La intervención del Presidente del Estado en la Asamblea General de Naciones Unidas abarcó muchos —tal vez demasiados— temas que iremos comentando porque no se trata de un foro intrascendente, así el evento mismo se haya burocratizado, y lo que se dice o deja de decir está registrado y normalmente es tomado en cuenta a la hora de evaluar las relaciones entre países.
Entre ellos se encuentra el de nuestro enclaustramiento marítimo y la decisión de recuperar, en forma pacífica, una salida soberana y útil al mar. Esta vez, además de la denuncia, informó la decisión de recurrir a la justicia internacional para satisfacer la demanda.
Lo bueno de este hecho es que se ha repuesto el tema en Naciones Unidas. En anteriores sesiones éste fue casi soslayado en correspondencia a la política de diálogo entre ambas naciones que adoptó el Gobierno. Lo malo es que probablemente debido a que el Presidente y su equipo consideran que Bolivia y su Gobierno son temas de enorme prioridad en el planeta, y esto, lamentablemente, no es cierto, no se ofrece el suficiente sustento para que se entienda la posición adoptada y, además, que el Presidente se refirió a tantos otros problemas que el de nuestra demanda marítima pasó como uno más de ellos.
Obviamente sólo Chile respondió y lo hizo en forma concisa: no hay temas pendientes con Bolivia país con el que se ha suscrito el Tratado de Paz y Amistad de 1904.
Para futuras intervenciones a nivel internacional, correspondería que se aprenda de esta experiencia y si de mar el Presidente hablará, que le dé total prioridad y ofrezca claras referencias para explicar nuestra posición y, de esa manera, pueda cosecharse alguna expresión de solidaridad.