Cuando los hechos deciden hablar por sí mismos, no existe discurso “plurinacionalista”, “pachamamista” o “evista” que valga.
Muchas son las afirmaciones demagógicas que, a tono con otros gobiernos representantes del tercermundismo, como el de Venezuela, ha hecho y hace el gobierno boliviano respecto de la República de Chile.
Referencias a un supuesto sometimiento al imperialismo y al “satánico” modelo neoliberal, desprecio hacia su dinámica económica capitalista y de mercados libres, son algunos de los elementos que se incorporan en el discurso oficial cuando de hablar de Chile se trata.
Sin embargo, todo ello es refutado y queda sin efecto cuando la realidad demuestra que todo el camino recorrido por la República de Chile hasta hoy, la ha puesto en un sitial que está muy por delante del lugar en el que se encuentra el Estado Plurinacional de Bolivia. Los hechos son los que terminan por desbaratar e invalidar cualquier tipo de desdén con el que se quiera mirar a un país que día a día demuestra su excelencia, como es Chile.
Mientras que Bolivia carece de las capacidades mínimas para proteger sus reservas forestales y biológicas del fuego, presenciando cómo alrededor de 25.000 focos de calor extinguen más de millón y medio de hectáreas de biodiversidad sin poder hacer nada, y mientras que clama por ayuda a Brasil y Argentina para sofocar los incendios, la República de Chile continúa viento en popa el rescate de 33 mineros atrapados en un yacimiento de oro y cobre, por sus propios medios, mostrando autonomía para resolver responsablemente cualquier desastre que se le ponga en frente.
Mientras que el presidente Sebastián Piñera anuncia que se ha establecido comunicación con ellos, y que se encuentran en buenas condiciones dentro de un refugio preparado para emergencias entre tanto se prepara una nueva sonda para mejorar la comunicación, y poder proveerles de agua y alimentos especiales hasta su rescate, la ministra de Desarrollo Rural, Nemesia Achacollo, admite su total incapacidad para controlar el desastre ambiental boliviano, anunciando que sólo las lluvias podrán apagar los incendios.
La República de Chile, moderna, capitalista y occidental, pone la tecnología al servicio del hombre, y utiliza los avances de la ciencia para completar los pasos: comunicación, alimentación y rescate.
El Estado Plurinacional de Bolivia, anticolonial, antiimperialista y comunitario, no cuenta con recursos tecnológicos ni científicos para salvar su biodiversidad y, aparentemente, tampoco cuenta con dioses incas, originarios e indígenas que, a través de ritos sagrados, k’oas y sahumerios con coca, callahuayas y amautas mediante, logren hacer llover sobre los incendios para salvar la honra de la “madre tierra”.
En los últimos años, Evo Morales se ha presentado ante la comunidad internacional pretendiendo que su moral, valores y principios serían superiores a todo lo logrado por occidente. Ha pasado por instituciones y foros internacionales con un aire de superioridad, menospreciando a todo país que no esté alineado con su delirante ideología pero, sin embargo, no es capaz de salvar a la pachamama de ser quemada.
El gobierno chileno, en cambio, se dedica a asumir sus propias responsabilidades sin fijarse demasiado en lo que otros hacen o dejan de hacer, y sin tratar de dar lecciones de moral o gobierno a los demás países. Los hechos han hablado.
El autor es analista político. | lizandrocolmos@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario