Jamás en la historia diplomática de nuestro país se había inscrito tamaña derrota como la que acaba de sufrir Bolivia en ocasión de la Asamblea de la OEA celebrada en Tiquipaya-Cochabamba entre los días 4 y 5 de junio de 2012. Nada menos que en territorio boliviano la OEA aprobó una resolución que declara al diferendo marítimo entre Bolivia-Chile como un asunto de “carácter bilateral”, pero lo peor aún estaría por venir y es el hecho de que aunque parezca increíble mencionarlo es el propio Gobierno de Bolivia que plantea que la discusión entre Bolivia y Chile gire o tome como base el Tratado de 1904.
Tratado que reconoce la entrega definitiva del Litoral boliviano a favor de Chile a cambio de una serie de condiciones entre las cuales destacan la construcción del Ferrocarril Arica–La Paz, la entrega de una cantidad importante de libras esterlinas a favor del Gobierno de Bolivia y otras compensaciones más. De ahí que plantear que la demanda marítima se encuadre dentro de los parámetros establecidos alrededor del Tratado de 1904 es sencilla y llanamente un retroceso para la política exterior y nada menos que en torno a la mayor demanda nacional.
La declaración de “Tiquipaya” sin duda alguna que le pone una especie de sello o candado definitivo a las pretensiones bolivianas de tener algún día un acceso soberano al océano Pacífico, semejante resultado internacional es en esencia la demostración más elocuente de la ineficiencia mostradas hasta ahora por una Cancillería, lo que mínimamente amerita que el titular del Ministerio de Relaciones Exteriores dimita a su cargo, por cuanto el daño causado es desde todo punto de vista inconmensurable, independientemente de que pasará a la historia como uno de los grandes responsables de cerrar cualquier posibilidad de retorno al mar. Lo grave es que la autoría del mismo le corresponde a un Gobierno que dice ser diferente.
Pertinente es recordar que el Gobierno nunca tuvo una política clara respecto de la reivindicación marítima, lo que sí mostró es alguna habilidad en inventar la creación de una serie de instancias que según el Gobierno masista aseguraban un pronto retorno al mar y a cuyas instancias les asignó un importante presupuesto financiero.
Como vemos no solo que muestra una triste imagen del actual Gobierno, sino que deja al país en una terrible situación.
en homenaje a GABY DE LA REZA, heroica mujer cochabambina que fuera la Primera Presidenta del Comité Pro Mar Boliviano, que reivindica el Retorno al Mar por encima de todas las cosas. excluye posturas demagógicas que pretender utilizar el tema para fines partidistas o de caudillaje.
viernes, 15 de junio de 2012
jueves, 14 de junio de 2012
Evo tratado no se cumple. Tratado hay que negociar. Tratado no existe. En qué quedamos presidente? pregunta Chile.. "no se le puede seguir, habla demasiado y confunde"
Las declaraciones las hizo Moreno al ser preguntado por unas afirmaciones de Morales este miércoles, en las que dio por "muerto" el Tratado de 1904, que estableció las fronteras entre los dos países.
Según el jefe de la diplomacia chilena, al parecer el gobierno boliviano pretende que Chile "le regale un pedazo" de su territorio y comentó que "no hay un sólo ejemplo en la historia de la humanidad en que un país haya regalado una parte de su territorio".
"Chile es el Chile que conocemos y no va a cambiar", remarcó.
Alfredo Moreno el Canciller de Santiago, Chile |
Bolivia perdió el acceso al Océano Pacífico en una guerra del siglo XIX y 25 años después de su inicio, en 1904 ambos países negociaron, firmaron y ratificaron un tratado que fijó sus actuales fronteras.
Según el tratado, Chile debe facilitar el libre tránsito de mercaderías bolivianas y su comercio por algunos puertos, tarea que ha incluido la construcción de ferrocarriles, carreteras y sitios especiales de acopio de mercancías en terminales portuarios. El presidente boliviano, Evo Morales, afirmó este miércoles en La Paz que a su juicio, ese tratado está muerto porque Chile no lo ha cumplido.
"Yo no soy jurista, no conozco derechos internacionales, pero puedo entender que este tratado ya está muerto, ese tratado no está vigente para mí, porque Chile ha incumplido el tratado", afirmó Morales en una rueda de prensa en el presidencial Palacio Quemado.
"Desde el momento que algún acuerdo no se cumple, el acuerdo ya no sirve (...). Ese concepto tengo", manifestó Morales, que en los últimos días reafirmó en una gira europea la demanda de su país de tener un acceso soberano al mar.
En diversas declaraciones, también ha sostenido que el tratado de 1904 le fue impuesto por la fuerza a Bolivia, comparó la aspiración de su país con la reclamación argentina por las islas Malvinas y con la situación del Canal de Panamá.
En la última asamblea de la OEA, celebrada en la ciudad boliviana de Cochabamba, el gobierno de Bolivia pidió a Chile "renegociar" dicho tratado.
También reiteró el anuncio de que presentará una demanda contra Chile ante el tribunal de La Haya, cuya sede visitó Morales en su reciente estadía en Europa.
En ese contexto, el canciller chileno dijo hoy que "es difícil seguir al presidente Morales. Primero dijo que el tratado no se cumplía, luego que lo quería renegociar, ahora dice que no existe".
"No hay que hablar tanto por la prensa, éste es un tema que se puede resolver conversando y sobre la base del derecho internacional y de los tratados, como señala la comunidad internacional y como ha señalado siempre para resolver un problema entre dos países vecinos", añadió.
"Una cosa es ser generoso y otra decir que una parte de nuestro país ya no lo va a ser", advirtió Alfredo Moreno, para quien la visita de Evo Morales a La Haya fue "de cortesía".
Matizó, sin embargo, que no iba a "entrar a calificar lo que haga el presidente boliviano. Morales puede ir a La Haya a saludar cuando estime conveniente", dijo.
lunes, 11 de junio de 2012
El Deber menciona a Colombia, México, Perú y Chile, sin Ecuador que formaron una Alianza del Pacífico para exportar al Asia
En la reciente Asamblea de la OEA, llevada a cabo en Cochabamba, se volvió a observar el poco apoyo que tiene Bolivia en reuniones de ese tipo, incluso de parte de los países aliados, con los que el actual Gobierno comparte algunos principios ideológicos.
En Tiquipaya, sede de la Asamblea, los cancilleres de Venezuela y Ecuador votaron en contra de la propuesta boliviana, como había ocurrido en la cumbre del medioambiente realizada en Cancún, México. En aquella reunión, 193 países del planeta (todos los de las Naciones Unidas) rechazaron la propuesta boliviana, incluidos Venezuela, Ecuador y Cuba.
Algo está mal en los criterios con que Bolivia encara sus relaciones internacionales. Estos resultados son una prueba de ello y quizá sea oportuno que las autoridades nacionales mediten acerca de lo que se está haciendo en esa materia.
Mientras se desarrollaba la Asamblea de la OEA en Tiquipaya, otra reunión internacional se celebraba muy cerca, en Antofagasta, el puerto que fue boliviano. Allí los presidentes de Colombia, México, Perú y Chile crearon la Alianza del Pacífico, concebida para formar un bloque dirigido a aprovechar las ventajas económicas de la vecindad de los países de Asia, ubicados del otro lado del océano.
Fue muy notorio que Ecuador no haya participado en aquella reunión de Antofagasta, siendo un país del Pacífico. Su presidente, Rafael Correa, prefirió viajar hasta Tiquipaya y lanzar un furibundo discurso repleto de sus fobias contra el periodismo independiente. Los ecuatorianos seguramente han de pedir cuentas a este gobernante por el grave error de haber excluido a su país de una iniciativa tan prometedora.
La prensa internacional saludó el resultado de la reunión de Antofagasta con frases muy elogiosas y definió este esfuerzo como una iniciativa que aspira a convertirse en el mecanismo de integración más dinámico de América Latina y en el principal motor económico de la región en su apertura hacia Asia Pacífico.
Dentro de Bolivia existían iniciativas basadas en el hecho de que el país, si bien ahora sin puertos propios sobre el Pacífico, forma parte de esa cuenca en vista de que gran parte de su comercio exterior se realiza a través de puertos del más grande océano del mundo. Pero nadie ha tomado en cuenta estas ideas.
Quizá sea oportuno que los gobernantes analicen esta realidad y adopten decisiones pensando solamente y exclusivamente en el interés nacional, lo que les obligaría a dejar de lado simpatías coyunturales con gobiernos de la región, o por lo menos a ampliar el horizonte.
Interesarse en la cuenca del Pacífico, adscribirse a la alianza creada ahora podría, eventualmente, convertirse en una llave que permita al país superar los problemas concretos que tiene para desarrollar el comercio exterior a través de puertos ajenos.
Al ser derrotada la postura boliviana en la OEA, los delegados que asistieron a la cita (muy pocos cancilleres) recomendaron que Bolivia y Chile busquen formas para resolver los problemas creados por el encierro boliviano. La alianza podría ser una de las formas de encarar el problema.
Los intereses del país tendrían que estar, siempre, por encima de otras consideraciones de los gobernantes de turno.
martes, 5 de junio de 2012
Evo cree fácil borrar a la OEA. con qué recursos? dónde? cuándo? Harold Olmos discurre
Ahora ya saben
Cuando ocurrió la Cumbre Social Mundial en el mismo lugar donde desde el domingo se congrega la Asamblea Ordinaria de la OEA, muchos participantes extranjeros se refregaron los oídos y los ojos para estar seguros de que veían y escuchaban bien. El presidente Evo Morales les decía que comer carne de pollo provocaba trastornos metabólicos: que a las jóvenes les hacía crecer precozmente los senos, que volvía homosexuales a los hombres y que los europeos, de tanto comer pollo y otros alimentos con productos transgénicos, serían calvos en medio siglo más. Todo envuelto en un concepto sobre el que el mandatario ha martilleado desde que asumió la presidencia de Bolivia en 2006: hay que dar muerte al capitalismo. Es el mismo capitalismo al que simultáneamente le pide inversiones para la industria petrolera boliviana y le asegura que, si sus inversores vienen como socios, no patrones, tendrán en Bolivia toda la seguridad jurídica que necesiten.
Los asistentes a ese foro, muchos jóvenes extranjeros, deben haber retornado perplejos a sus países, por haber participado de una ceremonia exótica, en la que un presidente produce afirmaciones excusables por su ingenuidad, como la de los niños que creen que los relámpagos vienen de las cámaras fotográficas de los ángeles en el cielo.
El problema ha sido que los dislates y estridencias han pasado de excepción a regla de comportamiento. Y han continuado en progresión. Piedras con sexo, arrugas de los abuelos en vez de libros. Papalisa mejor que viagra. Este domingo, otra vez como anfitrión, el presidente ha fustigado a sus invitados, especialmente a dos de ellos: a Estados Unidos y a Chile. Para el primero ha utilizado un lenguaje muy parecido al que solía provenir del Ministro de Industrias de Cuba, Ernesto “Ché” Guevara, en tiempos de la Guerra Fría. Hasta hubo el saludo con el puño y brazo derechos en alto y el grito de “Patria o Muerte” que lo acompaña. Esta vez, con un ingrediente: la presencia de “sectores sociales” que con fuertes abucheos hicieron sentir su presencia sobre los delegados de Estados Unidos y de Chile e ignoraron las obligaciones de cortesía de todo anfitrión. Para Chile fueron aquellos sectores los que convirtieron la asamblea inaugural en un suplicio de silbidos y gritos.
Muchas balandronadas pasaban desapercibidas. Pero ahora han ocurrido ante una multitud de diplomáticos extranjeros. Con esta vivencia, cuando algunos bolivianos se quejen públicamente de violación de sus derechos o de amenazas, no será fácil ignorarlos. Tampoco se podrá cubrir los ojos ante la realidad que muestran los marchistas del TIPNIS. La Secretaria de Estado Clinton debe haber quedado satisfecha de haberse evitado el bochorno, lo mismo que el canciller chileno de no haber asistido a la cita inaugural, en la que el protocolo indicaba que se sentaría detrás del presidente Morales.
Al presidente le parece fácil hablar de borrar a la OEA del mapa. ¿Con qué la substituiría y dónde sería su sede? ¿Con ALBA/UNASUR y en Brasilia, en Caracas o en Quito? Parece que ignora la infinidad de organismos que depende de la que fuera, hace más de un siglo, la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas (1890), para ser después Unión Panamericana (1910), muchísimo antes de la Guerra Fría que señaló como punto de partida para la gestación de la OEA (1947). Solo el presupuesto operativo de su oficina central en Washington representa unos 80 millones de dólares anuales.
Los resultados de esta asamblea para Bolivia aún no se han visto. Pueden venir a breve plazo. Pero el gobierno y el presidente Morales no serán más vistos como ejemplo de las mejores virtudes.
Los asistentes a ese foro, muchos jóvenes extranjeros, deben haber retornado perplejos a sus países, por haber participado de una ceremonia exótica, en la que un presidente produce afirmaciones excusables por su ingenuidad, como la de los niños que creen que los relámpagos vienen de las cámaras fotográficas de los ángeles en el cielo.
El problema ha sido que los dislates y estridencias han pasado de excepción a regla de comportamiento. Y han continuado en progresión. Piedras con sexo, arrugas de los abuelos en vez de libros. Papalisa mejor que viagra. Este domingo, otra vez como anfitrión, el presidente ha fustigado a sus invitados, especialmente a dos de ellos: a Estados Unidos y a Chile. Para el primero ha utilizado un lenguaje muy parecido al que solía provenir del Ministro de Industrias de Cuba, Ernesto “Ché” Guevara, en tiempos de la Guerra Fría. Hasta hubo el saludo con el puño y brazo derechos en alto y el grito de “Patria o Muerte” que lo acompaña. Esta vez, con un ingrediente: la presencia de “sectores sociales” que con fuertes abucheos hicieron sentir su presencia sobre los delegados de Estados Unidos y de Chile e ignoraron las obligaciones de cortesía de todo anfitrión. Para Chile fueron aquellos sectores los que convirtieron la asamblea inaugural en un suplicio de silbidos y gritos.
Muchas balandronadas pasaban desapercibidas. Pero ahora han ocurrido ante una multitud de diplomáticos extranjeros. Con esta vivencia, cuando algunos bolivianos se quejen públicamente de violación de sus derechos o de amenazas, no será fácil ignorarlos. Tampoco se podrá cubrir los ojos ante la realidad que muestran los marchistas del TIPNIS. La Secretaria de Estado Clinton debe haber quedado satisfecha de haberse evitado el bochorno, lo mismo que el canciller chileno de no haber asistido a la cita inaugural, en la que el protocolo indicaba que se sentaría detrás del presidente Morales.
Al presidente le parece fácil hablar de borrar a la OEA del mapa. ¿Con qué la substituiría y dónde sería su sede? ¿Con ALBA/UNASUR y en Brasilia, en Caracas o en Quito? Parece que ignora la infinidad de organismos que depende de la que fuera, hace más de un siglo, la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas (1890), para ser después Unión Panamericana (1910), muchísimo antes de la Guerra Fría que señaló como punto de partida para la gestación de la OEA (1947). Solo el presupuesto operativo de su oficina central en Washington representa unos 80 millones de dólares anuales.
Los resultados de esta asamblea para Bolivia aún no se han visto. Pueden venir a breve plazo. Pero el gobierno y el presidente Morales no serán más vistos como ejemplo de las mejores virtudes.
Evo considera "fácil borrar a la OEA" con qué sustituto, cual capital, dónde están los recursos. +dislates y estridencias (Harold Olmos)
Ahora ya saben
Cuando ocurrió la Cumbre Social Mundial en el mismo lugar donde desde el domingo se congrega la Asamblea Ordinaria de la OEA, muchos participantes extranjeros se refregaron los oídos y los ojos para estar seguros de que veían y escuchaban bien. El presidente Evo Morales les decía que comer carne de pollo provocaba trastornos metabólicos: que a las jóvenes les hacía crecer precozmente los senos, que volvía homosexuales a los hombres y que los europeos, de tanto comer pollo y otros alimentos con productos transgénicos, serían calvos en medio siglo más. Todo envuelto en un concepto sobre el que el mandatario ha martilleado desde que asumió la presidencia de Bolivia en 2006: hay que dar muerte al capitalismo. Es el mismo capitalismo al que simultáneamente le pide inversiones para la industria petrolera boliviana y le asegura que, si sus inversores vienen como socios, no patrones, tendrán en Bolivia toda la seguridad jurídica que necesiten.
Los asistentes a ese foro, muchos jóvenes extranjeros, deben haber retornado perplejos a sus países, por haber participado de una ceremonia exótica, en la que un presidente produce afirmaciones excusables por su ingenuidad, como la de los niños que creen que los relámpagos vienen de las cámaras fotográficas de los ángeles en el cielo.
El problema ha sido que los dislates y estridencias han pasado de excepción a regla de comportamiento. Y han continuado en progresión. Piedras con sexo, arrugas de los abuelos en vez de libros. Papalisa mejor que viagra. Este domingo, otra vez como anfitrión, el presidente ha fustigado a sus invitados, especialmente a dos de ellos: a Estados Unidos y a Chile. Para el primero ha utilizado un lenguaje muy parecido al que solía provenir del Ministro de Industrias de Cuba, Ernesto “Ché” Guevara, en tiempos de la Guerra Fría. Hasta hubo el saludo con el puño y brazo derechos en alto y el grito de “Patria o Muerte” que lo acompaña. Esta vez, con un ingrediente: la presencia de “sectores sociales” que con fuertes abucheos hicieron sentir su presencia sobre los delegados de Estados Unidos y de Chile e ignoraron las obligaciones de cortesía de todo anfitrión. Para Chile fueron aquellos sectores los que convirtieron la asamblea inaugural en un suplicio de silbidos y gritos.
Muchas balandronadas pasaban desapercibidas. Pero ahora han ocurrido ante una multitud de diplomáticos extranjeros. Con esta vivencia, cuando algunos bolivianos se quejen públicamente de violación de sus derechos o de amenazas, no será fácil ignorarlos. Tampoco se podrá cubrir los ojos ante la realidad que muestran los marchistas del TIPNIS. La Secretaria de Estado Clinton debe haber quedado satisfecha de haberse evitado el bochorno, lo mismo que el canciller chileno de no haber asistido a la cita inaugural, en la que el protocolo indicaba que se sentaría detrás del presidente Morales.
Al presidente le parece fácil hablar de borrar a la OEA del mapa. ¿Con qué la substituiría y dónde sería su sede? ¿Con ALBA/UNASUR y en Brasilia, en Caracas o en Quito? Parece que ignora la infinidad de organismos que depende de la que fuera, hace más de un siglo, la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas (1890), para ser después Unión Panamericana (1910), muchísimo antes de la Guerra Fría que señaló como punto de partida para la gestación de la OEA (1947). Solo el presupuesto operativo de su oficina central en Washington representa unos 80 millones de dólares anuales.
Los resultados de esta asamblea para Bolivia aún no se han visto. Pueden venir a breve plazo. Pero el gobierno y el presidente Morales no serán más vistos como ejemplo de las mejores virtudes.
Los asistentes a ese foro, muchos jóvenes extranjeros, deben haber retornado perplejos a sus países, por haber participado de una ceremonia exótica, en la que un presidente produce afirmaciones excusables por su ingenuidad, como la de los niños que creen que los relámpagos vienen de las cámaras fotográficas de los ángeles en el cielo.
El problema ha sido que los dislates y estridencias han pasado de excepción a regla de comportamiento. Y han continuado en progresión. Piedras con sexo, arrugas de los abuelos en vez de libros. Papalisa mejor que viagra. Este domingo, otra vez como anfitrión, el presidente ha fustigado a sus invitados, especialmente a dos de ellos: a Estados Unidos y a Chile. Para el primero ha utilizado un lenguaje muy parecido al que solía provenir del Ministro de Industrias de Cuba, Ernesto “Ché” Guevara, en tiempos de la Guerra Fría. Hasta hubo el saludo con el puño y brazo derechos en alto y el grito de “Patria o Muerte” que lo acompaña. Esta vez, con un ingrediente: la presencia de “sectores sociales” que con fuertes abucheos hicieron sentir su presencia sobre los delegados de Estados Unidos y de Chile e ignoraron las obligaciones de cortesía de todo anfitrión. Para Chile fueron aquellos sectores los que convirtieron la asamblea inaugural en un suplicio de silbidos y gritos.
Muchas balandronadas pasaban desapercibidas. Pero ahora han ocurrido ante una multitud de diplomáticos extranjeros. Con esta vivencia, cuando algunos bolivianos se quejen públicamente de violación de sus derechos o de amenazas, no será fácil ignorarlos. Tampoco se podrá cubrir los ojos ante la realidad que muestran los marchistas del TIPNIS. La Secretaria de Estado Clinton debe haber quedado satisfecha de haberse evitado el bochorno, lo mismo que el canciller chileno de no haber asistido a la cita inaugural, en la que el protocolo indicaba que se sentaría detrás del presidente Morales.
Al presidente le parece fácil hablar de borrar a la OEA del mapa. ¿Con qué la substituiría y dónde sería su sede? ¿Con ALBA/UNASUR y en Brasilia, en Caracas o en Quito? Parece que ignora la infinidad de organismos que depende de la que fuera, hace más de un siglo, la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas (1890), para ser después Unión Panamericana (1910), muchísimo antes de la Guerra Fría que señaló como punto de partida para la gestación de la OEA (1947). Solo el presupuesto operativo de su oficina central en Washington representa unos 80 millones de dólares anuales.
Los resultados de esta asamblea para Bolivia aún no se han visto. Pueden venir a breve plazo. Pero el gobierno y el presidente Morales no serán más vistos como ejemplo de las mejores virtudes.
lunes, 4 de junio de 2012
Chile molesto "por la puesta en escena" de la inauguración de la OEA, el embajador notificó al Canciller que no concurriría para "evitarse problemas comunes"
Gritos de apoyo a Cuba y de “mar para Bolivia” coreados por un millar de dirigentes sociales sudamericanas, pifias al embajador de EE.UU., mientras oficiales de la Armada boliviana custodiaban el ingreso al gimnasio de la Universidad del Valle en el distrito de Tiquipaya, en Cochabamba.
Esa era la puesta en escena preparada por el gobierno boliviano a las 19.00 de ayer para la inauguración de la Asamblea General de la OEA, donde se esperaba -además- que el Presidente Evo Morales abordara su aspiración de salida al mar con soberanía.
Además, los cancilleres invitados -incluido el chileno, Alfredo Moreno- serían sentados en el escenario, justo detrás del mandatario boliviano. Todo con el telón de fondo de que la cita era la primera realizada en ese país desde 1979, cuando La Paz obtuvo una resolución en que se insta a ambos países a negociar una salida al mar con soberanía.
La puesta en escena para el acto inaugural fue conocida por Chile en los días previos. Y Moreno se comunicó a las 10.00 de ayer con su par boliviano David Choquehuanca. “Le anuncié que para no tener un momento complejo, ni para mí ni para ellos, me parecía lo más adecuado no ir”, explicó anoche el canciller, agregando que el formato de la ceremonia fue “inusual” para este tipo de asambleas.
Y como se esperaba, Morales abordó el tema marítimo. Tras dar su respaldo al reclamo de Argentina por las islas Malvinas, varios de los presentes gritaron “mar para Bolivia”. “Por supuesto que si las Malvinas son para Argentina, el mar es para Bolivia”, dijo el jefe de Estado.
El mandatario indicó que Bolivia nació como nación con mar y que “nunca hemos renunciado ni renunciaremos al mar con soberanía”. Recalcó que “ni las guerras ni las invasiones otorgan derechos”, en un velado cuestionamiento al Tratado de 1904, agregando que “si estamos por la integración debemos resolver este problema”.
Morales recordó también la visita que hizo a Chile el 2006, cuando cientos de asistentes a un acto en el court central del Estadio Nacional corearon “mar para Bolivia”. Por ello, agradeció a un grupo de chilenos de organizaciones sociales presentes ayer en las gradas del gimnasio.
La referencia al tema marítimo fue breve. Pero dio las primeras luces de la estrategia que La Paz utilizará en esta asamblea: incluir los reclamos por salida al mar bajo el paraguas de críticas a la OEA por no hacer cumplir sus resoluciones en este tema, como la del 79.
Así, la comparación del tema marítimo con el de las Malvinas no fue casual. En ambos casos hay resoluciones de la OEA.
Este diseño, explicaron autoridades paceñas, apunta a que una eventual derrota por la falta de una decisión más fuerte sobre el tema del mar en esta reunión recayera no sólo en Palacio Quemado, sino también en el organismo hemisférico.
“La OEA tiene dos caminos: o muere al servicio del imperio o renace para el beneficio de los pueblos de América”, dijo ayer Morales, alinéandose con las posturas más duras de Ecuador y Venezuela.
“Bolivia no tiene expectativas de que la OEA pueda pronunciarse en el tema del mar. No lo ha hecho en las últimas décadas y no creemos que lo vaya a hacer ahora. Por eso hay una crítica muy fuerte a la OEA, porque no responde a las demandas de los países cuando la necesitan”, dijo a La Tercera la vocera boliviana, ministra Amanda Dávila.
Las aguas del Silla que nacen en Bolivia y corren por Chile |
Anoche, el canciller Moreno respondió que “lo que genera los derechos son los tratados y estos son los qe traen la paz y estabilidad”, defendiendo el pacto limítrofe de 1904.
jueves, 31 de mayo de 2012
una nueva cumbre, una nueva frustración. presagio generalizado. no saldrá nada sobre el MAR para Bolivia. El Día.SC
Las cumbres
La mejor estrategia de Bolivia en las cumbres internacionales siempre ha sido pasar desapercibida o cuando mucho, lanzar el burocrático y cansino lloriqueo por el mar perdido en 1879, estrategia que fue interrumpida en los primeros cinco años de Gobierno de Evo Morales.
Siguiendo el sendero del chavismo, Bolivia optó desde el 2006 la táctica del griterío, las poses y las afrentas antiimperialistas como manera de llamar la atención del mundo, fórmula que funcionó al principio, como todo show, pero que ha comenzado a caer en el vacío (a veces con tintes de ridiculez) por la falta de contenido. Prueba de ellos son las sendas palizas diplomáticas que han tenido que soportar nuestros representantes en varias citas, entre ellas la de Cancún y la de San Salvador, sin mencionar el bochorno que nos tocó de vivir de anfitriones en Tiquipaya con la cumbre sobre el cambio climático.
Ni siquiera la localía ha sido ventaja para Bolivia para dignificar su papel en el contexto internacional, de tal manera que le permita hacerse escuchar en sus demandas y planteamientos. En 1979, cuando La Paz fue la sede de la asamblea general de la OEA, el organismo emitió una resolución que declaraba un asunto de “interés hemisférico” a la demanda marítima boliviana, espaldarazo diplomático que fue oscurecido por un golpe de estado que obligó a los embajadores americanos a escapar despavoridos, dejando una estela de asombro por lo sucedido.
Aquella resolución pasó prácticamente al olvido y nadie, ni siquiera Bolivia, hizo lo necesario para hacerla cumplir.
Estamos ante las puertas de una nueva cumbre de la OEA y será Bolivia la anfitriona en la localidad de Tiquipaya, los días 3, 4 y 5 de junio. La diplomacia nacional da por descontado que la cita se convertirá en la plataforma de lanzamiento de la nuestra estrategia en su histórica demanda marítima. Hasta el momento, sin embargo, es una incógnita la ruta que seguirá la Cancillería después de las fallidas amenazas de iniciar un juicio internacional que provocaron la interrupción el diálogo con Chile. Se han creado reparticiones oficiales para hacerse cargo de las acciones relacionadas con el asunto marítimo, pero nadie conoce sus avances. Con esos antecedentes el país no conseguirá más de lo que ha logrado en las últimas cumbres internacionales, que prácticamente ignoraron el reclamo boliviano. No cabe duda que hoy se corre el mismo riesgo, no sólo por la falta de consistencia de los planteamientos, sino porque hay otros temas que compiten, como la demanda argentina por las Islas Malvinas, la guerra contra el narcotráfico y la economía.
La amenaza más significativa contra las pretensiones bolivianas viene por el lado de Chile, un país que suele estudiar muy bien cada paso que da en las cumbres internacionales. Desde hace meses, el personal de la Cancillería chilena ha estado haciendo lobby con los países miembros de la OEA para conseguir que el organismo se mantenga al margen del diferendo marítimo, al que considera un asunto bilateral, posición que durante varios años también estuvo sosteniendo el Gobierno de Evo Morales. Nada menos que el secretario general del organismo, José Miguel Insulza, ya adelantó que la demanda boliviana volverá caer en saco roto.
Estamos ante las puertas de una nueva cumbre de la OEA y será Bolivia la anfitriona en la localidad de Tiquipaya, los días 3, 4 y 5 de junio. La diplomacia nacional da por descontado que la cita se convertirá en la plataforma de lanzamiento de la nuestra estrategia en su histórica demanda marítima.
Siguiendo el sendero del chavismo, Bolivia optó desde el 2006 la táctica del griterío, las poses y las afrentas antiimperialistas como manera de llamar la atención del mundo, fórmula que funcionó al principio, como todo show, pero que ha comenzado a caer en el vacío (a veces con tintes de ridiculez) por la falta de contenido. Prueba de ellos son las sendas palizas diplomáticas que han tenido que soportar nuestros representantes en varias citas, entre ellas la de Cancún y la de San Salvador, sin mencionar el bochorno que nos tocó de vivir de anfitriones en Tiquipaya con la cumbre sobre el cambio climático.
Ni siquiera la localía ha sido ventaja para Bolivia para dignificar su papel en el contexto internacional, de tal manera que le permita hacerse escuchar en sus demandas y planteamientos. En 1979, cuando La Paz fue la sede de la asamblea general de la OEA, el organismo emitió una resolución que declaraba un asunto de “interés hemisférico” a la demanda marítima boliviana, espaldarazo diplomático que fue oscurecido por un golpe de estado que obligó a los embajadores americanos a escapar despavoridos, dejando una estela de asombro por lo sucedido.
Aquella resolución pasó prácticamente al olvido y nadie, ni siquiera Bolivia, hizo lo necesario para hacerla cumplir.
Estamos ante las puertas de una nueva cumbre de la OEA y será Bolivia la anfitriona en la localidad de Tiquipaya, los días 3, 4 y 5 de junio. La diplomacia nacional da por descontado que la cita se convertirá en la plataforma de lanzamiento de la nuestra estrategia en su histórica demanda marítima. Hasta el momento, sin embargo, es una incógnita la ruta que seguirá la Cancillería después de las fallidas amenazas de iniciar un juicio internacional que provocaron la interrupción el diálogo con Chile. Se han creado reparticiones oficiales para hacerse cargo de las acciones relacionadas con el asunto marítimo, pero nadie conoce sus avances. Con esos antecedentes el país no conseguirá más de lo que ha logrado en las últimas cumbres internacionales, que prácticamente ignoraron el reclamo boliviano. No cabe duda que hoy se corre el mismo riesgo, no sólo por la falta de consistencia de los planteamientos, sino porque hay otros temas que compiten, como la demanda argentina por las Islas Malvinas, la guerra contra el narcotráfico y la economía.
La amenaza más significativa contra las pretensiones bolivianas viene por el lado de Chile, un país que suele estudiar muy bien cada paso que da en las cumbres internacionales. Desde hace meses, el personal de la Cancillería chilena ha estado haciendo lobby con los países miembros de la OEA para conseguir que el organismo se mantenga al margen del diferendo marítimo, al que considera un asunto bilateral, posición que durante varios años también estuvo sosteniendo el Gobierno de Evo Morales. Nada menos que el secretario general del organismo, José Miguel Insulza, ya adelantó que la demanda boliviana volverá caer en saco roto.
Estamos ante las puertas de una nueva cumbre de la OEA y será Bolivia la anfitriona en la localidad de Tiquipaya, los días 3, 4 y 5 de junio. La diplomacia nacional da por descontado que la cita se convertirá en la plataforma de lanzamiento de la nuestra estrategia en su histórica demanda marítima.