viernes, 28 de diciembre de 2012

apenas trascendió la provocación de García Linera, Chile responde por su Canciller "no entraremos en debate" añadiendo la Comunidad nos conoce como a respetuoso de las normas del Derecho Internacional


Como “comentarios faltos de fundamento” calificó el Gobierno chileno las palabras del vicepresidente Álvaro García Linera, quien señaló que Chile es un país “inamistoso y agresivo”.
La información fue difundida por el portal web del periódico El Mercurio de Chile, que da cuenta de un comunicado emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores, que señala que “las autoridades nacionales no van a caer en el terreno de descalificaciones que no aportan al espíritu constructivo que guía nuestro accionar político nacional e internacional”.
Asimismo, las autoridades chilenas explican que la comunidad internacional reconoce a Chile como “un país respetuoso de las normas y principios del derecho internacional, abierto al diálogo y promotor de la integración política y comercial en la región y el mundo”.
El Gobierno chileno agrega que “nuestra acción internacional siempre ha sido tener las mejores relaciones posibles con nuestros vecinos y en nuestra política exterior no existe ningún indicio o accionar internacional que pueda calificarse de provocador o agresivo”.
Cabe recordar que García había señalado, en torno a la demanda marítima de los bolivianos, que "vamos a ir país por país para mostrar que Chile es un mal vecino, es un Gobierno agresor, es un Gobierno que no busca el diálogo sincero, es un Gobierno que no da un salida al mar a un país que nació con mar".
Ante esto, Chile respondió que “la permanente voluntad de diálogo por parte de Chile se demuestra en el reiterado interés expresado por nuestro país de promover la integración y efectuar reuniones bilaterales referentes a temas de interés para ambas naciones y avanzar en la concreción de medidas que apoyen el desarrollo y bienestar de nuestros pueblos”.

sábado, 15 de diciembre de 2012

buena tesitura maneja Manfredo. cree llegada ocasión propicia para renegociar con Chile porque "soberanía" está incorporada ahora en su lenguaje. Charaña sería la visión salida por territorio contiguo a Perú, con soberanía y admitiendo que se puede compensar con igual número de kilómetros a los recibidos por el corredor. parece potable.


Después del quinquenio bobo (2006-2011), cuando nos enredamos en una agenda que no resolvió nada y que le dio un gran respiro a Chile, tan agradecido por la presidente Bachelet, parece, en vista lo dicho por el canciller Moreno, que se abriría una nueva posibilidad de limar asperezas y de aproximarnos a un diálogo en base a una solución marítima que incluya soberanía. La sola mención de la palabra soberanía demuestra que en La Moneda podría haber un cambio que mire de frente la realidad y no desconozca más de un siglo de ofrecimientos chilenos, basados en soberanía, desde 1895.
A lo expresado por Moreno se agrega una voz de la oposición, la de Marco Henríquez-Ominami, que es crítico de la actual conducción internacional de Chile en el tema marítimo, y que aboga por volver sobre los pasos de Charaña. Esta vez se trata del criterio de un opositor de peso, con posibilidades de llegar a la presidencia, y no como otros jefes políticos opositores chilenos que nos han respaldado – igual lo agradecemos – pero sin ninguna influencia en la opinión pública.
Lo que dice Enríquez-Ominani es que Chile no debe dejarse llevar a la Corte de La Haya por Bolivia. Que es suficiente con estar pleiteando con Perú allí. Y siendo una víctima de la dictadura del general Pinochet – su padre fue asesinado entonces – afirma que el camino a la solución es el de 1975. “Creo que no es aceptable que la democracia chilena esté por debajo de la dictadura en el tema marítimo. En la dictadura se llegó más lejos en este tema que en democracia”, afirmó.
Que así sea, diríamos nosotros. Porque si Bolivia utiliza lo de La Haya como una presión, vaya y pase. Pero si vamos a la Corte Internacional de Justicia de La Haya y fracasamos, entonces podemos olvidarnos para siempre del mar o tener que esperar otro siglo para que la comunidad de naciones vuelva a tener algún interés en nuestra demanda. Un fallo negativo de esa Corte, nos liquidaría, de ahí que si se abre una posibilidad de dialogar, es mejor hacerlo.
Ahora bien, toda negociación tiene que resolverse en base a una salida soberana al Pacífico. Chile debe demostrar su voluntad política de llegar a un acuerdo sincero y definitivo. Sin voluntad política, no hay nada de qué hablar. Que no vuelva a suceder lo de Charaña, con Perú, cuando ante la astuta y esquiva respuesta peruana, Chile levantó las manos y nos dejó en la estacada. El asunto del veto peruano tiene que solucionarlo Chile porque es firmante del Tratado de 1929 y no Bolivia que ha sido su víctima. Si el arreglo es por el norte de Arica, que los chilenos nos demuestren que son dueños de ese territorio y que no piensen que Bolivia va a sacarles las castañas del fuego.
Desde 1895, pasando por la abortada proposición de Frank B.Kellog en 1926, y siguiendo con las notas del 50 y las negociaciones de 1975, siempre se habló – y se acordó a nivel diplomático – que la solución sería a través de un territorio soberano. Es inconcebible que el actual gobierno chileno haya dicho ahora que el término “soberanía” no está en el diccionario de su Cancillería.
Pues bien, Chile siempre ofreció soberanía en la costa a cambio de una compensación. En Bolivia ya se ha dicho que como compensación es más que suficiente con los 400 km. de costa y los 150 mil km. cuadrados cedidos en el Tratado de 1904. Es absolutamente cierto lo anterior, pero no sirve para negociar un puerto. Entonces se pensó en compensaciones económicas primero, se supuso que podrían ser en aguas del altiplano después, y, finalmente, en un canje territorial.
Como nación pobre, jamás vamos a poder compensar con materias primas a Chile. Tampoco podemos tocar las aguas del altiplano por los intereses de Perú en la cuenca del Titicaca. Lo que tenemos es territorio. Es la única compensación que no nos hipotecaría eternamente y donde Bolivia quedaría con su misma extensión pero habiendo logrado su objetivo. Chile no perdería territorio y zanjaría su pleito con Bolivia recuperando una amistad que no ha podido obtener pese a la diplomacia de “confianza mutua” del quinquenio bobo, que por el contrario, insólitamente, dio como resultado que una mayor cantidad de chilenos estén ahora en contra de una solución con Bolivia.
De momento no vemos en Chile una voluntad de solucionar el problema boliviano. Hay soberbia, qué duda cabe. Sin embargo, puede que con una próxima administración, La Moneda ponga los pies sobre la tierra y reconozca sus compromisos diplomáticos con Bolivia. Resulta ahora que no había sido nuestro país el único que se olvidaba de cumplir con lo acordado. Si se dice que Chile tiene una política de Estado en lo que hace a sus relaciones internacionales, que no incumpla eso justamente a nuestra costa. Si la diplomacia chilena es tan profesional y seria como se dice, no se puede comprender cómo va a desconocer a estas alturas del siglo XXI lo que ofreció en el siglo XIX y XX. Eso no es tener una línea de política internacional: eso es improvisación pura y simple.

sábado, 17 de noviembre de 2012

no conduce a nada. picar un poco del tema del mar en los foros, la respuesta es un retrueque inmediato. Bolivia debería formular su planteamiento de una vez por todas y dejar esta política de avispa que no produce efecto favorable. El Comercio, Lima


El presidente de Bolivia, Evo Morales, y el de Chile, Sebastián Piñera, se enfrentaron hoy en la XXII Cumbre Iberoamericana de Cádiz, a propósito de la reivindicación boliviana de una salida al mar.
“Quiero compartir con ustedes el injusto enclaustramiento de mi país que impide cerrar una herida, que no sólo daña las buenas relaciones en la región, sino que constituye un obstáculo a la verdadera integración de nuestros países”, lanzó Morales, sentado en la primera sesión plenaria de la cumbre, muy cerca de Piñera.
Turno de Piñera
La respuesta de Piñera fue tajante. “Los tratados cuando se firman son para cumplirlos”, le dijo. Y el de 1904 entre Chile y Bolivia “fue libremente negociado, válidamente suscrito y aprobado por los congresos de ambos países”. Nadie debe molestarse, manifestó Piñera, por que Chile exija que se cumpla un tratado “vigente”.
El presidente chileno defendió que su país “ha cumplido, cumple y seguirá” cumpliendo con las obligaciones contraídas por ese tratado, como la facilitación del libre tránsito, y aseguró que el 60 por ciento del comercio de Bolivia con países no limítrofes pasa por puertos chilenos. Chile “cumple con todas las normas que establece el derecho internacional para países mediterráneos”, aseguró.
En declaraciones posteriores a la prensa, Morales calificó ese tratado de 1904 como “un tratado impuesto, injusto y por demás incumplido”. “Es totalmente falso que el 60 por ciento de los productos bolivianos salgan por puertos chilenos”, dijo, “salen gracias a Argentina y Brasil”. E insistió en que los tratados no son intangibles. Si hay voluntad política, se puede acabar con tratados impuestos, defendió.
Después de su respuesta, Piñera reprobó a Morales que llevara el asunto hasta Cádiz. Foros multilaterales, como la Cumbre Iberoamericana, no son los apropiados para tratar un asunto bilateral, le dijo.
Los dos presidentes, no obstante, se tendieron de alguna forma en sus discursos la mano para un diálogo.
“Bolivia reitera su llamado sincero a Chile para deponer las posiciones conservadoras y mirar al futuro de forma conjunta, trabajar de manera complementaria, ya que como vecinos, nos necesitamos”, manifestó Morales.
Chile tiene “la más plena voluntad de diálogo para encontrar soluciones a los problemas y los desafíos que juntos debemos encontrar”, dijo Piñera. (Tomado de elcomercio.pe)

sábado, 3 de noviembre de 2012

Oscar Peña Franco se refiere al indiscutible derecho de Bolivia de cobrar por el usufructo de las aguas del Silala. el reclamo no es de ahora, lleva tiempo y si permitió que la vertiente beneficie al vecino es porque se dió por tácito el pago que Chile viene demorando con disculpas varias.

Vientos de innovación que mueven, por primera vez en largo tiempo, la muy quieta fronda de las relaciones con Chile, apenas tronchada de vez en cuando por los airecitos inofensivos de un diálogo que hasta ahora a nada bueno condujo, han recibido por respuesta suspiros de alivio exhalados por algunos y resoplidos de inexplicable enfado lanzados por otros. Como si quisieran, estos últimos, que nada cambie y se mantenga, rotunda en el reloj de los años, la comodidad del sosiego que solo sirve para componer una salina pose patriótica que no resuelve nada. Al contrario: nos hace permanecer virtualmente inmóviles mientras el país que nos privó del mar, Chile, hace uso de nuestro quietismo para cosechar nuevas ventajas. El turno, hoy, es del Silala.
A expensas de nuestro dolor y de nuestra frustración ante la imposibilidad de recuperar la condición marítima con la que nació la patria, echamos en el olvido que fueron dos las guerras que Bolivia sostuvo con Chile. La primera en los albores de la República, cuando Chile se pertrechó, con la cooperación no explícita pero sí culpable de militares y políticos nacionales empeñados en sacar del escenario al Mariscal de Zepita, Andrés de Santa Cruz, para infligirle una derrota y sellar la desaparición de la Confederación Perú-Boliviana que creó y gobernó uno de los bolivianos más grandes de todos los tiempos. Y que marcó el tiempo más luminoso de nuestra existencia como Estado independiente.
Hasta hoy y desde hace bastante más de un siglo, los conflictos entre La Paz y Santiago fueron manejados por una clase dirigente timorata y temerosa. ¿A qué le temen? Es una timidez congénita que encontró bosque apto para disimularse en la cantaleta sin fin de las negociaciones improductivas y en las especulaciones teóricas sobre gestiones inútiles entre los dos protagonismos del abuso histórico, el ‘trilateralismo’ y la multilateralidad. Y estamos igual que en 1879, el año de la invasión. 
Solo una vez, en 1979, Bolivia obtuvo un avance significativo con ocasión de la Asamblea General de la OEA que se realizó en La Paz. De la mano del entonces canciller, Gustavo Fernández, y bajo la presidencia de Wálter Guevara, Bolivia se anotó una ganancia extraordinaria: todos los países de la región, con la única, obvia y esa vez estéril oposición de Chile, la OEA anotó en su agenda la cuestión del mar y la hizo suya. Infelizmente, uno de los tantos insensatos golpes de Estado hizo naufragar el barco impidiéndole llegar al mar.
A partir de entonces retornó la normalidad secular: un océano calmo, pero ajeno. Con temores que no tienen razón de ser, acaso, por parte de muy pocos, al vecino dizque cercano al Primer Mundo, mientras multitudes de jóvenes y adolescentes salen a las calles de sus ciudades ¡a luchar por la gratuidad de la enseñanza! 
Los vientos renovados que soplan desde las altitudes andinas hasta las playas del despojo tienen por motivo circunstancial la protesta por el uso autoritario, y por tanto abusivo, de las aguas del Silala, que la convierte en un acto de defensa de la soberanía. Pero alcanza más lejos y más alto. Su propósito final es conseguir la reparación, parcial al menos, de los daños inferidos a Bolivia desde la ocupación por la fuerza de toda su costa marítima. Lo que importa más no es el nombre del presidente que configura esta nueva estrategia frente a Chile, pues se trata de una causa nacional que debe estar por encima de gobiernos y de partidos. Es, realmente, una cuestión de patriotismo.

viernes, 2 de noviembre de 2012

que Chile debe? es cierto. que tiene que pagar? más cierto todavía, aunque...en lugar de hacer conjeturas y lanzar cifras al aire bien haría el Régimen esperar un informe técnico, contrastarlo con una supervisora solvente y entonces iniciar la demanda. cifras alegres, destinadas a la distracción no son un buen camino.


La ministra de Comunicación, Amanda Dávila, afirmó ayer que Chile tendría que pagar entre 8.000 y 10.000 millones de dólares por el uso de las aguas de Silala, desviadas artificialmente por ese país.
En un contacto con los periodistas, la funcionaria gubernamental dijo que ése es un cálculo inicial por el uso de esas aguas.
“Chile nos debe más de 8.000 millones de dólares, si tendría que pagarnos, tendría que pagar entre 8.000 a 10.000 millones de dólares hasta ahora”, explicó Davila, reportó la agencia ABI.
Aunque la ministra de Comunicación reconoció que el pago de la llamada deuda histórica es un tema que Chile “siempre ha rechazado”.
“Chile ha establecido siempre que podría pagar un monto a Bolivia a partir de un determinado año actual, pero no reconoce el consumo de esas aguas que benefician a su población y a grandes regiones productivas”.
En esa dirección, Dávila aseguró que el Gobierno boliviano respalda la implementación de cuatro proyectos, impulsados por la Gobernación del departamento de Potosí para aprovechar las aguas del manantial del Silala: un sistema de riego, una planta hidroeléctrica, una planta envasadora de agua y la producción de truchas.
Según un estudio del periodista y abogado José Luis Antezana, Chile utiliza sin pago alguno unos 50 millones de litros de agua del manantial cada día, o 50.000 metros cúbicos por día.
En 2009, las cancillerías de ambos países establecieron un preacuerdo mediante el cual el vecino país estaba dispuesto a pagar por el 50% del recurso hídrico, pero no se habló nada respecto a la deuda histórica.
El convenio no fue firmado debido a que sectores cívicos de Potosí demandaron que también se negocie la deuda centenaria.
El Comcipo exigió el pago de la deuda histórica que data desde 1908, cuando, en virtud a un acuerdo de derecho privado internacional, se canalizó, artificialmente, por un sistema de canales, el agua de los bofedales que nacen en el cantón Quetena Chico, que está ubicado en la jurisdicción del departamento de Potosí, al norte de Chile.
Ese pacto fue rubricado cuatro años después de que se firmó el Tratado de Paz y Límites que dejó a Bolivia en condición mediterránea, tras la guerra de 1879.
Las aguas del Silala actualmente abastecen a ciudades del norte chileno y a la mina cuprífera de Chuquicamata, y genera grandes ganancias para las empresas del vecino país.
Recientemente, la Gobernación de Potosí dio inicio a un proyecto de crianza de peces con aguas del Silala, esto en medio de los requerimientos de una mayor información del vecino país respecto a las obras que se están ejecutando en la zona y los riesgos para el medio ambiente.
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martes, 23 de octubre de 2012

Francisco Xavier Iturralde comenta un valioso libro de Roberto Brockmann de manera sintética. valiosos apuntes para nuestra memoria de la historia


Libro de Roberto Brockmann. En su introducción agradece a Mariano Baptista Gumucio, quien en su libro sobre Pando y Jáuregui duda de los méritos de Abel Iturralde, para que una Provincia lleve su apellido desde 1938; Busch lo premió porque fue el único que advirtió sobre el contrato con la Standard Oil Co., firmado después por Bautista Saavedra en 1922, empresa que violó en 1911 la Ley Shermann en los USA.

Después como Canciller también previno en 1928: “Si hoy vamos a la guerra en las mismas circunstancias y condiciones en que fuimos a la Guerra del Pacífico en 1879, no solo tendremos que lamentar la pérdida de todo el territorio del Chaco, tal vez la pérdida de otras grandes porciones del territorio nacional... Por ello es que yo insinúo un poco de serenidad... no es suficiente contar con entusiasmo patriótico. Es necesario tener todos los elementos...”

A la vez Daniel Salamanca, “El Hombre Símbolo”, clamaba por una Bolivia en guerra “...necesitamos someternos a la prueba del fuego, que no puede ser otra que el conflicto con Paraguay...” existente desde 1879. Sostenido por el pueblo en sus manifestaciones del 10 diciembre de 1928, debido al ataque paraguayo al Fortín Vanguardia del 5 diciembre 1928, defendido con 5 balas, podía motivar asonadas contra Hernando Siles.

Antes Montes presentó ante la Liga de las Naciones en octubre 1919, un Memorándum sobre la cuestión del Pacífico y derechos de Bolivia a la soberanía de Tacna y Arica basado en el Tratado de 1826, desestimado en septiembre 1921. Solo lo apoyó Franck B. Kellog del Pacto Kellog Briand firmado el 27 agosto 1928, motivo de su Premio Nobel de 1929. Entre 1922 y 1923 Bolivia deja de pagar sus cuotas a la Liga, por su pobreza absoluta y Bautista Saavedra en 1921 firmó el discutido empréstito Nicolás.

Ya Hernando Siles, Presidente en 1926, el geólogo alemán Ernst Barth afirmó “En ninguna parte del mundo he visto más manifestaciones de petróleo.” Mientras la Standard Oil fue pillada en irregularidades.

Entretanto la diplomacia conducida por Félix Avelino Aramayo, amigo de Poincaré, fracasó en su pedido a la Liga de la revisión del Tratado de 1904 y Tratado de Ancón.

La Bolivia del Fortín Vanguardia estaba olvidada por sus políticos y diplomáticos, preparando saludo al Presidente estadounidense recién electo Herbert Hoover en gira por América Latina. El 8 diciembre 1928 la delegación boliviana de 80 personas, fue recibida en el acorazado Mayflower, Antofagasta.

Brockmann relata también el debate sobre el armamento Vickers del 12 diciembre 1928. Asimismo la retoma boliviana del Fortín Vanguardia, la toma de Boquerón hasta el 15 y al 20 de los fortines Valois Rivarola y Gral. Genes, abandonados posteriormente por una acción diplomática, mientras los políticos siguen disputándose por gobernar y sus diplomáticos en la práctica de reivindicaciones cuestionadas sobre el mar. Después Salamanca iniciará sacrificio de los soldados, incluido su hijo.

martes, 2 de octubre de 2012

tal cual adelantamos. quién dice lo que quiere escucha lo que no quiere. Jorge Tarud contra ataca "Evo está traspasando todos los límites" condenan la agresividad y confrontación del originario y es sólo el comienzo


El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja chilena, diputado Jorge Tarudmanifestó hoy a medios chilenos que el presidente de Bolivia, Evo Morales, “está traspasando todos los límites de convivencia entre las naciones. La agresividad y la confrontación con la cual está actuando con nuestro país es absolutamente inaceptable", respecto a las declaraciones del mandatario sobre la demanda marítima boliviana.
El parlamentario chileno acusó a Morales de emprender una campaña de descrédito contra Chile  frente a instancias internacionales.
“Morales está desprestigiando a Chile en todos los foros internacionales y es un camino absolutamente equivocado, pues no es bajo presión que va a lograr algo con nuestro país, sino que sólo será a través del diálogo bilateral”, aseguró Tarud.
Por su parte, la ministra de Comunicación, Amanda Dávila se refirió al tema de la demanda marítima y las recientes declaraciones del mandatario chileno.
“Es con el gobierno de señor Sebastián Piñera que el tema del mar no ha avanzado ni un milímetro, pese a la promesa inicial de ese Presidente”.
Dávila argumentó que  con gobiernos chilenos pasados se podía dialogar  sobre este tema y que había  una predisposición inicial del presidente Piñera en tratar el tema marítimo, pero que ahora existe otra actitud.
“Todas las intenciones políticas se expresan de manera clara en la frase que dijo Sebastián Piñera, el presidente chileno, acerca de que este tema se lo va a defender por la fuerza”.
Sin embargo recalcó la condición pacifista de Bolivia que no está dispuesta a iniciar ninguna acción de fuerza contra nadie, pero que llegado el momento puede llegar a defenderse.
“Estamos en el siglo XXI y estos temas tienen que resolverse de manera dialogada, pacífica y cordial, porque no podemos tener malas vecindades en este siglo”, manifestó Dávila