jueves, 21 de enero de 2016

Bolivia siempre tuvo propiedad sobre las aguas del Silala manantiales de agua dulce que nacen en Bolivia, pero cuyas aguas por la ley de la gravedad se derraman sobre territorio chileno. imposible entender el tema en su dimensión jurídico legal sin conocer este relato del Antonio Araníbar quién siendo un notable Canciller cuidó cada detalle de la documentación según lo refiere Gastón Cornejo de la Sociedad de Historia y Geografía.

SILALA. CONCLUSIONES FINALES

Gracias a un segundo escrito del ex Canciller Antonio Araníbar Quiroga  se define que la reorientación nacional sobre la naturaleza de recurso natural, comercial, histórica, jurídica y diplomática del bofedal Silala comenzó a mediados 1996, y gracias al Senador de Tarija Arturo Liebers.
Que los estudios técnicos científicos hasta primer trimestre 1997, confirmaron la naturaleza de manantial. Araníbar efectuó varias visitas al terreno constatando que las aguas brotan de distintos ojos de agua. Los canales llevan las aguas por gravedad hacia territorio chileno.
Que a inicios del siglo XX la Prefectura de Potosí otorgó, en base a Ley de aguas de 1906, una concesión por Resolución del 21 Septiembre 1908 en favor de la Compañía “The Antofagasta and Bolivian Railway Company Limited”, escritura Nº 048/1908 de 28 octubre de ese año otorgada ante notario.
Para su anulación se requería una Resolución Prefectural. Gestión de Omar Manzano Murillo Nº 71/97 de 14 mayo 1997, mediante la cual se revoca dicha concesión. Luego de 30 días expiró plazo para interponer demanda contraria, fue promulgado el DS Nº 24660 de 20 junio 1997 que elevó el rango de la Resolución a DS.
Sin la autorización expresa del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y de los ministros Carlos Sánchez Berzain (Gobierno) y Guillermo Justiniano (Presidencia), el Canciller Aranibar prosiguió los trámites. Explica que los actos del Canciller y de la Cancillería deben ser dirigidos y consultados al Presidente y a los ministros; sin embargo, conociendo que Goni era un perfeccionista y los ministros retardarían el proceso administrativo, incumplió esa obligación e informó con “hechos consumados”.  Gonzalo Sánchez de Lozada, se molestó pero luego dio su apoyo; no así los ministros que presentaron airada protesta por haber sido sobrepasados en sus atribuciones por el Canciller.
Publicado el DS en la Gaceta Oficial; aún se esperó otros 30 días para que la empresa recurra ante la Corte Suprema de Justicia. Luego los ministros de RREE, Gobierno y Presidencia iniciaron la acción legal para revocar la concesión y cancelar la inscripción en Registros Reales de Potosí.
Araníbar concluyó su gestión el 6 de agosto de 1997 e invitó al nuevo Canciller Javier Murillo el 4 agosto 1997 para hacerle entrega de la información completa; faltaba perfeccionar la revocatoria, anular la concesión, cancelar la inscripción en Registros Reales y hacer proyectos nacionales de utilización, estudios de factibilidad o bien, vender las aguas a privados  para su uso en Chile. Ambos caminos requerían previamente el reclamo a la empresa y la indemnización por el uso ilegal e ilegítimo de las aguas.

Como ex Senador yo confirmo y relievo: El Canciller Antonio Araníbar Quiroga recuperó el Silala para el patrimonio nacional. La estrategia le corresponde hasta el punto en que pasó todo lo obrado al nuevo Canciller Javier Murillo para dar continuidad al trámite administrativo. Faltaba el perfeccionamiento jurídico y la concreción material para el uso de aguas.

Él dio un giro patriótico al tratamiento tradicional. Confirmó que el Silala no es un río y menos aún un rio internacional de curso sucesivo. Son varios manantiales que nacen en múltiples ojos de agua en el territorio boliviano, canalizadas hacia Chile y concedidas, dentro del derecho comercial, por la Prefectura de Potosí a una empresa privada. La norma aplicada corresponde a la Ley de Aguas de 1906 vigente en ese tiempo en el país. En base a esa investigación Bolivia está ahora en condiciones de efectuar los trámites para el mejor uso de sus recursos hídricos.

Aranibar fue Canciller cuatro años (6 agosto 1993-1997) asumía inicialmente la naturaleza de río internacional, rectificó el error dando valor histórico al tema y dotando de un instrumento jurídico y político para reivindicar el derecho en su totalidad. La continuación del trámite de perfeccionamiento jurídico administrativo corresponde a la responsabilidad de los cancilleres subsecuentes, a partir de don Javier Murillo, Armando Loayza, y sobre todo al actual David Choquehuanca.

La interrogante de - ¿cómo, por qué y con qué consecuencias incorporó David Choquehuanca el tema comercial en la Agenda de los 13 puntos? – queda pendiente.

“El Pre Acuerdo del Silala” procesado y firmado por los Vicecancilleres Hugo Fernández y Alberto Von Klaveren bajo el marco responsable del actual canciller Choquehuanka, quiebra la línea construida por Araníbar en forma definitiva y lamentable. Incorpora un tema comercial a la Agenda de los 13 puntos como asunto de Estado. Lo más delicado es que otorga derecho propietario a Chile en un 50%; desconoce todo lo obrado por la Cancillería de A. Aranibar y posteriores Ministros de RREE; ignora la historia del recurso; anula todos los estudios científicos de geo-hidrología del SILALA y ofrece a Chile la opción de conformar una Comisión técnico-científica para estudiar la naturaleza del Silala en cuatro años.

La oratoria del ex Senador Tito Hoz de Vila y del S. Luis Vásquez Villamor que calificó el Pre Acuerdo como un gesto de TRAICIÓN A LA PATRIA, es absolutamente válida.


Gastón Cornejo Bascopé
Cochabamba, 18 de enero 2016.



martes, 12 de enero de 2016

Chile está moviendo sus fichas ahora pidió a su expresidente Pinera que visite a Macri para plantear el relato sobre la Corte de Justicia de La Haya. el chileno salió satisfecho del encuentro.

El exmandatario de Chile, Sebastián Piñera, visitó en Buenos Aires al presidente de Argentina, Mauricio Macri para explicarle cuál es es la postura de su país en torno a la demanda marítima boliviana y el juicio en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya.



“Planteé con mucha claridad que entre Chile y Bolivia existe un tratado del año 1904 que fue válidamente celebrado y se encuentra plenamente vigente y que ambos países tienen la obligación de cumplir”, explicó Piñera, según el portal Terra.cl, y agregó: “le pedí en consecuencia comprensión, y él la tuvo, con la posición chilena”.

Piñera, fue presidente de Chile entre 2010 y 2014, en su gestión se enfrió el acercamiento con el Gobierno de Bolivia y no se retomó la agenda de 13 puntos establecida por su antecesora, y actual mandataria chilena, Michelle Bachelet. 

Durante su presidencia, el Gobierno boliviano presentó una demanda ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya en contra de Chile, para que obligue a este país a negociar una salida soberana y efectiva al mar para Bolivia.

El primer agente chileno que se encargó de la demanda, Felipe Bulnes, fue designado por Piñera, y dejó el cargo tras el rechazo del tribunal a la objeción de incompetencia presentada por Chile.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Manfredo Kemppf se adentra en "la herencia de los líderes chilenos" que les dejaron los usurpadores de territorio ajeno a Perú y Bolivia para que resuelvan en el imposible entuerto. están ahí nertes sin atinar a una medida salvadora, mientras en el mundo crece la simpatía por la causa marítima boliviana

Chile no va a tener la amistad sincera de sus vecinos debido a su pasado expansionista y avasallador que han recibido como herencia los actuales chilenos, con la responsabilidad de arreglar los entuertos pasados. Haberle arrebatado Tarapacá y Arica a Perú y todo Atacama a Bolivia, dejándola en el más deplorable enclaustramiento, es algo difícil de explicar. Claro que la dirigencia chilena del siglo XIX sabía muy bien cuánto valían los territorios peruanos y bolivianos y decidieron arrebatarlos aunque fuera al precio de una guerra. Lo que le ha producido en beneficios económicos toda esa inmensa zona conquistada, bien valió la pena, aunque ahora Chile deba enfrentar situaciones incómodas que trata de solucionar por la vía diplomática.
El problema está en no querer reconocer los males producidos a sus vecinos del norte –sobre todo a Bolivia– y de insistir en que todo está resuelto y que Chile no le debe nada a nadie. Durante décadas los chilenos llegaron a afirmar que su país había ‘recuperado’ el desierto de Atacama. Es decir que no había despojado a Bolivia y que al no haberle quitado nada, nada tenía que devolverle. Estudiando la secundaria en Chile, país al que quiero mucho porque le dio asilo a mi padre, me quedaba pasmado por la forma como enseñaban la historia. Era una falsificación total de los hechos. Pero eso aprendían mis compañeros y los niños chilenos y esa idea falsa la mantienen.

Por eso este tema no tiene un destino que no sea el permanente enfrentamiento: Chile afirma que no piensa ‘regalarle’ a Bolivia ni un metro de su extenso litoral y Bolivia, que sabe que le fueron arrebatados 400 km de costa, no puede entender las avaras razones del vecino y protesta con razón. Seguiremos insistiendo en un puerto soberano en el Pacífico, por los siglos de los siglos. Tal vez cuando se oigan las trompetas del Apocalipsis, Chile ceda. Mientras tanto, hay que pleitear y quejarse en todas partes.

Eso de que Chile padece de geofagia, no deja de ser cierto. Si los argentinos se descuidaban un poco, ya les hubieran quitado medio país. Ambicionaban la Patagonia, que, según aprendí también en el colegio en Santiago, era chilena. No hay que olvidar que en los años 70, Chile estaba amenazado por Argentina, hasta que se destrabó el conflicto del Beagle y de la región de los hielos y los argentinos quedaron conformes. Ahora Chile no necesita hacer maniobras militares en el sur, sino en el norte, para amedrentar a sus dos vecinos que quedaron resentidos

sábado, 24 de octubre de 2015

no pecar de infantilismo, de victoria cantada, cuando hay tanto que andar nos recomienda Carlos Antonio Carrasco que estuvo presente en La Haya y que como diplomático y enviado especial de La Razón pudo cubrir las actuaciones judiciales

Cuando el 24 de septiembre la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, emitió su fallo declarándose competente para considerar el caso Bolivia vs. Chile, por decisión del voto positivo de 14 jueces contra dos disidentes, con toda razón resonaron las trompetas de la victoria en La Paz, provocando desazón en Santiago, donde un malabarismo semántico distorsionó la determinación judicial en un consuelo ingenuo, encastrado en la expresión de su presidenta “Bolivia no ha ganado nada”.
En cambio en La Paz, en desfile amorfo, personajes de todo color se declaraban padres de la victoria, incluyendo a uno que sostiene que ya en el 2000 habría escrito confidencialmente sobre “los actos unilaterales de los Estados”. A esa perla hay que añadir declaraciones de ilustres estadistas latinoamericanos, la invocación del papa Francisco en favor del diálogo, las sagaces gestiones del vocero de la demanda marítima boliviana en el exterior, el entusiasmo de los movimientos sociales y otros factores positivos que se manifestaron en favor de la demanda boliviana. Todo ello muy útil para concientizar al mundo acerca de esa justa causa.
Sin embargo, en rigor a la verdad, ninguno de esos gestos tuvo (ni tendrá en el futuro) un ápice de influencia en las decisiones de la CIJ. Y precisamente por esta circunstancia tiene alto valor el fallo que declara competente al máximo tribunal internacional de la ONU para tratar la demanda marítima boliviana; sentencia que es, tanto en su preámbulo de premisas como en su parte resolutoria, una admirable pieza de arquitectura jurídica que ni siquiera Chile pudo objetar.
No obstante, este primer paso tan auspicioso no es nada más que una etapa procedimental, porque la batalla comenzará —realmente— cuando se trate el fondo de la demanda, the merits, en inglés. De allí que el motivo de regocijo antes mencionado fue innecesariamente sublimado y traducido en apoyos externos totalmente superfluos, como lo es una encuesta que tabulaba el porcentaje atribuido a cada uno de los fautores del éxito.
Ciertamente, sin el coraje político del presidente Evo Morales para presentar la demanda a la corte de La Haya, las gestiones posteriores obviamente no hubiesen tenido lugar. Me pregunto cuál hubiese sido la reacción en el país si la objeción preliminar chilena hubiera sido aceptada. Seguramente rodarían las cabezas de chivos expiatorios. Es preciso recordar que los argumentos elaborados principalmente por el equipo internacional de abogados y la presentación oral de éstos complementaron la exitosa arremetida boliviana. Entonces, el gran ganador de la contienda fue el derecho, cimentado en las doctas opiniones de la CIJ. Por lo tanto, insistir en que hubo un derrota chilena solo crea anticuerpos contraproducentes, que podrían inducir a los jueces de la CIJ a buscar en su futuro fallo un equilibrio que denote su imparcialidad.
En otro nivel, las invocaciones del presidente Morales y del agente Eduardo Rodríguez Veltzé para entablar un diálogo directo con Chile se inscriben en los usos diplomáticos más sofisticados y efectivos. Se ve con preocupación que la satisfacción popular por el fallo conlleva también a utilizar la algazara en la politiquería cotidiana, ya sea como estandarte oficialista en el referendo venidero o como arma de mal gusto por la Alcaldía paceña opositora cuando opta por condecorar a los gestores más conspicuos del trámite marítimo, minimizando al Canciller, quien, en rigor, es el jefe de aquellos.
El laborioso logro de haber forjado una política de Estado en torno al problema marítimo debe ser preservado con suma cautela hasta que las audiencias en la Corte Internacional de Justicia se reasuman el 25 de julio de 2016. 

lunes, 19 de octubre de 2015


Una cuestión de ética

Humberto Vacaflor Ganam

El abogado Ramiro Orías escribió, hace quince años, la tesis que con tanto entusiasmo, pompa y muchos pero muchos ingresos, han hecho suya los funcionarios bolivianos ante La Haya, por el tema del mar.
El joven abogado estudió el tema a profundidad y encontró el hilo del argumento que ha venido a desestabilizar la estrategia chilena a tal punto que ahora se habla en Santiago de destituir a la seña Michelle Bachelet y llamar a elecciones, que las ganaría con facilidad Ricardo Lagos.
La paradoja es que Orías elaboró su tesis cuando estudiaba en Chile, como se ha revelado ahora. Él lanzó la idea y luego se dedicó a sus cosas. No sospechaba que pudiera tener tanta repercusión, pero lo que jamás se le pasó por la mente fue que quienes usarían su tesis decidieran ignorarlo a él, al autor.
La difusión de una entrevista a Orías provocó las iras de un ex mininistro del gobierno del MAS que ahora se dedica a los negocios. Dijo este exministro que es algo sin importancia saber quién es el autor de la tesis, porque lo verdaderamente importante es que fue el presidente Evo Morales quien impulsó todo este proceso, y que sólo él es que tiene los méritos y debe recibir los todos los reconocimientos.
Se trata de un tema de ética que, al parecer, el exministro no entiende. Tendrá sus razones para sostener que el autor de una idea, de una tesis, no merece ningún reconocimiento. Es un detalle que tiene que ver con su formación personal, y no vale la pena juzgarlo.
Lo que es preocupante es que todo el equipo de abogados nacionales y extranjeros, además de dos expresidentes bolivianos, hayan decidido ignorar al autor de la tesis. Ni siquiera hubieran necesitado incluirlo en las delegaciones de funcionarios bien pagados: hubiera bastado con que dijeran, ante lo bolivianos, los chilenos y el mundo, que la idea es del abogado Ramiro Orías.
Le está pasando a Orías lo que le ocurrió a Colón, que descubrió este continente pero todo el honor y la gloria fue para Américo Vespucci. En ese caso se trató de unos imprenteros holandeses, como se sabe. Siempre los imprenteros: aquí, los que estuvieron a cargo del libro del mar.
Ama plagio, señores.
Vacaflor.obolog.com

domingo, 18 de octubre de 2015

El Deber, cuya cortesía agradecemos, nos permite transcribir las respuesta a 16 preguntas que le planteó el Diario Mayor de SC, y que el Canciller de Chile Heraldo Muñoz aprovecha para responder a los cuestionamientos de Carlos Mesa y de los Jueces de La Haya. muy ilustrativo.

A casi un mes del fallo de la Corte Internacional de La Haya, el canciller chileno Heraldo Muñoz accedió a una entrevista con el Diario Mayor EL DEBER desde Santiago de Chile. Pidió que sea por escrito y respondió a un cuestionario de 16 preguntas.

El canciller Muñoz, que por primera vez, en medio de la demanda marítima, concede una entrevista a un medio escrito boliviano, aseguró que con el fallo Bolivia flexibilizó su postura de salida soberana y ahora incluso habla de otras soluciones pragmáticas.

Desacreditó al exjuez español Baltasar Garzón que expresó su apoyo a la demanda de Bolivia calificándola de “absolutamente justa” y reconoció que, en este momento, la relación entre el presidente Evo Morales y su homóloga chilena, Michelle Bachelet, están en un “clima enrarecido”.

_¿Esperaba usted la sentencia de la Corte Internacional de La Haya en los términos en que se ha producido el 24 de septiembre? Lo importante no es lo que se esperaba, sino lo que se pedía. Bolivia en todos sus escritos y hasta la primera ronda de alegatos pidió a la Corte que le impusiera a Chile una obligación con resultado garantizado. La Corte decidió excluir esta petición fundamental de Bolivia. De hecho, la sentencia de la Corte resolvió dos cosas: Limitar la demanda boliviana, dejando fuera su petición principal que a Chile se le impusiera una obligación de negociar con un resultado predeterminado y, segundo, dejar que el juicio siguiera pero solo para discutir la existencia de una supuesta obligación de negociar. Destaco lo anterior, pues en Bolivia no se ha difundido suficientemente el verdadero alcance de la decisión de la Corte.

_¿Qué le dice a usted un fallo en el que tan amplia mayoría de jueces (14 de un total de 16) avaló la competencia de la Corte, rechazando la objeción a su jurisdicción planteada por Chile?La objeción de incompetencia no fue una objeción per se. No fue una objeción por la objeción en sí misma, sino un instrumento para el objetivo primordial de defender la integridad territorial de Chile. Y eso se consiguió. Lo que me dice el fallo es que Bolivia tuvo que incurrir en un sacrificio muy grande para seguir adelante con el juicio. Para esquivar la objeción chilena, Bolivia tuvo que retractarse de su petición principal y renunciar a su aspiración de que la Corte adoptase una sentencia de salida soberana en su favor. Eso ya sabemos que no va a ocurrir, porque la Corte así lo declaró en su fallo del 24 de septiembre pasado. Lo más que podría declarar la Corte es la existencia de una obligación de negociar de buena fe entre las partes sobre una salida soberana, donde cualquier resultado seguirá dependiendo, como ocurre hoy, de la voluntad de Chile y Bolivia. Esa es la realidad.

Adicionalmente, Bolivia tuvo que hacer otro sacrificio, del cual también la Corte tomó nota en su sentencia. Me refiero a que al definir Bolivia qué se entiende por salida soberana flexibilizó su postura tradicional hablando no solo de corredor o enclave soberano sino también de zonas especiales u otras soluciones pragmáticas. Bolivia puso en duda su reclamo de cesión territorial.

¿Qué consecuencias políticas se han dado por la sentencia de La Haya?
Que resulta lamentable que los múltiples ámbitos de colaboración e integración posibles entre ambos países, con amplia perspectiva de ganancia para nuestros pueblos, se hayan visto afectados por esta demanda unilateral que consideramos como un error. Deberíamos estar coordinándonos, Chile y Bolivia, para enfrentar los desafíos del desarrollo del 2030 o el 2040 y estamos discutiendo sobre el siglo pasado o el antepasado.

_Viendo ahora el resultado ¿cree usted que fue un acierto plantear una objeción preliminar a la jurisdicción de la Corte o era mejor ir directamente al fondo del asunto? Fue un acierto, sin duda. De haber ido directo al fondo habríamos quedado con la demanda en toda su amplitud. Es cosa de revisar lo que perdió Bolivia buscando defenderse de nuestra objeción y las dudas que dejó instaladas.

_¿El fallo de La Haya obligará a Chile a reajustar su estrategia?Esta es una nueva etapa de un proceso que se inició en abril del 2013. Reajuste de la estrategia, no. Estrategia diferente en función de una etapa distinta, evidentemente. Ahora utilizaremos argumentos que no podíamos esgrimir en la etapa de la excepción preliminar porque estaban vinculados al fondo de la discusión. En adelante lo que corresponde explicar es que la supuesta obligación de negociar no existe.

_¿Es cierto que las autoridades chilenas le pidieron a las bolivianas solicitar a la Corte de La Haya una demora para la lectura del fallo, debido a la proximidad de la Asamblea de la ONU?De ninguna manera. En su momento lo que se exploró fue mover la fecha en un par de días dado que algunos de nuestros abogados extranjeros no podían estar el 24 en La Haya. Todo lo demás es ficción.

_Usted habla de buscar ‘fórmulas imaginativas’, pero que no toquen la soberanía. Desde su punto de vista, ¿cuáles son esas fórmulas imaginativas?Ha habido conversaciones en el pasado. Ese es un desafío que solo tiene sentido tratar si existiese voluntad política, y no con un juicio en la Corte Internacional de La Haya.

_También habla de mejorar las condiciones de acceso al mar para Bolivia. ¿Cuál es el alcance específico de su propuesta? ¿A qué se refiere?Eso es lo que habría que explorar, en un marco de relaciones normales y disposición al diálogo que no ha estado presente por parte de Bolivia los últimos años. Difícilmente se puede entablar un diálogo cuando un país se resiste a restablecer relaciones diplomáticas, imponiendo condiciones inaceptables, y cuando existe una campaña comunicacional de ofensas en contra de nuestro país y nuestro Gobierno en todos los foros imaginables. Así no se avanza, se retrocede y se pierde un tiempo muy valioso.
Heraldo Muñoz Valenzuela
HERALDO MUÑOZ VALENZUELA

MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DE CHILE
CARGO: CANCILLER DE CHILE
EDAD: 67 AÑOS
NACIÓ EN: SANTIAGO
SU TRAYECTORIA
Heraldo Benjamín Muñoz Valenzuela es especialista en relaciones internacionales. Tiene doctadorados en ciencia política e hizo estudios en las universidades de Denver, Harvard y la estatal de Nueva York. Durante la presidencia de Ricardo Lagos fue ministro vocero; fue embajador de Chile ante la ONU; y desde marzo de 2014 es ministro de Relaciones Exteriores de Chile, en el Gobierno de Michelle Bachelet.



_Usted declaró que Chile salvó su soberanía territorial en La Haya. ¿Por qué lo dice con tanta seguridad, toda vez que la Corte puede decidir en un futuro que Chile debe sentarse a negociar?Porque la Corte descartó en su fallo una obligación de resultado que afecte la soberanía chilena, y salvaguardó debidamente la plena vigencia del Tratado de 1904.

_Si el tribunal de La Haya dispone que Chile se siente a negociar con Bolivia ¿lo hará?No me voy a poner en situaciones hipotéticas; pero puedo decir que Chile es un país respetuoso del derecho internacional, algo que ha demostrado con creces.

_¿No cree que ha llegado el momento de que Bolivia y Chile se sienten a conversar de buena fe y con espíritu abierto y constructivo sobre el objeto de la demanda boliviana? Chile y Bolivia se han sentado varias veces a conversar de buena fe. Lo que sucede es que Bolivia no puede pretender imponer una fórmula contraria a la integridad territorial de mi país. Por lo demás, como bien dice Walter Montenegro (historiador y exdiplomático boliviano) en su libro Oportunidades perdidas, la mayor parte de las veces que ambos países han conversado, no se ha llegado a un acuerdo por circunstancias internas de Bolivia; no por culpa de Chile.

_¿Le preocupa que Bolivia sume respaldo de personalidades internacionales, como el exjuez español Baltasar Garzón?No. Especialmente considerando que él habría reconocido que contempló ser abogado de la demanda boliviana.

_El papa Francisco ha dicho que la demanda marítima de Bolivia es “justa”, ¿qué opina usted?El papa habló en el contexto de una visita pastoral a Bolivia (en julio), habló de un “anhelo” y no tomó partido en el caso que está conociendo la Corte de La Haya. Llamó al diálogo diplomático con los vecinos y Chile respondió ofreciendo restablecer relaciones diplomáticas con Bolivia de inmediato y sin condiciones. La respuesta del presidente boliviano fue una agresión verbal.

_Inicialmente ¿por qué aceptó la entrevista en Canal 7 BTV, pero luego se negó a venir a Bolivia?Nunca acepté ir a Bolivia. Lo que dije fue que sí aceptaba, y continuo aceptando encantado una entrevista con el canal oficial de Bolivia. Pero, el solicitante de la entrevista no puede pretender imponerle a quien se desea entrevistar las condiciones del dónde, cómo y cuándo.

_¿Cómo vio usted las repercusiones en Chile de la entrevista que le hizo Televisión Nacional de Chile (TVN) al portavoz de la demanda marítima de Bolivia, Carlos D. Mesa? No la vi, pues estaba en la Asamblea General en Nueva York. Me da la impresión de que la entrevista tuvo más repercusión en Bolivia que en Chile.

_¿Cómo califica las actuales relaciones entre la presidenta de Chile, Michelle Bachelet y su homólogo de Bolivia, Evo Morales?Mucho menos de lo que sería deseable. La política del insulto y la descalificación por parte del presidente Morales, sumada a una demanda unilateral ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, nos tienen en un clima bilateral enrarecido. Lamentable

domingo, 4 de octubre de 2015

el articulista no se ahorra elogios para destacar la figura de Carlos Mesa, de quién nadie podría decir que no es un patriota, se ha preocupado de buscar un buen andamiaje en el campo de la lógica y la historia, para armar la estructura que convenció a la Corte de Justicia sobre las razones de Bolivia para exigir un diálogo serio, constructivo y justo conmiras a la salida al MAR que persigue Bolivia desde el mismo dia del asalto armado a nuestro Litoral Marítimo.

Ensalzar a Carlos Mesa no tiene ya mucho chiste ni me valdrá el premio a la columna más original del mes –al que usualmente aspira María Galindo en Página 7, con más denuedos y tenacidad–, luego del aluvión de aclamaciones que suscitó la entrevista a Mesa en TVN Chile.
Pero sería de envidiosos no reseñar los talentos de Carlos Mesa, su conocimiento, altura y garbo, expuestos ante la teleaudiencia chilena esta semana. De paso, en esa entrevista el país redescubrió ideales abandonados y se topó con las señas de un lenguaje político distinto. Gratifica ocuparse de estas cuestiones, en vez de las bravatas de tanto postulante local a hombre fuerte, pero de cómic.
En primer lugar, acertaron el Gobierno y Mesa al rehuir la tentación de una visita a Chile como la anunciada hace meses. Con la invitación de la TV chilena a Carlos Mesa, nadie pudo acusar –en Santiago o en el mundo– una torva intención de provocar a Chile con una exhibición de artes marciales, verbales o físicas. Parece trivial, pero no desafiar sin sentido no es para ser buenos chicos. Es para probar que la causa boliviana se defiende sola, sin mala leche. Y si se pretende negociar con Chile algún día, tampoco interesa enajenar a su opinión pública, sino inducirla a repensar. Esta veta fue entreabierta en la entrevista a Carlos Mesa.
Sin darse cuenta, con Mesa en Santiago el país también rememoró el ideal del patricio ilustrado. Para comparar, Evo Morales es de la estirpe popular, con su arquetipo del macho inexpugnable, heroico y rústico. Y García Linera ha hipotecado la irradiación de intelectual radical schick por la imagen del hombre de poder. En cambio, Mesa expresa los sueños –hasta conservadores– de las clases medias bolivianas, ansiosas por formar a los suyos en el prestigio del saber. Ese paradigma resucitó sin complejos en el desempeño de Mesa y en la reacción que originó.
En Chile, Carlos Mesa dio otra vez vida al arte público de retórica, ideas y gestualidad, desmintiendo a nuestros maestros del Realpolitik de choripan, para quienes en política sólo rinde ser marrullero o práctico. De un puesto significativo, pero relegado a la cuestión marítima, Mesa ha hecho una palestra. Que las virtudes personales no sean suficientes para manejar el poder es algo que Mesa sabe por agria experiencia, pero eso no quita la lección que presenciamos.
Mesa también hizo señas de un discurso post-opositor. Él ponderó el papel –esa obstinada voluntad– de Evo en la demanda marítima, de una forma que un opositor severo dudaría, calculando el electorado a perder. Pero ni la oposición más áspera se animó a cobrarle a Mesa ese gesto.
A la vez, en Chile Carlos Mesa tradujo su opinión adversa a la reelección de Evo, en el único momento en el que zigzagueó por no prever ese obvio flanco débil, usado por el periodista chileno –convertido ya en polemista– para evitar la rechifla de su audiencia (no ha de ser fácil entrevistar a un chúcaro como Mesa en apronte; su entrevistador no era malo, pero carecía del barniz intelectual para lidiar con el expresidente). Ya en Bolivia, Mesa ratificó su censura a la reelección, para molestia de los perdidos –del MAS– en la política pequeña y servicial.
Mesa perfiló así otra senda, que se permite apreciar los éxitos del Gobierno sin callar su crítica al oficialismo monopolista. El riesgo de esa postura es el equilibrismo, pero aun así refresca. Tiene el mérito de trascender la intragable dieta discursiva a que estamos sometidos: “el Gobierno hace todo bien/el Gobierno hace todo mal”. De esas construcciones verbales nuevas, que se arriesguen a dejar las trajinadas trincheras, se armarán las coaliciones políticas del futuro.
Fue una ocasión para reconocer a un personaje de nuestra vida pública. El país lo ha visto crecer, destacar, consentirse, atinar, equivocarse y volver a brillar. De este tiempo quedarán pocos en la memoria nacional; Evo y Carlos Mesa entre ellos. Y tal parece, como apuntaba un ojo de águila, que aún no podemos juzgar cuál será el lugar de su relevancia final.