisable y lo evidente de corregir errores mayúsculos dentro del Derecho y la Geografía. El derecho inalienable de Bolivia de acceder al mar tiene que encontrar un movilizado apoyo en la comunidad internacional más ahora que nunca cuando el clamor por la igualdad de los hombres y de los pueblos es más grande y se activa con más eficiencia en un mundo inevitablemente globalizado.

lunes, 11 de abril de 2011

el agua dulce del manantial de El Silala provee del líquido elemento a parte del norte de Chile. billones de litros satisface su necesidad, mientras Bolivia no recibe nada a cambio (OPINION reclama)

En el desértico y pobre territorio del norte de Chile tierras, industrias y, especialmente, la gente clamarían por agua dulce y lluvias, u optarían -gente e industrias- por emprender un éxodo hacia las regiones meridionales. Pero, no lo hace.

Es que desde hace más de un siglo fluye sin parar el agua dulce de los manantiales del Silala, para bañar de prosperidad esa región chilena. Billones de litros de este líquido, gratuito, satisface sus necesidades. 

La generosidad -o negligencia- boliviana no ha reclamado sino hasta hace poco alguna compensación por el uso irrestricto de esta materia prima que es cada vez más escasa y, por tanto, más valiosa. Los estudiosos adelantan que el agua dulce será motivo de disputa y hasta de conflictos entre regiones del Planeta, en un rango parecido al del petróleo.

En la “Agenda de trece puntos”, hoy camino al basurero de la historia de las relaciones diplomáticas de los dos países, figuraba el asunto pendiente del Silala. En este punto se avanzó, o mejor dicho, avanzó Chile al mantener en sólo una promesa el pago del 50 por ciento del valor del agua, sujeto a firmas, tratados siempre convenientes para ese país.

Finalmente, no hubo nada concreto, pero el agua de los manantiales bolivianos sigue fluyendo gratuita a Chile.

El Gobernador de Potosí, sin embargo, puso el dedo en la llaga. Plantea que, sin más dilaciones, el pago del agua (el histórico y el actual) inmediato. Si no se lo hace, propone cortar su suministro para utilizarlo en nuestro país. Es una posición tan simple y justa que debe ser apoyada por el Gobierno central y la Asamblea Legislativa, pues es inadmisible que la diplomacia chilena manipule de esta manera a la boliviana.

Con el virtual fin de las negociaciones directas y el anuncio de una demanda internacional hecho por el presidente Evo Morales, Bolivia está en condiciones de hacer lo sugerido por el Gobernador potosino, sin esperar represalias ni siquiera críticas de nadie.

También está la posibilidad de introducir este problema en la demanda de puertos soberanos, anunciada, lo que tampoco impide cerrar el grifo del agua del que se aprovecha Chile, hasta un fallo de la Corte Internacional elegida para que sentencie en el conflicto diplomático-económico-histórico.

Dejar la cosas como están sería un acto inadmisible para Bolivia.