El próximo viernes 17, los presidentes de Bolivia y Chile sostendrán una importante reunión aprovechando la realización del encuentro de presidentes y jefes de Estado de Mercosur que se llevará a cabo en Brasil.
Hay la expectativa de que no se tratará de una reunión más entre ambos mandatarios. Por un lado, ha habido trascendidos en sentido de que Chile podría presentar algunas propuestas dirigidas a abordar el tema de nuestra demanda marítima de manera más concreta. Por el otro, fijarán la fecha en la que volverán a reunirse los miembros del Mecanismo de Consultas Políticas que presiden los vicecancilleres de Relaciones Exteriores de ambos países y que fue suspendida el pasado mes de noviembre por Chile precisamente porque se encontraría aún elaborando su posición respecto a éste y los otros 12 temas que incluye la actual agenda bilateral.
Además, no será una reunión que se celebre en el vacío. En los últimos tiempos, en Chile ha habido un intenso debate sobre el tema del mar boliviano en el que parecería que en los estamentos influyentes de ese país se ha consolidado la posición de que a Chile le interesa encontrar una solución a la demanda boliviana. La diferencia –y no es de poca monta– se encuentra en el tema de la soberanía: predomina aún, y con bastante fuerza, la posición de ofrecer a Bolivia facilidades de acceso al mar pero sin soberanía. Y si Bolivia insiste en un acceso soberano al mar, lo que correspondería sería abrir las compuertas para una negociación tripartita (Bolivia, Perú y Chile).
Lo importante es señalar que pareciera que en Chile hay una voluntad explícita de buscar una solución definitiva al diferendo con Bolivia, posición que no sería consecuencia de un sentimiento subjetivo de solidaridad o de una necesidad circunstancial frente, por ejemplo, al contencioso que mantiene con Perú sobre límites marítimos, sino porque en la medida en la que esa nación quiere dar un salto al desarrollo y aparecer como una potencia emergente, un requisito previo es superar sus delicados problemas fronterizos.
Además, Chile tiene interés en abordar otros temas de la agenda bilateral que para ese país son importantes pero que para Bolivia están subordinados al punto principal: el retorno al Pacífico. Es decir, si se vislumbra que hay voluntad de atenderlo, el tratamiento de los otros –entre los que destaca, entre otros, el restablecimiento de relaciones diplomáticas, el fenómeno del narcotráfico y el uso de aguas en la frontera– será más expedito.
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