jueves, 21 de octubre de 2010

Un logro de Bolivia por volver a una relación normal con Perú e incluye el espacio simbólico de vuelta al mar que requiere de inversión cuantiosa


El encuentro muestra que una mejor comprensión de las relaciones exteriores permitirá avanzar en camino que nos conducirá al Pacífico

El relanzamiento de Boliviamar en Ilo, Perú, y el encuentro entre los mandatarios de Bolivia y Perú constituyen, desde el punto de vista nacional, un logro que debe ser destacado porque significa, por un lado, volver a dar a la relación con esta nación vecina la importancia que corresponde y, por el otro, que parecería que en la Cancillería boliviana se ha recuperado el principio de que en el complejo campo de las relaciones internacionales debe primar el interés nacional y la experiencia histórica antes que visiones ideológicas siempre perecederas.

De hecho, los acuerdos complementarios y nuevos que se han firmado en esta ocasión muestran con claridad los intereses que ambas naciones tienen en su relacionamiento, sin descuidar sus otros legítimos objetivos a los que sirve también este encuentro. Está el tema del mar como tal que, más allá del uso concreto de Boliviamar –que requiere de mucha inversión y voluntad política–, incluye el aspecto simbólico de tener una salida al mar expedita y con amplias ventajas de orden político aunque sin soberanía.

Otro aspecto importante de esta cumbre es que Perú nuevamente prestará apoyo en la formación de nuestros efectivos de la Fuerza Naval; incluso, se ha abierto la posibilidad de que Bolivia pueda instalar una Escuela Militar en este puerto.

No podían faltar acuerdos para enfrentar el narcotráfico y otros temas de seguridad cuya gravedad exige acciones conjuntas porque, de lo contrario, pueden desbordar a los Estados y convertirse en factores que perjudiquen esa relación. No hay que olvidar que Bolivia se está convirtiendo también en país de tránsito de cocaína producida en Perú hacia Brasil y también Chile.

Obviamente, el tema más importante es el del mar en su doble dimensión. Una, la de ofrecer al país un acceso a éste en condiciones ventajosas pero sin soberanía; la otra, ayudar a la solución del enclaustramiento boliviano. Es decir, Boliviamar es parte de la estrategia nacional para recuperar una salida soberana al océano Pacífico que ya no sólo es una reivindicación nacional, sino un mandato constitucional y no un sustituto de ésta.

En este sentido, la declaración del ministro de Relaciones Exteriores de Perú –según la cual esa nación “no será un obstáculo llegado el momento en que seamos consultados” (ante la posibilidad de que Chile ofreciera a Bolivia una salida soberana al mar por territorios que antes fueron peruanos) y que lo “único que pide Perú es que aquello que tenemos como servidumbres en función del tratado” (de 1929) se mantenga intacto– es alentadora. Pero, no hay que olvidar que se trata de una declaración unilateral, como han aparecido muchas incluso en Chile. Lo necesario es que al hacer referencia a nuestro acceso soberano al Pacífico, son tres países –Bolivia, Chile y Perú– los que deben pronunciarse.

Por último, el encuentro de Ilo muestra que una mejor comprensión de las relaciones exteriores de parte de las actuales autoridades –unida al reconocimiento de que esto se da gracias al trabajo sostenido que el país ha realizado en este campo desde la recuperación democrática y a los cambios que se han sucedido en el mundo– abre nuevas oportunidades para poder avanzar en el largo camino que nos conducirá finalmente al Pacífico.

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