domingo, 15 de mayo de 2011

Desde FACEBOOK, Jacqueline Patiño nos ofrece un aporte en la discusión del tema de la Reivindicación Marítima. Punto de vista original y sensible. Bravo!

Cuando tus cinco hermanos se ponen de acuerdo y uno a uno te roban tu tierra, ¿Qué se llama eso? MALDAD. Si tus hermanos, encima, te pegan, te amenazan, y matan a tu familia para consolidar su propiedad, ¿Qué se llama eso? FRATRICIDIO.  Peor todavía, cuando tus hermanos, encima de todo, cada que te quejas te muestran sus rifles, pistolas, bombas, y te dan unas migajas, unos cuantos pesos para que firmes los papeles en los que les entregas definitivamente tus tierras, ¿Qué se llama eso? VILEZA.

Bolivia nació con territorios libres y soberanos, salida al mar, y mucha riqueza. El problema es que nuestros hermanos tomaron por la fuerza nuestros mejores territorios y nos dejaron los más duros, los más difíciles de arar, de sembrar, de caminar. Se llevaron nuestra costa, nuestro llano, nuestro desierto, nuestra heredad. No porque nuestros ancestros hayan sido demasiado buenos e ingenuos tenemos los Bolivianos que callarnos y dejar que nos nombren como “Un lugar sin salida al desarrollo”, cuando ellos, los ladrones, nos dejaron en la más abyecta pobreza.

Ahora somos el patio trasero de Sud América. Eso es muy cierto. Pero no es porque nosotros hayamos escogido este destino, sino porque nuestros hermanos nos traicionaron, nos robaron, y ahora se atreven, viéndonos pobres y solos, a avergonzarse y avergonzarnos llamándonos inviables. Inviables sus traseros gordos.

La visión chicata y miserable de los gobiernos actuales de nuestros hermanos, pero especialmente de los gobiernos chilenos de siempre, es poner en tela de juicio si los territorios robados por ellos nos harían menos pobres. La obvia respuesta es que seríamos ricos si los tuviéramos. Ellos son los únicos que no quieren ver lo obvio.

Es fácil para los ganadores de guerras, igual que para los niños malcriados, mirarse al espejo y verse más bonitos, elegantes, mejor gobernados y mejor educados que los perdedores. Claro, quien va a decir que lo que tiene es fruto del vandalismo, y de quitarle sus tierras a la gente buena y pacífica de un hermoso lugar llamado Bolivia.

Qué clase de hermanos tenemos, por favor! Encima de que nos convierten en pobres quitándonos lo mejor que teníamos, encima de habernos recordado por más de cien años lo incapaces e ineptos que somos, ahora nos llaman pobres. Esto deja mucho que desear acerca de su honor, de su bondad humana y de su “desarrollo”. 

No necesitamos justificar nuestra necesidad de salir al mar o de recuperar los casi dos millones de kilómetros cuadrados de la mejor tierra que nos robaron. Esa necesidad, como ya dije, es simplemente obvia. Son ellos los que necesitan justificar sus atropellos al llamarnos pobres, al decirnos todo lo mal que hacemos, y al subrayar nuestro subdesarrollo. Es que hacer eso calma un poco su conciencia. Así también piensan los violadores y los asesinos, que cuando van a juicio se defienden diciendo que la víctima tiene la culpa por “provocar”.

Mientras ellos limpian sus conciencias con consignas y políticas de estado que nos prohíben llamar al robo por su nombre, hay cientos de cosas que ellos hacen para evitar nuestro crecimiento como país.  Por ejemplo, su miedo a que les reclamáramos nuestros territorios ha hecho que nos mantengan al margen de sus rutas de comercio lo más posible, enseñando en las escuelas que ellos son grandes, buenos y valientes y que nosotros no valemos nada, y por lo tanto no tienen nada que comprarnos. Sistemáticamente han soslayado visitarnos, comprarnos, e incluso hablar de nuestra música como Boliviana. En cambio han buscado eufemismos para decir que nuestra música es “andina” y no Boliviana, y nuestro estaño es “sudamericano”, no Boliviano. Asimismo, nuestro gas “no es necesario” y nuestra agua “no les sirve”. Sin embargo, viven tocando nuestra música, industrializando nuestro estaño y calentándose con nuestro gas. Ni que decir, produciendo sus alimentos con nuestra agua.

Así es como los ricos viven del hermano pobre, le quitan su identidad y acallan su voz en los foros internacionales: minando su autoestima.

En realidad, Bolivia es sólo el reflejo de la avaricia de sus hermanos, que nunca se acuerdan, por ejemplo, de que cuando hay que contratar trabajadores, prefieren un Boliviano al de cualquier nacionalidad ¿Porqué será? Claramente porque el Boliviano es buena persona, trabaja bien, no se queja, es leal y lo mejor de todo, ha salido de su país y está solo, por tanto está indefenso. También olvidan que Bolivia es el país con menos criminalidad de America Latina, que los Bolivianos todavía se horrorizan ante un asesinato, que por cierto no se produce todos los días, y que hasta este gobierno, no producíamos cocaína, así que tuvieron que venir nuestros hermanos colombianos a enseñarnos cómo se produce, y cómo se mata por cuentas narcotraficantes.

Esto que nos está pasando, seguramente les pasó a nuestros ancestros, que después ingenuamente perdieron nuestra heredad a manos de avezados ladrones y guerreros. Bolivia no es importante para las potencias ahora. Lo fue cuando tenía sus territorios completos, por eso ayudaron a los ladrones. Por eso, a partir de que la falacia de la ignorancia y la maldad de la gente Boliviana acaba de ser expuesta por mi persona en representación de los millones de Bolivianos honestos, trabajadores y no violentos que habitamos pacíficamente este enclave, la conversación con nuestros hermanos debe cambiar.

Sin importar quién nos gobierne, los Bolivianos somos gente de bien. Por cada uno que se ha metido al narcotráfico, habemos miles que estamos libres de malas mañas. Somos los que más y mejor pagamos nuestros impuestos en América Latina. Hasta antes de este gobierno, jamás tuvimos crimen organizado. Y nuestros índices de criminalidad incluyen más borrachera y líos por ese tema, que por criminalidad seria como en el resto de América. Nuestras mujeres son las que menos en América han sucumbido ante la prostitución, aunque no faltan chilenas que vienen a enseñarnos y argentinas que se llevan niñas Bolivianas para enseñarles la esclavitud sexual. 

Por eso ya no les permitimos a nuestros hermanos, que se creen mejores que nosotros, que hablen libremente y porque tienen boca, de lo que consideran que es nuestra pobreza. Hablemos más bien de la pobreza de ellos. De sus niveles de criminalidad ominosa, de sus fuentes de trabajo enredadas con la mafia y con el narcotráfico, y les pidamos muy amablemente que no nos contaminen. No queremos su tipo de desarrollo. No queremos ser arrogantes y vacíos como ellos. No queremos el dinero como ellos: para señorearse los unos sobre los otros.

Mas bien queremos hacer dinero para utilizarlo en cuidar de nuestra gente, y no como en el caso de ellos que utilizan a su gente para cuidar su dinero.   El futuro de Bolivia, está claro, no depende de lo que nuestros hermanos hagan con nosotros, sino de lo que nosotros hagamos con nuestros hermanos. Yo propongo el divorcio, en los términos más amigables posibles. Es decir, esta familia Boliviana se niega, desde ahora, a seguir recibiendo maltrato y relegación de parte de nuestros hermanos. Aprenderemos a ser simplemente amigos, y a cuidar nuestros intereses, como nuestros hermanos siempre lo hicieron. Eso se llama un cambio en la estrategia de supervivencia. Radical. Total.
15 de mayo de 2011 23:10
Cuando tus cinco hermanos se ponen de acuerdo y uno a uno te roban tu tierra, ¿Qué se llama eso? MALDAD. Si tus hermanos, encima, te pegan, te amenazan, y matan a tu familia para consolidar su propiedad, ¿Qué se llama eso? FRATRICIDIO. Peor todavía, cuando tus hermanos, encima de todo, cada que te quejas te muestran sus rifles, pistolas, bombas, y te dan unas migajas, unos cuantos pesos para que firmes los papeles en los que les entregas definitivamente tus tierras, ¿Qué se llama eso? VILEZA.

Bolivia nació con territorios libres y soberanos, salida al mar, y mucha riqueza. El problema es que nuestros hermanos tomaron por la fuerza nuestros mejores territorios y nos dejaron los más duros, los más difíciles de arar, de sembrar, de caminar. Se llevaron nuestra costa, nuestro llano, nuestro desierto, nuestra heredad. No porque nuestros ancestros hayan sido demasiado buenos e ingenuos tenemos los Bolivianos que callarnos y dejar que nos nombren como “Un lugar sin salida al desarrollo”, cuando ellos, los ladrones, nos dejaron en la más abyecta pobreza.

Ahora somos el patio trasero de Sud América. Eso es muy cierto. Pero no es porque nosotros hayamos escogido este destino, sino porque nuestros hermanos nos traicionaron, nos robaron, y ahora se atreven, viéndonos pobres y solos, a avergonzarse y avergonzarnos llamándonos inviables. Inviables sus traseros gordos.

La visión chicata y miserable de los gobiernos actuales de nuestros hermanos, pero especialmente de los gobiernos chilenos de siempre, es poner en tela de juicio si los territorios robados por ellos nos harían menos pobres. La obvia respuesta es que seríamos ricos si los tuviéramos. Ellos son los únicos que no quieren ver lo obvio.

Es fácil para los ganadores de guerras, igual que para los niños malcriados, mirarse al espejo y verse más bonitos, elegantes, mejor gobernados y mejor educados que los perdedores. Claro, quien va a decir que lo que tiene es fruto del vandalismo, y de quitarle sus tierras a la gente buena y pacífica de un hermoso lugar llamado Bolivia.

Qué clase de hermanos tenemos, por favor! Encima de que nos convierten en pobres quitándonos lo mejor que teníamos, encima de habernos recordado por más de cien años lo incapaces e ineptos que somos, ahora nos llaman pobres. Esto deja mucho que desear acerca de su honor, de su bondad humana y de su “desarrollo”.

No necesitamos justificar nuestra necesidad de salir al mar o de recuperar los casi dos millones de kilómetros cuadrados de la mejor tierra que nos robaron. Esa necesidad, como ya dije, es simplemente obvia. Son ellos los que necesitan justificar sus atropellos al llamarnos pobres, al decirnos todo lo mal que hacemos, y al subrayar nuestro subdesarrollo. Es que hacer eso calma un poco su conciencia. Así también piensan los violadores y los asesinos, que cuando van a juicio se defienden diciendo que la víctima tiene la culpa por “provocar”.

Mientras ellos limpian sus conciencias con consignas y políticas de estado que nos prohíben llamar al robo por su nombre, hay cientos de cosas que ellos hacen para evitar nuestro crecimiento como país. Por ejemplo, su miedo a que les reclamáramos nuestros territorios ha hecho que nos mantengan al margen de sus rutas de comercio lo más posible, enseñando en las escuelas que ellos son grandes, buenos y valientes y que nosotros no valemos nada, y por lo tanto no tienen nada que comprarnos. Sistemáticamente han soslayado visitarnos, comprarnos, e incluso hablar de nuestra música como Boliviana. En cambio han buscado eufemismos para decir que nuestra música es “andina” y no Boliviana, y nuestro estaño es “sudamericano”, no Boliviano. Asimismo, nuestro gas “no es necesario” y nuestra agua “no les sirve”. Sin embargo, viven tocando nuestra música, industrializando nuestro estaño y calentándose con nuestro gas. Ni que decir, produciendo sus alimentos con nuestra agua.

Así es como los ricos viven del hermano pobre, le quitan su identidad y acallan su voz en los foros internacionales: minando su autoestima.

En realidad, Bolivia es sólo el reflejo de la avaricia de sus hermanos, que nunca se acuerdan, por ejemplo, de que cuando hay que contratar trabajadores, prefieren un Boliviano al de cualquier nacionalidad ¿Porqué será? Claramente porque el Boliviano es buena persona, trabaja bien, no se queja, es leal y lo mejor de todo, ha salido de su país y está solo, por tanto está indefenso. También olvidan que Bolivia es el país con menos criminalidad de America Latina, que los Bolivianos todavía se horrorizan ante un asesinato, que por cierto no se produce todos los días, y que hasta este gobierno, no producíamos cocaína, así que tuvieron que venir nuestros hermanos colombianos a enseñarnos cómo se produce, y cómo se mata por cuentas narcotraficantes.

Esto que nos está pasando, seguramente les pasó a nuestros ancestros, que después ingenuamente perdieron nuestra heredad a manos de avezados ladrones y guerreros. Bolivia no es importante para las potencias ahora. Lo fue cuando tenía sus territorios completos, por eso ayudaron a los ladrones. Por eso, a partir de que la falacia de la ignorancia y la maldad de la gente Boliviana acaba de ser expuesta por mi persona en representación de los millones de Bolivianos honestos, trabajadores y no violentos que habitamos pacíficamente este enclave, la conversación con nuestros hermanos debe cambiar.

Sin importar quién nos gobierne, los Bolivianos somos gente de bien. Por cada uno que se ha metido al narcotráfico, habemos miles que estamos libres de malas mañas. Somos los que más y mejor pagamos nuestros impuestos en América Latina. Hasta antes de este gobierno, jamás tuvimos crimen organizado. Y nuestros índices de criminalidad incluyen más borrachera y líos por ese tema, que por criminalidad seria como en el resto de América. Nuestras mujeres son las que menos en América han sucumbido ante la prostitución, aunque no faltan chilenas que vienen a enseñarnos y argentinas que se llevan niñas Bolivianas para enseñarles la esclavitud sexual.

Por eso ya no les permitimos a nuestros hermanos, que se creen mejores que nosotros, que hablen libremente y porque tienen boca, de lo que consideran que es nuestra pobreza. Hablemos más bien de la pobreza de ellos. De sus niveles de criminalidad ominosa, de sus fuentes de trabajo enredadas con la mafia y con el narcotráfico, y les pidamos muy amablemente que no nos contaminen. No queremos su tipo de desarrollo. No queremos ser arrogantes y vacíos como ellos. No queremos el dinero como ellos: para señorearse los unos sobre los otros.

Mas bien queremos hacer dinero para utilizarlo en cuidar de nuestra gente, y no como en el caso de ellos que utilizan a su gente para cuidar su dinero. El futuro de Bolivia, está claro, no depende de lo que nuestros hermanos hagan con nosotros, sino de lo que nosotros hagamos con nuestros hermanos. Yo propongo el divorcio, en los términos más amigables posibles. Es decir, esta familia Boliviana se niega, desde ahora, a seguir recibiendo maltrato y relegación de parte de nuestros hermanos. Aprenderemos a ser simplemente amigos, y a cuidar nuestros intereses, como nuestros hermanos siempre lo hicieron. Eso se llama un cambio en la estrategia de supervivencia. Radical. Total.

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