martes, 28 de diciembre de 2010

CHILE CEDE SIN COMPENSACION CORREDOR DE SIETE KILÓMETROS DE ANCHO POR 99 AÑOS. (que la inocencia les valga de LT digital)

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, oficializó ayer que antes de la conclusión del primer trimestre de 2011 suscribirá con su par boliviano, Evo Morales, la concesión de un corredor sin soberanía por el plazo de 99 años por el puerto de Arica, en la Línea de la Concordia, es decir en el límite con la república de Perú.

En declaraciones al diario chileno La Tercera, Piñera dijo que el acuerdo fue alcanzado el pasado 19 de diciembre durante un encuentro bilateral entre ambos mandatarios en Foz de Iguazú (Brasil) durante la última cumbre del Mercosur. En la ocasión, se acordó firmar el pacto final revisado a la conclusión del primer trimestre de 2011. Incluso Morales, propuso que fuera el 23 de marzo, día del mar, “lo que a mí me pareció excelente”, dijo Piñera.

El Presidente chileno explicó que se trata de un corredor de siete kilómetros de ancho entre la frontera con Perú y la ciudad chilena de Arica, al norte del río Lluta, 2.070 kilómetros al norte de Santiago, aprovechando la buena disposición de Perú de no interponer condiciones previstas en el pacto de 1929, que establece que ese país tendría la última palabra si los territorios son transferidos a un tercero, en este caso Bolivia.

Piñera, además, había descartado la posibilidad de entregar un enclave en una costa sureña, como se había negociado anteriormente, debido a que –según dijo– no le parecía geopolíticamente correcto dividir el territorio chileno.

Morales y Piñera alcanzaron los acuerdos en el marco de la agenda de 13 puntos, que ya exigía para el siguiente encuentro “propuestas concretas” a la demanda marítima boliviana. Estas propuestas debían ser expuestas en el último encuentro de los vicecancilleres Fernando Schmidt (de Chile) y Mónica Soriano (de Bolivia) en noviembre pasado. Sin embargo, Piñera sorprendió anunciando que el acuerdo ya estaba alcanzado y aprobado por el Parlamento chileno .

Si usted amigo lector, siguió hasta aquí, le deseamos un feliz día de inocentes.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Erbol concede espacio al general Marcelo Antezana, hoy senador opositor. el canje fué ofertado a Bánzer por Pinochet. Potosí le dijo NUNCA JAMÀS

El senador de la opositora Convergencia Nacional (CN) y ex comandante general del Ejército, Marcelo Antezana, sugirió este jueves un trueque territorial con Chile para zanjar la demanda marítima boliviana, que hasta ahora se constituye en el principal impedimento para que Bolivia y Chile reanuden relaciones diplomáticas.

“La posición mía es tener un corredor con salida franca a la costa marítima con soberanía bajo la tesis de trueque territorial. En mi opinión, tantos kilómetros de territorio por tantos kilómetros de territorio, de tal manera que no se afecta la soberanía de los dos países, pero se logra intereses comunes, tanto de Chile como de Bolivia”, enfatizó el legislador.

Seguro de su afirmación, agregó que evidentemente, “por principio”, apoya la corriente política y la propuesta sería promovida por el gobierno nacional, al ser su persona parte de la Comisión de Política Exterior del Senado. Pero, aclaró que eso no quita que tenga su propia opinión para zanjar el problema centenario que enfrentó a ambos países en la Guerra del Pacífico (1879 y 1883), que dejó como saldo el enclaustramiento marítimo boliviano

El asambleísta ya había causado controversia con sus declaraciones en julio del presente año, cuando sugirió una nueva confrontación bélica con Chile. Las declaraciones de Antezana recibió la inmediata respuesta de parlamentarios chilenos, quienes ironizaron y rechazaron tal posición, asegurando que el militar jubilado vivía en el pasado.

ANTECEDENTES

“Acuerdo de Charaña”, más conocido como el “Abrazo de Charaña”, es uno de los primeros intentos del siglo pasado para resolver el tema marítimo que mantiene distancias a ambos países sudamericanos. En el acta suscrita se encontraban las firmas de los generales, Augusto Pinochet y Hugo Banzer Suárez, presidentes de Chile y Bolivia, respectivamente, efectuada en la estación ferroviaria boliviana deCharaña el 8 de febrero de 1975.

Michelle Bachelet, ex presidenta de Chile (2006- 2010) y el actual presidente boliviano, Evo Morales, acordaron en mayo de 2009 una agenda de 13 puntos, donde se incluye la demanda marítima boliviana.

De acuerdo a los avances obtenidos a la fecha, Chile debía presentar una propuesta formal a Bolivia sobre el tema marítimo en la comisión integrada por los vicecancilleres de ambas naciones, lo que hasta ahora no ocurrió.

Con la asunción de Sebastián Piñera como presidente de Chile, la agenda de 13 puntos fue retomada, aunque el mandatario chileno aclaró que en el planes de su gobierno no está conceder a Bolivia en la salida al mar con soberanía territorial.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Firma el artículo Mauricio Casal que no llega a entender la política marítima de este gobierno que subió opuesto a Chile y ahora parece su aliado (?)

Algo que no se entiende y que llama la atención de este gobierno es el manejo del tema marítimo. Especialmente porque nos quieren dorar la perdiz al pretender hacer de lado el sentimiento de frustración que sienten los 10 millones de bolivianos con relación al desmembramiento de nuestro territorio nacional a causa de la invasión chilena hace 121 años, y cuyo objetivo ha sido y sigue siendo el despojo de las materias primas bolivianas.

Es más, todo boliviano sabe que el atraso en el que vivimos se lo debemos en gran medida a la avaricia chilena en particular y la de todos nuestros vecinos quienes no han perdido oportunidad de cercenar nuestro territorio con la ayuda de muchos traidores que deberían ser borrados de nuestra historia y colocados en el contexto en el que merecen estar.

Si recordamos, en el fatídico año de 2003 un gobierno legalmente constituido era derrocado por el pueblo en lo que se conocería como la "Guerra por el Gas". El entonces presidente Sánchez de Lozada quería exportar gas por Chile y eso fue la chispa para que miles de alteños bajen a la ciudad de La Paz, sitien la Plaza Murillo, enfrenten con piedras y dinamitas a las fuerzas militares y policiales, destruyan prácticamente todas las calles de El Alto, incendien y saqueen todo a su paso, quemen públicamente todo producto chileno e impongan la "Agenda de Octubre" a los siguientes gobiernos.

El sentimiento anti chileno volvía a relucir, y el mundo entero oía "una vez más" que Bolivia jamás dejaría de reclamar la salida al océano Pacífico así como la restitución de todos los territorios usurpados por la fuerza de las armas hace más de un siglo atrás por Chile la cual sigue al pié de la letra el lema "por la razón o por la fuerza" lema que describe perfectamente al peor enemigo que ha tenido Bolivia, pero que ahora el gobierno de turno por consideraciones políticas lo ha convertido de la noche a la mañana en el país "hermano" de Chile.

El mismo país "hermano" de Chile que se ha estado armando hasta los dientes gracias al cobre boliviano de las minas de Chuquicamata en Antofagasta, el mismo país "hermano" de Chile que apoyó con armas, espías y soldados voluntarios al Paraguay durante la Guerra del Chaco, el mismo país "hermano" que durante la Guerra de las Malvinas apoyo a Inglaterra cuando todos los países latinoamericanos apoyaban los justos reclamos argentinos, el mismo país "hermano" que durante el gobierno de Michelle Bachelet espiaba al Perú, ilusionaba a los ingenuos diplomáticos bolivianos y finalmente echaba más tierra a las esperanzas bolivianas de salida al mar.

Recordemos además que como consecuencia de la Guerra del Gas y después de una serie de gobiernos mediocres llegaría el MAS, el principal bloqueador del país en las últimas dos décadas. Con el MAS en el poder, las negociaciones sobre el tema marítimo se volvieron más propaganda que realidad. Los chilenos repitieron y con éxito el truco usado con Banzer Suárez quien pretendió un trueque de nuestro litio por nuestro mar.

Bastaron un par de monedas de oro, similares al caballo de Melgarejo, para encandilar al presidente boliviano. Finalizado el mandato de Michelle Bachelet, el resultado de sus gestiones fue "una vez más" un balde de agua fría a las esperanzas de todo un pueblo.

Mientras que en Bolivia el Canciller informaba buenas noticias, avances y hasta sorpresas a todos los bolivianos, los avezados diplomáticos chilenos negaban públicamente y a toda hora cualquier acuerdo, siguiendo al pié de la letra un guión escrito hace ciento veintiún años atrás. El embuste una vez más funcionaba, gracias a tontos útiles.

No otra cosa es el rotundo desmentido de la ex presidente Michelle Bachelet quien ni corta ni perezosa contradijo totalmente las declaraciones del Canciller Boliviano sobre una supuesta negociación en la que Chile estaría por darle a Bolivia una salida al mar con soberanía. Y todo volvía a fojas cero.

En la Constitución Política del Estado se lee que Bolivia renuncia a la guerra y que solucionará todo conflicto por medio de negociaciones. Sin duda que estos dos artículos fueron aprobados con el único fin de defender los intereses de Chile porque es obvio que nunca pensaron en Bolivia.

martes, 21 de diciembre de 2010

Que Bolivia y Chile estén en el mejor momento no es seguro. que pudiera darse un principio de acuerdo, talvez. aunque se vislumbra larga negociación.

Según el documento titulado "Bolivia y Chile: mar, liderazgo y desarrollo", que publica hoy a manera de nota informativa el sitio webespanol.cri.cn, "Chile y Bolivia están en las mejores condiciones de su historia para resolver un secular litigio por la exigencia boliviana de contar con una salida marítima al Océano Pacífico".

La declaración conjunta del senador chileno Pablo Longueira y el ex presidente de Bolivia, Jorge Quiroga, se habría realizado en tras la participación de ambos políticos en un evento organizado en Santiago por el derechista Centro de Estudios Libertad y Desarrollo de Chile, por su XX aniversario.

La página informativa explica que "ambos políticos reconocen que en los últimos meses se ha levantado en la opinión pública la posibilidad de que Chile y Bolivia resuelvan la aspiración boliviana de tener acceso al mar.

La lectura también da cuenta de que los políticos "indicaron que sólo hay dos opciones para el diferendo bilateral: no acordar nunca una solución, dándole la espalda al tema, o asumirlo desde ambos países con realismo y responsabilidad".

En el texto aseguran que "de lograrlo, se legaría a las futuras generaciones de ambas naciones (dos) países integrados", la capacidad de vivir en paz y de trabajar en aras de un desarrollo común.

La declaración señala que el gobierno del presidente Sebastián Piñera ha ganado respeto internacional, y "todos los sectores políticos están disponibles para concurrir a un acuerdo de esta naturaleza", para dar a Bolivia una salida al Océano Pacífico.

En igual sentido, el presidente Evo Morales "tiene también una responsabilidad histórica: ejercer su liderazgo político en el sentido de encauzar al país, y especialmente a las fuerzas que lo apoyan, hacia un acuerdo que solucione la anhelada reivindicación marítima boliviana".

"Nunca antes Chile estuvo, como lo está ahora, a las puertas del desarrollo, pero para alcanzarlo necesita resolver problemas acuciantes: la provisión de energía en cantidad suficiente y a precios razonables se ha transformado en un verdadero cuello de botella de su crecimiento", apuntó el documento.

De ahí, sus necesidades de contar con elementos naturales, como el agua dulce y el gas, son verdaderos obstáculos que Chile necesita vencer, pero que podrían ser suministrados por Bolivia.

La nota concluye que "al mismo tiempo, Bolivia se ha visto favorecida con un incremento de precios del gas, minerales, granos y otros que exporta. Estos recursos y su incursión en el Pacífico son parte de la solución de los grandes temas de Chile y Bolivia en el siglo XXI", agregó. Manifestó que los elementos para un acuerdo que conjugue mar, agua dulce, relaciones, comercio, litio, gas, energía e integración caminera y portuaria, "están presentes y tienen más viabilidad que nunca antes en nuestra historia".

Los dos políticos coincidieron en que, adicionalmente, el presidente de Perú, Alan García, "ha manifestado claramente su disposición a viabilizar cualquier entendimiento entre nuestros países".

En virtud del Tratado suscrito entre Chile y Perú en 1929, este último debe aprobar cualquier enajenación que haga el primero respecto a los territorios que fueron peruanos. Por eso, si se utilizara alguna de esas áreas, Lima tendría que dar el visto bueno.

"Chile y Bolivia tienen, además, la posibilidad de dar una señal muy potente del tipo de integración que quieren nuestros pueblos", concuerdan Longueira y Quiroga, y destacan que hay dos modelos posibles: el conflicto, fundado en el armamentismo y el militarismo, y la integración total entre ambas naciones.

"El hecho de que dos presidentes con visiones ideológicas diferentes, como lo son los presidentes de Chile y de Bolivia, demuestren ser capaces de tomar este camino de integración para el desarrollo, significaría un golpe de timón que cambie el devenir político e histórico de nuestra América del Sur", añadieron.

jueves, 16 de diciembre de 2010

nunca fue amiga de Bolivia aunque lo parecía. por ello OPINION la trata como "la ex-amiga Bachelet" nos estuvo engañando todo el tiempo. ingenuo Evo?

Cuando juró como presidenta de Chile, Michelle Bachelet no sólo era la primera mujer en asumir el primer cargo de ese país; era también una socialista que sufrió la dictadura de Pinochet y, por consiguiente, heredera directa de Salvador Allende, el mártir de La Moneda de ese golpe militar que horrorizó al mundo.
Le precedía, entonces, una trayectoria política que provocaba cierto optimismo en Bolivia, respecto a la demanda de un puerto soberano. Después de todo, Allende había sido el único presidente de Chile en mostrar disposición a satisfacer el reclamo de nuestro país, que le parecía justo. El otro acercamiento había sido entre los dictadores de Chile, Augusto Pinochet, y el boliviano, Hugo Banzer, cuyo canciller llegó de Santiago declarando que anunciaba “humildemente” que traía el mar para Bolivia. Pero, ese corredor ofrecido por Chile no era sino el canje territorial por las reservas de litio hoy tan ansiadas por el mundo.
Evo Morales, presidente de Bolivia, acudió con gran entusiasmo a la posesión de la señora Bachelet y su encuentro amistoso hacía preveer un mejoramiento de relaciones que podía derivar en la consecusión de una costa soberana en el Pacífico, el principal objetivo diplomático boliviano.
Se elaboró, entonces, la famosa agenda de trece puntos, en la que por primer vez se incluía la demanda marítima de costa soberana, que fue anunciado en ambos países rodeado de optimismo.
Las visitas de delegaciones a La Paz y Santiago menudeaban y de cuando en cuando aparecían comunicados de avances, o de supuestos avances, como un estudio de cuatro años del origen de las aguas del Silala, plazo que nuestra Cancillería consideraba razonable. También, nuevas y viejas facilidades para el comercio boliviano por el puerto de Arica y otro, pero del mar sólo se mencionaba ambigüedades.
Así pasó el mandato de Bachelet, que dejó un gusto ambivalente en los bolivianos, hasta el lunes, cuando la ex presidenta Michelle Bachelet anunció que jamás había hablado de un puerto soberano boliviano en el Pacífico.
Presidente, Canciller y negociadores habrán quedado pasmados por tal declaración, si era verdad lo que nos contaban sobre la agenda de trece puntos. Vieron que Bachelet se alineaba a la tradicional y engañosa diplomacia de su país que no tiene intención alguna de restituir lo que una guera de invasión nos había arrebatado. Nada la diferenciaba a sus predecesores y al nuevo Presidente chilenos. Todo había sido una estrategia de distracción.
Pero, los gobiernos de Chile (ya no sólo el de Bachelet, pero ella muy especialmente) tienen una línea casi indestructible con relación al pedido justo de la devolución, aunque no sea todo el territorio usurpado a la fuerza.
Pero no sólo eso. La diplomacia chilena, complicada con la economía, consigue con estas negociaciones sin sentido lograr que el puerto de Arica y en realidad toda su región norte, vivir de las exportaciones e importaciones bolivianas y eso, no es preciso decirlo, es el paliativo, si no la solución, de una zona empobrecida.
Sin embargo, lo más importante del mareo que nos ha creado la presidencia de Michelle Bachelet, es también agua: la dulce del Silala.
La diplomacia boliviana comienza, o debe comenzar, a fijarse que en todo el cuento de los trece puntos está dirigido a continuar el aprovechamiento de las aguas del Silala que por más de un siglo su torrente beneficia a empresas y distribución en el norte de Chile.
Basta ya de confiar en gobiernos que, para el caso siguen la política distraccionista con relación al justo pedido de Bolivia.
El agua salada del mar está cautiva desde 1879, desde la invasión chilena, y desde hace cien años el agua dulce beneficia a un país que no es el nuestro.
Esta incongruencia debe terminar, más todavía por la hostil declaración de Bachelet.

lunes, 13 de diciembre de 2010

ante la posible entrevista de Bolivia y Chile en la reunión de Mercosur del viernes 17 se recomienda PRUDENCIA Y PERSEVERANCIA (LT)

El próximo viernes 17, los presidentes de Bolivia y Chile sostendrán una importante reunión aprovechando la realización del encuentro de presidentes y jefes de Estado de Mercosur que se llevará a cabo en Brasil.

Hay la expectativa de que no se tratará de una reunión más entre ambos mandatarios. Por un lado, ha habido trascendidos en sentido de que Chile podría presentar algunas propuestas dirigidas a abordar el tema de nuestra demanda marítima de manera más concreta. Por el otro, fijarán la fecha en la que volverán a reunirse los miembros del Mecanismo de Consultas Políticas que presiden los vicecancilleres de Relaciones Exteriores de ambos países y que fue suspendida el pasado mes de noviembre por Chile precisamente porque se encontraría aún elaborando su posición respecto a éste y los otros 12 temas que incluye la actual agenda bilateral.

Además, no será una reunión que se celebre en el vacío. En los últimos tiempos, en Chile ha habido un intenso debate sobre el tema del mar boliviano en el que parecería que en los estamentos influyentes de ese país se ha consolidado la posición de que a Chile le interesa encontrar una solución a la demanda boliviana. La diferencia –y no es de poca monta– se encuentra en el tema de la soberanía: predomina aún, y con bastante fuerza, la posición de ofrecer a Bolivia facilidades de acceso al mar pero sin soberanía. Y si Bolivia insiste en un acceso soberano al mar, lo que correspondería sería abrir las compuertas para una negociación tripartita (Bolivia, Perú y Chile).

Lo importante es señalar que pareciera que en Chile hay una voluntad explícita de buscar una solución definitiva al diferendo con Bolivia, posición que no sería consecuencia de un sentimiento subjetivo de solidaridad o de una necesidad circunstancial frente, por ejemplo, al contencioso que mantiene con Perú sobre límites marítimos, sino porque en la medida en la que esa nación quiere dar un salto al desarrollo y aparecer como una potencia emergente, un requisito previo es superar sus delicados problemas fronterizos.

Además, Chile tiene interés en abordar otros temas de la agenda bilateral que para ese país son importantes pero que para Bolivia están subordinados al punto principal: el retorno al Pacífico. Es decir, si se vislumbra que hay voluntad de atenderlo, el tratamiento de los otros –entre los que destaca, entre otros, el restablecimiento de relaciones diplomáticas, el fenómeno del narcotráfico y el uso de aguas en la frontera– será más expedito.

domingo, 12 de diciembre de 2010

la oferta de Piñera es la menos atractiva de las anteriores para resolver el enclaustramiento marítimo, con riesgo de ser aceptada por el MAS

El país vive ahora, como en otras muchas oportunidades en su historia, la posibilidad de que Chile haga una propuesta para quitar el cerrojo puesto a Bolivia hacia los mares del mundo en 1879.
Los historiadores dicen que las ofertas de Chile se han ido encogiendo con el tiempo, desde ofertas de territorios completos hasta corredores y ahora a unas pocas facilidades portuarias.
Esta es la primera vez en el último medio siglo que los dirigentes chilenos parecen haber teñido el tema de la demanda boliviana con diferencias de su política interna.
En efecto, el cambio que se dio en La Moneda con la llegada del conservador Sebastián Piñera que vino a interrumpir una larga sucesión de gobiernos de tendencia socialista, ha provocado visibles desacuerdos respecto del tema boliviano.
La socialista Michelle Bachelet había hecho ofertas que el conservador Piñera no aprueba. Se encargó de hacerlo saber nada menos que el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, también socialista.
La tendencia histórica se mantiene: los ofrecimientos de Piñera son menores a los de Bachellet. Lo que ofrece el conservador presidente chileno de ahora es conceder a Bolivia algunas facilidades portuarias, pero sólo para exportar materias primas.
Es decir que los intereses de los empresarios del ‘norte grande’, que viven del comercio boliviano, no tienen por qué preocuparse: el negocio del encierro seguirá siendo de ellos.
Convertido en tema político interno, el trato con Bolivia ha hecho que se pongan alerta los empresarios que manejan ese negocio y ellos hicieron saber, muy claramente, que se opondrán a cualquier cesión portuaria a Bolivia que venga a mermar sus ingresos.
El mensaje de los empresarios del norte chileno fue muy bien entendido por el empresario Piñera y traducido en una oferta a Bolivia por la cual queda claro que la puerta que controla el encierro estará abierta sólo en la vía de salida, y sólo de minerales. Todo lo demás, tanto de salida como de entrada, seguirá sometido al control y a los cobros de los chilenos.
Como anteriores gobiernos bolivianos, el de Evo Morales se entusiasmó con la idea de ser el encargado de “devolver el mar” a Bolivia, pero Piñera se encargó de reducir la oferta a su mínima expresión. Su decisión responde a exigencias de la política interna chilena.
Los medios de comunicación conservadores no perdonarían al gobierno que hiciera alguna concesión a Bolivia. Encuestas muy bien conducidas sirvieron de advertencia al gobernante chileno, que elaboró una oferta que es menor a la de Bachelet, para poder explotar en lo político esa diferencia.
Para Bolivia, resulta que de nada ha servido todo lo que hizo el gobierno del presidente Morales. La “diplomacia de los pueblos” ha sido tan infructuosa como la otra diplomacia.
Anteriores gobiernos bolivianos hablaron del “enfoque fresco” y de otras fórmulas, pero todos terminaron decepcionados.
Lo cierto es que la oferta de Piñera a Bolivia es la menos atractiva de todas las que han hecho hasta ahora sus antecesores. (Valioso editorial de El Deber de SC)