Como si fuera poco, ahora nos encontramos con una especie de tercera “eme”. Es la que sigue a Misicuni, Mutún, la “eme” de mar.
Las interpretaciones de que éste tema ha salido la luz como consecuencia de la baja de popularidad del Presidente son simplemente tardías y hasta cierto punto equívocas.
El tema del mar mueve corazones es verdad, pero también mueve razones y esas razones son precisamente las que han fallado.
Los trece puntos que estaban en la agenda y supuestamente estaban siendo discutidos --in extenso-- por los cancilleres y su vices, ya partían de la equivocación; eran trece puntos y no menos, el trece es de mala suerte en todo caso, ¿novequé? Estos trece puntos han sido guardados como hueso de santo en algún escrito y no han sido presentados a la ciudadanía.
Repetidamente, se ha dicho que el tema es delicado y que por esa razón las conversaciones estaban siendo tratadas con la más profunda confidencialidad.
Uno puede aceptar que hay temas que no son de divulgación popular por ser o muy riesgosos o no muy madurados o que requieren de un consenso menos público. Pero el tema del mar no debería ser un tema de agendas secretas. Creo que el Gobierno ha cometido un error al no haber abierto el tema a un grupo selecto de académicos, políticos e investigadores y desde esa palestra enfrentar el tema marítimo. Por no haberlo hecho, ahora debe pagar las consecuencias de malas interpretaciones y de tardíos lamentos.
Bolivia no necesita la salida al mar por emociones, por cariño ni por frustración centenaria. Bolivia necesita la salida al mar por razones económicas y razones de justicia geográfica.
Lo que ahora hace el Gobierno parece que debería ser el inicio de todo acercamiento a Chile, con una comisión mixta parlamentaria y con un temario elaborado por esa comisión.
Ningún gobierno se ha molestado seriamente en hacer del tema marítimo un tema de estudio robusto y serio. El tribunal de La Haya puede perfectamente fallar a favor de Chile y entonces ¿qué? ¿Llevamos La Haya a los tribunales superiores?
La salida al mar no es un tema fácil de solucionar, hay demasiados intereses nacionalistas en medio tanto de parte nuestra como de parte de Chile. Los chilenos pueden perfectamente argumentar que conceder territorio es regalar un trozo de su patria. Los bolivianos argumentamos perfectamente que tenemos el derecho a tener acceso al mar por territorios que fueron ocupados por Chile.
Lo que se requiere, además a la brevedad, es que se organice una comisión mixta de bolivianos que no sean ni del MAS ni del Menos, que demuestre nuestra unidad tanto académica como política frente a lo que se puede avecinar.
Chile tiene experiencia de haber discutido con la Argentina y haber llegado a buen puerto. Nosotros queremos lo mismo; llegar a un puerto que sea capaz de hablar por sí mismo de que los vecinos son realmente grandes amigos. Las cancillerías pueden hablar todo lo que quieran pero eso no será suficiente. El mar es mucho más que un tema para ser hablado privadamente.
El autor es economista
El autor es economista