jueves, 28 de octubre de 2010

cien veces ha reclamado Bolivia y otras 100 veces Chile le dió largas, falló con las soluciones nuestras de salida al mar.

Esperanza cien veces fallida

Mauricio Aira

Apenas concluidas las acciones armadas inmediatamente después de la Guerra del Pacífico Bolivia inauguró la serie de reclamos que Chile incumplió. Si uno se detiene a estudiar el tema consultando entre otros estudiosos a Juan Pereyra Fiorilo, Raul Botelho Gozálvez, Valentín Abecia comprueba con lujo de detalles las reclamaciones sin cuenta ante la injusticia de la mal llamada guerra que nos cercenó nada menos 400 kilómetros de costa frente al Pacífico, comprueba queChile respondió siempre con evasivas por cuanto de su diccionario diplomático excluyó el tema marítimo, hasta cuando Pinochet en un arranque de sinceridad prometió a Bánzer encontrar la fórmula que pusiera fin al alegato boliviano.

Charaña entró a la historia cuando ambos autócratas se dieron el abrazo que marcó el inicio de una negociación que parecía loable. “Bolivia tendrá pronto su salida soberana al mar” fue la promesa que confirió la oxigenación a Bánzer por algún tiempo. Pinochet cumplió su parte al enviar mediante el embajador extraordinario Guillermo Gutiérrez Vea Murguía un memorial de 24 puntos que la cancillería banzerista se apresuró a socializar con militares, empresarios, las agrupaciones que le eran leales y comités cívicos formados por notables como Cochabamba que rechazaron la propuesta.

Existían al menos dos condiciones inaceptables. La primera el asunto del canje territorial o sea Chile pretendía recibir en territorio potosino el mismo número de kilómetros cuadrados de la franja que iría a ceder de 12 kilómetros pegada a la frontera con Perú y segunda que “Bolivia renunciara solemne y definitivamente al tema de la reivindicación marítima” Tal condicionamiento fue inaceptable para los notables cochabambinos invitados ante Bánzer.

Nueva esperanza significa un futuro plebiscito en Chile para saltar por sobre el mandato constitucional de no ceder a Bolivia ni un metro cuadrado de su territorio. Algunos políticos adelantan opinión al considerar viable el procedimiento. ¡Albricias! Qué mejor para Bolivia si acaso se realizara la consulta y si acaso el resultado fuera favorable al reclamo nacional de soberanía. En la negociación tiene parte importante el vecino Perú, otrora aliado durante la contienda e igualmente perdidoso ante Chile. Nuestra diplomacia ha sostenido siempre que el tema es tripartito mientras que el victorioso de la Guerra del Pacífico se niega rotundamente a su presencia en la negociación.

Elemento nuevo y muy valioso, inédito hasta antes de ahora. Perú no pondrá piedras en el camino y favorecerá el tratamiento del pedido de Bolivia de un acceso al mar por territorio que fue propiedad de Perú. Esto es nuevo, y aunque por el momento no pasa de una declaración del Presidente Alan García al conceder a Bolivia en calidad de comodato por los próximos 99 años el enclave de Ilo frente al Pacífico, hoy en día carente de la básica infraestructura de un puerto operable por mar y tierra. La palabra presidencial tendrá que ser corroborada por el Parlamento para ser tomada en cuenta.

El acalorado debate que tiene lugar ahora mismo debería conducir a retirar la exigencia chilena de una compensación territorial en el departamento de Potosí, en realidad Chile no tendría porqué exigir de Bolivia un canje si el territorio del posible corredor se encuentra en área de expectativa peruana. En otras palabras Chile no puede vender lo que no le pertenece.

Moviéndonos siempre en el terreno especulativo y de visión al futuro encontramos que restaría en pie la exigencia sine-quanon de una solemne renuncia de Bolivia, para siempre jamás de su derecho a la reivindicación marítima. Es posible que el asunto podría resolverse en otra consulta popular, aunque ya sabemos el resultado. Los ciudadanos formados en el espíritu y la mente de la Republica de Bolivia votarían por el NO, lo que conduciría a la negativa de Chile a firmar acuerdo alguno, por tanto el nuevo intento, la nueva promesa de darnos salida al mar con soberanía plena vendría a resultar en una nueva esperanza fallida de retorno al mar.

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