viernes, 25 de marzo de 2011

pobre el que confía en Evo sale siempre trasquilado llámese ministro, embajador, militar, policía o "hermano masista" siempre la doble cara, la hipocresía y la traición. Evo pateó el tablero

El presidente Morales sobrepasó las expectativas que tenía Chile (y los bolivianos también), en relación al tono del discurso que debía pronunciar el 23 de marzo. Todos esperaban que el Mandatario boliviano vocifere más de lo que ha estado haciéndolo últimamente sobre la demanda marítima, pero nadie imaginó que patee el tablero de la forma cómo lo hizo, con nada menos que una amenaza de recurrir a los tribunales internacionales para que... (así lo piensa Evo Morales), “los chilenos nos devuelvan el mar arrebatado hace 132 años”.







Nadie puede asegurar en este momento si la estrategia es buena o mala. La discusión está en las motivaciones que llevan al Gobierno del MAS a realizar un planteo tan radical y sobre todo, a analizar si los diplomáticos bolivianos están en condiciones de hacerle frente a sus pares chilenos, de una larguísima trayectoria en el manejo de litigios internacionales, de sólida formación y una férrea doctrina basada en políticas de Estado forjadas y consolidadas a lo largo de la historia de la república vecina.






Hace unos días, nada menos que el cónsul General de Bolivia en Chile, Walker San Miguel, se refería públicamente como un “río” a las aguas del Silala, error imperdonable en alguien que asume un cargo diplomático tan delicado. Con representantes internacionales como éstos, del mismo nivel de los que propiciaron aquella apabullante derrota acaecida en Cancún durante la Conferencia del Cambio Climático o como esos que le sugirieron al presidente Morales, mezclar medio ambiente con pollos, homosexuales y Coca-Cola, ya se puede anticipar los resultados de una virtual disputa jurídica en los tribunales de La Haya, donde además de profesionalismo, se requiere consistencia, conocimientos y argumentos que vayan más allá de las arengas quejumbrosas que suelen repetir nuestros representantes en cada evento internacional al que asisten.






¿Qué ha motivado al Presidente a llevar las cosas al extremo con Chile? En primer lugar, el Gobierno le debe una convincente explicación a la población boliviana, a la que se entusiasmó con aquello de la diplomacia de los pueblos, los 13 puntos, el diálogo y la construcción de confianzas. ¿No era que se había avanzado y que faltaba poco? ¿Cómo se puede pasar del amor al odio de un plumazo? Eso sucede continuamente dentro de la politiquería barata que se practica internamente, pero no suele ocurrir en el contexto de las relaciones internacionales, a menos que el Gobierno hubiera mentido descaradamente y se hubiera prestado durante cinco años al zigzagueo chileno, por razones que hasta ahora nadie alcanza a comprender.






Resultaría preocupante que el presidente Morales apele a la amenaza contra Chile como un mero recurso de “galtierización” de su mandato, acorralado por una grave crisis económica, la pérdida de legitimidad y una insuperable falta de credibilidad. Insistimos: el hecho de recurrir a los tribunales internacionales puede ser la estrategia correcta, pero en manos de un Gobierno que simplemente busca cómo salir del paso a través de un artilugio mediático, es llevar el tema marítimo a un escenario mucho más peligroso que el consolidado con el Tratado de 1904. Perder en La Haya significará olvidarse del mar para siempre y sin derecho a apelación.






El hecho de recurrir a los tribunales internacionales puede ser la estrategia correcta, pero en manos de un Gobierno que simplemente busca cómo salir del paso a través de un artilugio mediático, es llevar el tema marítimo a un escenario mucho más peligroso que el consolidado con el Tratado de 1904. Perder en La Haya significará olvidarse del mar para siempre y sin derecho a apelación.


jueves, 24 de marzo de 2011

Moreno Canciller chileno plantea que Bolivia debe elegir entre el diálogo o el litigio judicial. no puede aspirar a conducir ambas formas

El canciller chileno, Alfredo Moreno, señaló hoy que Bolivia debe escoger entre el diálogo bilateral o la opción de llevar a un tribunal internacional su reclamo de una salida soberana al mar, que perdió en una guerra contra Chile a fines del siglo XIX.
"El camino hacia adelante está en manos del Gobierno boliviano, que debe determinar qué camino escoger. Uno no puede transitar por todos los caminos al mismo tiempo", señaló el ministro tras reunirse con miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
"Chile y Bolivia tenían un camino de diálogo y Bolivia debe saber qué camino debe encomendar", insistió Moreno.
Ese diálogo se retomó en 2006 con una agenda de trece puntos que incluye el reclamo boliviano de obtener un acceso al mar, y en diciembre los presidentes acordaron elevar las conversaciones, que antes encabezaban los subsecretarios, al nivel de ministros.
El mandatario chileno, Sebastián Piñera, ya señaló ayer que Bolivia "no puede pretender un diálogo directo, franco y sincero mientras simultáneamente manifiesta su intención de acudir a tribunales u organismos internacionales".
Esto, en respuesta a su homólogo boliviano, Evo Morales, que al anunciar ayer que acudirá a tribunales internacionales para lograr esa aspiración, precisó que lo haría "sin abandonar jamás el diálogo directo, franco y sincero con Chile".
Los senadores que se reunieron hoy con el canciller también coincidieron en que, si Bolivia recurre a instancias internacionales, Chile debe suspender esa agenda de trece puntos, acordada entre Morales y la ex presidenta Michelle Bachelet.
"Si ellos siguen el camino de la confrontación se suspende la agenda, pero nosotros queremos el camino del diálogo, aun cuando es un problema de Bolivia, que tiene que decidir entre la confrontación o el diálogo", declaró el senador oficialista Hernán Larraín.
En tanto, el vicepresidente de la Cámara Alta, el opositor Juan Pablo Letelier, opinó que la declaración de Morales "es sorpresiva porque puede interrumpir un diálogo, puede deshacer un camino que se ha construido y de ahí la preocupación por lo que está ocurriendo".
Por otra parte, Juan Gabriel Valdés, que fue ministro de Relaciones Exteriores durante el Gobierno del socialista Ricardo Lagos, vinculó este anuncio a "demandas internas y problemas de encuestas, más que a la solución real del problema".
En declaraciones a Radio Cooperativa, el excanciller coincidió en que "el Gobierno de Chile debe insistir en el camino de diálogo, no dejar de lado la posibilidad de cambiar este cuadro y buscar reencauzar el proceso de conversaciones".
Este asunto ha entorpecido desde el siglo pasado los vínculos entre ambos países, que no tienen relaciones diplomáticas a nivel de embajadores desde 1962, con un breve paréntesis entre 1975 y 1978, cuando fracasó el último intento de dar solución a la petición boliviana.
En Bolivia, el Congreso anunció hoy que discutirá una ley para ratificar el "Pacto de Bogotá" de 1948, que reconoce la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, a la que podría ir Bolivia para demandar a Chile.
Chile ya enfrenta desde 2008 en la CIJ una demanda presentada por Perú para modificar a su favor el límite marítimo con su vecino del sur.
A principios de enero, el canciller boliviano, David Choquehuanca, advirtió de que su país no descartaba acudir a una instancia internacional, aunque después reiteró su preferencia por el diálogo bilateral en una carta que Chile aceptó y valoró.
Días más tarde, Bolivia solicitó y obtuvo en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) copias de la documentación sobre el litigio entre Chile y Perú "para saber por dónde puede ir la solución" a su aspiración marítima, según dijo entonces Evo Morales.

sorpresa. Evo rompe en los hechos la negociación directa y opta por tribunales de Justicia en su demanda por MAR ante Chile. sunami?

Más allá de la sorpresa, es de esperar que este nuevo enfoque sea el adecuado y no consecuencia de la improvisación y la impaciencia
Al recordar la defensa de Calama, el presidente del Estado Plurinacional ha sorprendido al país al pronunciar un discurso en el que ha anunciado que a las negociaciones sobre la agenda de 13 puntos acordada con Chile sumará la estrategia de acudir a tribunales internacionales demandando que el vecino país nos devuelva una salida soberana al océano Pacífico.
Se trata de una decisión que, horas antes, descartaba ante periodistas chilenos y peruanos, pues, de acuerdo a su criterio, lo jurídico debe subordinarse a lo político. “Por encima de cualquier tema legal (declaró a El Mercurio) está lo político. Para mí, lo técnico, lo jurídico se acomoda a lo político. Hay que tomar decisiones políticas”, y más adelante reiteraba que él “priorizaría al margen de los tratados una decisión política entre los dos países”. Consultado sobre algunos trascendidos en sentido de que Bolivia acudiría a La Haya, contestó textualmente: “No creo mucho en eso. Creo en la confianza de las relaciones a partir de Lagos (refiriéndose al expresidente de Chile Ricardo Lagos)”.
¿Qué ha ocurrido para este cambio de opinión? Además, conviene precisar que rompiendo su estilo, por un lado, leyó el discurso y, por el otro, no fustigó a sus predecesores, más bien saludó “los esfuerzos que hicieron presidentes de la anteriores gestiones de Gobierno” sobre el tema.
Desde otro ángulo, parecería que el tema de las relaciones con Chile, por lo menos en lo que respecta a la nueva estrategia, saldrá del ámbito del Ministerio de Relaciones Exteriores, pues el primer mandatario ha anunciado la creación de la Dirección General de Reivindicación Marítima y que pedirá a la Asamblea Legislativa aprobar a la brevedad posible “todos los tratados y convenios internacionales que nos posibiliten esta misión que hoy empezamos los bolivianos”, a la cual nos emplazó: “Todos los bolivianos, gobernantes y gobernados, ayudaremos a que cumpla eficazmente su trabajo”.
Con esta decisión, además, el Presidente ratifica lo que el actual cónsul general en Chile declaró al periódico paceño Página 7 el pasado mes de febrero cuando anunció su renuncia a ese puesto para integrarse a un equipo técnico jurídico que se responsabilizaría de este tema, decisión totalmente desconocida por el ministro de Relaciones Exteriores. Por esta razón, se puede suponer que la nueva estrategia ha sido diseñada en otros ámbitos y que se mantendrá en la Cancillería la negociación de los 13 puntos de la agenda bilateral.
Como era fácil prever, el presidente de Chile ha señalado que esta nueva posición es “un serio obstáculo” para las relaciones entre ambos países y que “Bolivia no puede pretender un diálogo directo, franco y sincero mientras simultáneamente manifiesta su intención de acudir a tribunales u organismos internacionales”. Antes, varios de sus legisladores exigieron que La Moneda suspenda las negociaciones con Bolivia.
Más allá de la sorpresa, es de esperar que este nuevo enfoque sea el adecuado y no consecuencia de la improvisación y la impaciencia, y no afecte negativamente un proceso de negociación que parecía tener destino.
En todo caso, se debe hacer un seguimiento riguroso de lo que se haga en el próximo futuro, conscientes de que se trata de un tema trascendental que supera, de lejos, posiciones sectarias, comprensión que en las últimas décadas, con matices, ha prevalecido en el país.

miércoles, 23 de marzo de 2011

cinco intentos más o menos serios el último de la Agenda de 13 puntos nos acercan a una solución que tiene que llegar. expresiones de esperanza del diplomático Armando Loayza al diario OPINION

En cuatro ocasiones los gobiernos de Bolivia y Chile estuvieron en puertas de consolidar un acuerdo sobre la demanda nacional de recuperación del acceso a las costas del Pacífico, lo que demuestra, históricamente que es factible una solución negociada.
Esa situación fue revelada por el excanciller y diplomático de carrera, Armando Loaysa, quien confió a OPINIÓN su optimismo por la posibilidad de un acuerdo sobre el más que centenario tema. “Yo creo que un día vamos a llegar a un acuerdo. Bolivia tiene una actitud siempre muy negativa, un fatalismo histórico”, dijo.

Consultado sobre las bases de ese optimismo, Loaysa explicó que en principio, porque es diplomático, pero sobre todo apoyado en la historia. 

“En la historia se han dado posibilidades de negociación entre Chile y Bolivia y hay oportunidades en que Bolivia cometió graves fallos, la clase política boliviana, en no aceptar propuestas o acuerdos a que se llegó con Chile”.

Señaló que el año 1895 “se llegó a un acuerdo perfecto, pero el Congreso boliviano puso condiciones que derrumbaron el acuerdo: eran Tacna y Arica o una costa equivalente en esa zona para Bolivia, con soberanía”, recordó.

Agregó que ese acuerdo, favorable para Bolivia, fue impulsado por el presidente boliviano Mariano Baptista Caserda, a quien definió como un gran diplomático y en Chile era jefe de Estado el presidente Santamaría.

Las otras oportunidades en que se estuvo en puertas de un acuerdo, fue la negociación de los años 50, desarrollada por el embajador de Bolivia en Santiago, Ostria Gutiérrez. La tercera ocasión fue el año 1975-1978, entre los dictadores militares Hugo Bánzer en Bolivia y Augusto Pinochet en Chile, cuando se firmó el acuerdo de Charaña basado en un canje de territorios.

Y la cuarta ocasión fue, según Loaysa, el denominado “enfoque fresco” de hace 24 años, durante el último gobierno del presidente Víctor Paz Estenssoro, negociación conducida por el entonces canciller Guillermo Bedregal.

La quinta oportunidad en que se entablan negociaciones bilaterales sobre la demanda boliviana es en la actual administración de Gobierno, del presidente Evo Morales, que en los últimos cuatro años  desarrolla una agenda de 13 puntos que incluye, de manera explícita, el tema que interesa a nuestro país.

“Los presidentes de ambos estados han acordado que se inicie una negociación específicamente incluyendo el tema marítimo, después de 24 años se ha acordado iniciar una negociación con Chile sobre el tema marítimo. No es una cosa menor, la última vez fue el enfoque fresco con Paz Estenssoro, hace 24 años”, subrayó el excanciller boliviano.

“Ahora se llegó a una negociación lo que no es una cosa menor. Son cuatro años de gestiones. En diplomacia las cosas no se hacen de la noche a la mañana, no es como comprar una casa o realizar un contrato inmobiliario. Una negociación diplomática debe ajustar los intereses de dos Estados y eso es muy difícil y complejo”, agregó.

Explicó que la situación es más complicada aún debido a que “los bolivianos y chilenos  estamos muy cargados por esta cuestión que está en el imaginario colectivo y ya es patrimonio histórico. El mayor trauma que ha sufrido Bolivia en su historia ha sido la pérdida del litoral marítimo. Esto ha marcado a los bolivianos y, de alguna manera, a Chile también”.

Loaysa dijo que no comparte calificar una potencial solución, ya sea con términos como “soberanía” o simplemente “recuperación de la cualidad marítima”. “No estoy de acuerdo con esas cosas semánticas. El principio es que Bolivia ha buscado siempre una solución y ahora está de manera explícita en la Constitución”.

Recordó también las varias resoluciones aprobadas por la Organización de Estados Americanos a favor de la demanda boliviana. “Hay once resoluciones aprobadas casi por unanimidad por el continente, incluyendo Estados Unidos y con las reservas de Chile. Han consignado esas resoluciones que Bolivia y Chile deben ponerse a negociar una salida útil y soberana -utilizan esa palabra-, de Bolivia al Pacífico. Esas son normas de derecho internacional interamericano”.

Loaysa agregó que el hecho de que Chile no hubiese querido aceptar esas resoluciones con el argumento de que es un tema bilateral y no multilateral, no significa que las resoluciones de la OEA no sean producto de un consenso en la Asamblea General”.

El excanciller, consultado sobre si el potencial acuerdo con Chile se basará con canje de territorios o algún tipo de compensación, respondió que “esos son los términos que Bolivia podría plantear en la negociación, pero eso es el inicio de la negociación y ya están abiertas muchas posibilidades”.

el proceso de "sinceramiento" que menciona Los Tiempos no concluye entre Bolivia y Chile por ello llegamos a otro 23.III sin resultados ostensibles.

Ambos gobiernos deben saber que tienen una responsabilidad ante la historia, que un mal paso de cualquiera puede significar una nueva frustración
Para los bolivianos, hombres y mujeres, cada 23 de marzo tiene un significado particular. No sólo se recuerda la acción heroica de un ciudadano civil en defensa de la integridad nacional, como fue Don Eduardo Avaroa, sino también el inicio de la pérdida de nuestra salida al mar y, con ella, de nuestra cualidad marítima.
Por ello, se puede afirmar que ha sido la peor derrota que se ha infligido al país y de la que no terminamos de rehacernos. En el caso de otras guerras finalmente hemos saldado cuentas con los respectivos países y hemos podido encarar incluso procesos de unidad crecientes, sin que queden cuentas pendientes. Sin embargo, con nuestra derrota en la Guerra del Pacífico no se puede saldar cuentas y mientras no podamos tener una salida soberana al mar, cualquier otra solución, por importante que sea, será para nosotros incompleta.
En ese contexto, obviamente una de las principales prioridades de cada gestión de gobierno ha sido diseñar una política sobre el tema dirigida a alcanzar ese objetivo, y si bien cada una ha tratado de darle un matiz particular, por lo general –con algunas excepciones- ha habido una secuencia lineal interesante. Sin embargo, siempre se ha chocado con la resistencia pasiva y activa de la burocracia chilena que incluso ha frustrado propuestas de sus propios gobernantes.
Es a partir de la recuperación de la democracia en Bolivia y en Chile que ha comenzado un intenso proceso de “sinceramiento” entre ambos gobiernos y pueblos. Son muchas y a cual más interesantes las actividades que se han realizado no sólo en el plano diplomático sino de las sociedades de ambos países para irnos conociendo mejor, en un intento de crear mutua confianza, requisito fundamental para alcanzar, en algún momento, logros concretos.
Para ello se han unido muchos factores. Está, como principal, la obstinada decisión de la ciudadanía boliviana de recuperar una salida al mar, pero también la decisión de Chile de erguirse como una potencia emergente en la región, cualidad que sólo será posible concretar si tiene la capacidad de solucionar con realismo los conflictos limítrofes que tiene con Perú y Bolivia, una vez zanjado, con mediación papal y presumiblemente para siempre, el que mantuvo en décadas pasadas con Argentina.
Otro factor importante es que hay una serie de circunstancias objetivas que permiten sostener que nuestras economías (respetando, obviamente, las dimensiones) se complementen y, en el avance sostenido que la nación vecina ha hecho para ingresar en mercados globales, sirva también para consolidar su presencia en ellos.
Sin embargo, todo ello será posible si se encuentra una solución satisfactoria a la demanda marítima boliviana. Y justo es reconocer que los avances que se han dado en el Gobierno del presidente Evo Morales -con el cimiento construido desde la recuperación democrática en el país- permiten tener cierto optimismo. El desafío –y conviene recordarlo en este 23 de marzo-- es que ambos gobiernos sepan que tienen una responsabilidad ante la historia y que un mal paso de cualquiera puede significar una nueva frustración que postergue una vez más la necesidad de encarar con seriedad y valor este problema.
Ojalá que éste sea el ánimo que tengan las autoridades de ambos países este 23 de marzo...

martes, 22 de marzo de 2011

Julio Valenzuela cree ver detrás del convenio chileno estadounidense para el desarrollo de la fuerza nuclear en el Norte un peligro para la seguridad de Bolivia y su reivindicación marítima


El pasado viernes 18 en Santiago de Chile, el embajador de Estados Unidos de Norteamérica ante “La Moneda” y el canciller chileno han suscrito un acuerdo bajo el rótulo de “Memorándum de entendimiento y cooperación relativo a la utilización de energía nuclear con fines pacíficos”. ¿Quién cree en esa historieta?, ¡ni siquiera el común de los buenos y honrados chilenos! que ya han expresado públicamente su repudio y oposición a ese acuerdo ¿Acaso Corea del Norte e Irán no comenzaron sus programas nucleares, luego de la suscripción de sendos acuerdos de cooperación para la utilización de la energía nuclear “con fines pacíficos”?
No es ningún secreto que la tradicional oligarquía chilena, siempre encaramada en el poder de turno, aquella que tiene hasta hoy sometidos a los mapuches para arrebatarles su tierra y también a los nativos de Isla de Pascua haciéndole honor a su sempiterno servilismo al capital, han “definido” que las futuras centrales atómicas deberán ser construidas en el “norte chileno”. ¿Con sus antecedentes belicosos contra todos sus vecinos, lícitamente no podríamos sospechar el mal uso de esa energía, so pretexto de disuasión?
¿En cuál “norte chileno”? ¿En el territorio boliviano que está circunstancialmente bajo su ilegítimo poder, es decir, en Atacama?
Si eso fuese así, el Gobierno de Bolivia, el actual o cualquier otro, tiene la obligación de manifestar ante la opinión pública mundial su protesta y oposición, y hacerlo oportunamente, no cuando las castañas ya estén en el fuego y debe denunciar por las siguientes razones:
1º.- Porque ese acto se lo debe considerar como una nueva agresión contra Bolivia.
2º.- Porque más temprano que tarde los territorios bolivianos usurpados y momentáneamente ocupados por el Chile oligarca, no por su pueblo sensato y generoso vilmente engañado con una historia prefabricada, trastrocada, mentirosa y falsificada, volverán a la integridad nacional. Es probable que no lo veamos nosotros ni siquiera nuestros hijos, pero más allá: …¡cuidado! No somos belicistas, ni tenemos las condiciones militares para enfrentarlos ahora, pero la historia que es implacable debería enseñarles que nunca, sin importar los años ni los siglos, perdona al abusivo invasor: La Biblia, la historia de la humanidad, la ficción y hasta la furia de la naturaleza nos muestran ilustrativos ejemplos. No hablemos de David y Goliat, ni de Leónidas y sus 300 espartanos, tampoco de “Avatar” y mucho menos de devastadores terremotos y “tsunamis”. Hablemos de contemporáneos invasores, todopoderosos en un momento de su historia, prepotentes y abusivos que tuvieron que devolver lo usurpado y retirarse prudentemente luego de haber hecho sufrir a pueblos enteros: Alemania de Alsacia y Lorena; el Japón de la China y Corea; Francia de Argelia; Gran Bretaña de Hong Kong (y pronto, así lo deseamos, de las Malvinas); Portugal de Macao; Estados Unidos de los Cayos de Roncador, Quitasueño y Serrana, para citar sólo unos cuantos ejemplos. Eso desmiente al cínico Abraham König.
3º.- Si Chile, que en la parte de su propio territorio es tan vulnerable a los fuertes movimientos sísmicos que en los últimos 50 años ha sufrido en carne propia la terrible experiencia de dos potentes “tsunamis”, el que golpeó Valdivia y otras localidades del sur y el del pasado año, va a construir centrales nucleares “con fines pacíficos”, inmediatamente después de la lamentable tragedia que actualmente está sufriendo el Imperio del Sol Naciente, lo que ha motivado que en el planeta entero se ponga en tela de juicio el uso de la energía nuclear; que lo haga, pero en su territorio no en el ajeno; que construya sus plantas o centrales nucleares al sur del Río Salado o Paposo, es decir, al sur del paralelo 25, lo contrario significaría, reitero, un nuevo acto de genuina agresión, puesto que no sólo estudiosos e historiadores bolivianos han establecido fehacientemente que ése es el único, tradicional e histórico verdadero límite entre Bolivia y Chile, sino, como se lee en el libro del investigador chileno Cástulo Martínez “El Mar de Bolivia”, desde épocas pre republicanas también así lo establecieron por ejemplo los escritos del jesuita chileno Alonso de Ovalle como otros antiguos cronistas, que aseguran que el Chile colonial terminaba por el norte a la altura de Taltal. Sir Clement R. Markham, que categóricamente afirmó que los derechos alegados por Chile hasta el paralelo 23 no eran más que "una reclamación injustificada”. Benjamín Subercaseaux Zañartu renombrado escritor chileno reconoce que Antofagasta era territorio boliviano.
Carlos Vicuña Fuentes, que expresó lo siguiente respecto a la demanda marítima boliviana: "En cuanto a Bolivia, el problema es más hondo todavía, porque es vital; no puede ella sobrevivir enclaustrada, fuera del acceso a la vía libre del mar [...]. Su salida al mar tendrá que ser forzosamente una ineludible aspiración nacional y un eterno problema internacional, en cuya finalidad no podrá haber desacuerdo entre sus hombres.
Lo habrá sí en cuanto al modo de solucionarlo [...], pero los hombres que representan el sentimiento profundo y permanente de la nación, buscarán necesariamente una salida por el territorio de Chile, que tiene en su poder todo el antiguo litoral de Bolivia".
El mundo entero debe saber que Bolivia no quiere plantas nucleares en sus territorios, forzada y momentáneamente en poder del Chile oligarca y abusivo que obligó bajo coacción y soborno a suscribir tratados “chutos” como el de 1904 sobre territorios a los que jamás hemos renunciado ni renunciaremos legalmente los bolivianos, “tratados” que se constituyen en contradictorios a lo dispuesto en la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia. 
 
El autor fue parlamentario por Cochabamba

horas más Bolivia recordará el Día del Mar instituído el 23 de marzo cuando muertos por los chilenos Ladislao Cabrera (prefecto) y Eduardo Abaroa (alcalde) de Antofagasta proclamando su derecho al mar

Cada 23 de marzo, en Bolivia se celebra el Dia del Mar, en conmemoración a la perdida del Litoral, una gran extensión desértica de aproximadamente 120.000 kilómetros cuadrados con costas al océano Pacifico, el cual el país perdió en la Guerra del Pacifico, que involucro a tres partes: Bolivia y Perú contra Chile en el año 1879.

Dicho conflicto comenzó por una disputa de límites territoriales, iniciado luego de la caída del colonialismo español y el nacimiento de las repúblicas independientes ya mencionadas, herederas del Virreinato de Lima y la Audiencia de Charcas. A partir de 1832, se sumaron una serie de intereses políticos, militares y económicos, que llevarían al enfrentamiento.
El detonante fue la intención de Bolivia de cobrar un impuesto de 10 centavos al quintal de salitre que explotaban empresas chilenas en el Desierto de Atacama. El gobiernochileno no acepto esta decisión boliviana, y sus tropas invadieron Antofagasta y Calama, donde Bolivia tenia nula presencia militar y la mayoría de la población eran chilenos