sábado, 9 de mayo de 2015

Carlos Antonio Carrasco pone punto final a la cobertura de las actuaciones judiciales en La Haya cuando el presidente de la Sala de Justicia proclamó "la Corte se retira". ahora vendrán los alegatos por escrito, hasta ahora son 15 mil folios quelos 15 jueces tendrán que leer y dar sus juicios. la Corte es soberana y no admite apelación, es decir no existe ningún otro Tribunal. Gracias Carlos Antonio por la excelente tarea realizada.

Colofón. “La Corte se retira a deliberar”. Con esa frase, el presidente del supremo tribunal internacional, el francés Ronny Abraham, cerró ayer la cuarta y última jornada en que sendos equipos de avezados juristas representando a Bolivia y a Chile se enfrentaron para tratar la competencia o incompetencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para considerar la demanda boliviana de una salida soberana al océano Pacífico.

La profesora francesa Monique Chemillier-Gendreau fue la encargada de iniciar la dúplica boliviana ante la atenta mirada de la bancada chilena que pestañeó colectivamente cuando ella espetó: “Chile prometió siempre, pero nunca dio nada” al referirse a los documentos de índole diversa en que antes se mostraba llano a negociar una salida al mar y, ahora, alega que el Tratado de 1904 se lo impide legalmente.
Sin embargo, correspondió al jurista parisino Mathias Forteau la respuesta al fiero ataque de sus oponentes del día anterior cuando insistían en las implicaciones que tendría la “obligación de negociar” la vigencia del Tratado de 1904. Forteau mostró y demostró cómo Chile, al objetar la competencia de la CIJ, se adentró notablemente en el fondo de la cuestión, confundiendo lo preliminar con lo sustantivo. Ratificó su aserción que el Tratado de 1904 incluye la obligación de negociar y, puesto que Chile sostiene lo contrario, será la CIJ la que resuelva el impasse.
Más tarde, marchó hacia el atril el profesor iraní Payam Akhavan, quien descolló particularmente cuando respondió a la interrogante planteada por el juez inglés Christopher Greenwood: “No existe tal cosa como un momento mágico”, dijo prosiguiendo que, en derecho, “una promesa es una promesa” y bastaría uno solo de estos compromisos para crear una obligación”. En tal sentido, no hay, en efecto, un solo ejemplo de tal promesa, sino varias instancias acumuladas en sucesivos actos antes y después de 1948. Acabó criticando las advertencias del abogado coreano-americano Harold Hongju Koh que, en representación de Chile, vaticinó consecuencias apocalípticas si la CIJ admitía la demanda boliviana y calificó esa intervención de una arremetida sin base, motivada solamente por el deseo de amedrentar a los magistrados.
Luego, el togado español Antonio Remiro Brotóns disertó sobre la inevitable evolución de los tratados que podían ser enmendados por necesidad pública y por acuerdo de las partes, ironizando comparó, a ojos de Chile el Tratado de 1904 a la ley mosaica, aunque cuestionando su intangibilidad. Interpretó cabalmente los alcances de la Constitución Política del Estado (2009) indicando que no apuntaba al Tratado en cuestión y acabó justificando el levantamiento de la reserva que hizo Bolivia al artículo VI del Pacto de Bogotá.
Como es habitual, correspondió al agente Eduardo Rodríguez Veltzé dar por terminada la dúplica boliviana y lo hizo con marcada elocuencia al denunciar que Chile, no obstante haber bloqueado a Bolivia su salida al mar, también bloqueó las negociaciones en curso y hoy pretende bloquear a su país, el acceso a la Corte.
Cuando los circundantes ordenaban sus papeles para marcharse, surgió inesperadamente el juez japonés Hisashi Owada que formuló a los dos contrincantes la siguiente pregunta: “Acceso al mar no es un término reconocido en el derecho consuetudinario internacional y ambas partes lo han referido. Les agradecería mucho que tengan a bien definir el sentido de ese término cómo lo entienden y el contenido específico del mismo”.
La Corte fijó el 13 de mayo como plazo para que ambas partes puedan responder por escrito. A partir de ahora, comienza el prolongado suspenso dentro del ritual interno de la CIJ, en el que los 15 jueces estudiarán con meticuloso cuidado los alegatos escritos y orales de las partes, para elaborar un fallo acerca de su competencia o incompetencia para considerar este caso inédito.

jueves, 7 de mayo de 2015

diferente. crónica directa al lector, con detalles que los reportes periodísticos de los comunicadores de Chile y Bolivia no incluyen. Gracias Carlos Antonio Carrasco, verdaderamente estás cumpliendo un rol testimonial. para los anales de la historia de estos alegatos. excelentes aportes y observaciones. (otros cronistas destacaron que Choquehuanca se durmió profundamente al esuchar el inglés. qué terrible cuadro para Evo)



por:  Carlos Antonio Carrasco desde La Haya, para La Razón.
Miércoles 6 de mayo, ocho de la mañana. Fotógrafos, camarógrafos y periodistas chilenos llegaron hasta el Palacio de la Paz para asistir a la anunciada prestación de Bolivia en el litigio con Chile y que debe escuchar la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Había interés por observar al detalle al equipo jurídico de un país mirado desde siempre con desdén por los ojos chilenos.
A las 10.00 “en todos los relojes”, siguiendo el solemne ritual, 13 de los 15 jueces (uno se excusó y el jamaiquino Patrick Robinson no apareció) tomaron sus sitios y sin preámbulo alguno el presidente del tribunal, Ronny Abraham, invitó a la testera al agente Eduardo Rodríguez Veltzé, quien luciendo traje y corbata azules, con aplomo y dignidad, comenzó a recitar el alegato boliviano, en perfecto inglés y retórica cabal.
ALEGATO. El exmandatario describió la Bolivia actual, multicultural por Constitución y, con criterios sociológicos, retrató a un pueblo amante de la paz y obediente del derecho internacional. Rememoró la ocupación chilena de su litoral y refutó la “prematura” acusación de querer contornar el Tratado de 1904, para obligar a Chile a ceder parte de su territorio.
Reafirmó que Bolivia respeta el principio pacta sunt servanda (lo pactado obliga), pero recordó que, paralelamente, existían otros instrumentos diplomáticos a los que la oratoria chilena no se refirió en absoluto. Ante el repudio de acuerdos que se arrastraban por más de 100 años, Bolivia no vio otra opción que acudir ante la CIJ, en busca de justicia y como último recurso hacia la pacífica solución de esa disputa. Armónico director de orquesta, Rodríguez Veltzé presentó a sus cooperantes legales que en número de cuatro desfilaron sucesivamente por el atril, cada cual predicando un elemento específico.
TRATADO. Contrariamente a su oponente, el colectivo boliviano era notoriamente más fresco en edad y en dialéctica jurídica, como demostró el primer orador de la jornada, el francés Mathias Forteau, que con lógica aristotélica desmontó la argucia chilena acerca de la supuesta incompetencia de la CIJ por el blindaje que se atribuye al artículo 6° del Pacto de Bogotá. Más bien, señaló que el artículo 31 del mismo documento abre la puerta a la Corte para arbitrar el desencuentro. Demostró que la artesanía chilena había introducido ingredientes malsanos para sembrar la confusión y desorientar al jurado en este tópico. Causó asombro cómo un joven abogado aplanaba la postura de su anciano compatriota Pierre Marie Dupuy, quien el lunes, con apuro, pensaba que el Tratado de 1904 era la única herramienta de relación entre los dos países. Forteau aseveró en ese marco que dicho convenio dejó irresuelto el “acceso al mar” de la nación invadida.
AMNESIA. El jurista clarificó a la argentina Mónica Pinto cuando explicó que no se trataba de “reabrir una cuestión ya arreglada”, sino más bien de cerrar en justicia un problema pendiente. Citó sendas declaraciones de dos cancilleres chilenos a la prensa, en sentido de que Bolivia, en su demanda, no objeta el Tratado de 1904, sino que levanta la noción de la “obligación de negociar”. Manifestó así que dicho tratado se excluye del actual litigio porque ambas partes lo aceptan y reafirman.
La profesora Monique Chemillier-Gendreau, cual si estuviese en sus clases parisinas, dictó una cátedra de procedimientos, salpicada de picantes calificaciones, para recordar a sus contrincantes elementos fundamentales que “una amnesia colectiva” los dejó en el cajón. Se refería a cartas, declaraciones, memorandos, reuniones bilaterales y otros que se intercambiaron entre las partes por más de 100 años. Fue categórica al expresar que aún en 1948 (Pacto de Bogotá) el acceso al mar, dejado en suspenso desde 1904, continuaba irresuelto. La tesis chilena —dijo— se parece a las ilusorias rosas del desierto de Atacama que florecen una sola vez al año y que se pierden en la imaginación del novelista Luis Sepúlveda.
El PACTO. El togado español Antonio Remiro Brotóns se encargó de rebatir la interpretación chilena del artículo 6° del Pacto de Bogotá, que fue la única base en que se asienta la objeción a la competencia de la CIJ. Abundó en consideraciones acerca de ese renglón, haciendo analogía con decisiones que al respecto la CIJ ya legisló cuando trataba el caso entre Nicaragua y Colombia.
Más tarde, comentó la alusión chilena a la nueva Constitución Política del Estado de Bolivia, que si bien estatuye su derecho irrenunciable a una salida al mar, en ningún caso reclama la devolución de los territorios usurpados por Chile y, en cuanto al artículo 9° transitorio, la renegociación de tratados toca a otros convenios que, efectivamente, fueron modificados con la anuencia de las partes involucradas.
Finalmente, apareció el profesor iraní Payam Akhavan, cuyo inglés oxfordiano, distante de su farsi maternal, halagó los oídos, por su impecable dicción que aumentó la fortaleza de sus argumentos. En el marco del artículo 79 del reglamento de la CIJ, sintetizó el alegato chileno en sus erráticas aserciones y las destruyó una por una:
A) Bolivia no objeta el Tratado de 1904 y más bien respeta la vigencia de lo pactado (pacta sunt servanda)
B) No disputa fronteras fijadas.
C) La negociación que Bolivia reclama no se cierra, en ninguna fórmula preestablecida, dando lugar a varias opciones creativas.
D) Chile debería cumplir sus compromisos antelados.
E) La vigencia del Tratado de 1904 no entra en colisión con acuerdos paralelos sobre el acceso al mar por parte de Bolivia.
F) Bolivia, en su demanda, no tiene ninguna agenda oculta.
G) Preocupa que Chile hubiese repudiado acuerdos previos.
DUDAS. Después surgieron preguntas pertinentes: ¿Si en 1904, la cuestión marítima se daba como arreglada, por qué se continuó negociando por más de 100 años? ¿Por qué Chile durante las conversaciones de Charaña tuvo que auscultar la posición del Perú con referencia a un eventual acuerdo con Bolivia? ¿Y dónde quedan las numerosas resoluciones de la OEA, signando el acceso al mar de Bolivia, como un asunto de preocupación hemisférica?
Como se puede apreciar, la arremetida boliviana fue sólida y completa. Pero aún faltan dos sesiones orales, de terminal importancia. Me pregunto si fue conveniente quemar todos los cartuchos en esta primera escaramuza o si hubiese sido más útil guardar cierta cantidad de munición para los dos posteriores encuentros.
Al terminar la reunión, el juez británico Christopher Greenwood formuló una pregunta-trampa: “¿En qué fecha se concluyó un acuerdo respecto a la negociación relativa al acceso soberano al mar?” Este tipo de interrogantes  reflejan en la Corte ya una posición preconsabida y no son del todo ingenuas. (Recuérdese la pregunta que el juez marroquí  Mohamed Bennouna avanzó en ocasión del caso librado entre Perú y Chile [2009-2014]).
PREGUNTA. Esta situación nos lleva a fotografiar el escenario entre las distintas operaciones del pensar jurídico, en las que la lengua arrastra la secuela de una cierta mentalidad. Especulemos que la pregunta del juez Greenwood se inscribe en la composición del equipo legal chileno (dos abogados ingleses, un australiano y un americano). Todos ellos, más su agente, se expresaron en lengua inglesa, salvo el profesor francés Pierre Marie Dupuy.
Por el contrario, en el conjunto boliviano, aparte de su agente y del iraní Payam Akhavan, sus juristas usaron el idioma francés. ¿En qué idioma escucharon los 13  jueces los alegatos? Seis tienen el inglés como lengua materna, tres el francés y el resto debió escoger entre uno y otro idioma. Entretanto, ingredientes susceptibles de influir en el ánimo y en la buena recepción de los argumentos, hay una fuerte dosis de subjetividad que atempera el frío análisis jurídico de cada caso.

martes, 5 de mayo de 2015

FOTO DE LA RAZÓN. TEXTO DE EL DEBER. TITULOS DE NUESTRO EDITOR SOBRE LAS REACCIONES EN CHILE.

Canciller Choquehuanca y Agente Rodríguez escuchar los alegatos de Chile en la CIJ de La Haya

HACE MAL. INTRODUCE "VIRUS" EVO MORALES Y CONTAMINA LA NEGOCIACION EN LA CORTE

El canciller de Chile, Heraldo Muñoz, aseguró que el presidente Evo Morales deberá ser responsable de lo que dijo, en referencia a sus últimas declaraciones que acusaron al vecino país de intentar meterle miedo a todo el mundo. 

"Cada parte es responsable de lo que dice", señaló el ministro de Relaciones Exteriores de Chile en declaraciones recogidas por el diario de ese país, La Tercera, y horas antes de la argumentación boliviana en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. 

La autoridad chilena dijo que "tienen el mayor aprecio por el pueblo boliviano y también respeto por sus autoridades, y esperamos lo mismo", agregando que "si no es así, cada uno tiene que responder a la opinión publica y a la comunidad internacional de sus dichos".

Durante la jornada, el primer mandatario boliviano criticó la actitud asumida por el equipo jurídico chileno ante el tribunal Internacional, señalando que "falsean la verdad" y asegurando que "existen compromisos incumplidos". 

Morales deploró además lo expresado por el agente de Chile ante La Haya, Felipe Bulnes, quién aseguró que Chile respeta el derecho internacional, la democracia y los derechos humanos. El primer mandatario le recordó que "Chile mantiene la Constitución de Pinochet y privatizó los servicios básicos".

Bulnes, consultado sobre esas opiniones, se limitó a manifestar que "nosotros no respondemos al presidente Morales, alegamos frente a la Corte (...) Chile va a ser muy disciplinado porque es discutir si la Corte tiene o no jurisdicción".

Bulnes anticipó que "si Bolivia va al fondo del tema y no se hace cargo de la objeción preliminar, estaría revelando la debilidad de no poder hacer cargo de la discusión que se está planteando ante la Corte".

encuentro protocolar. se dan la mano las delegaciones de Chile y Bolivia en el hall principal de la Corte de La Haya. miércoles le tocará a Bolivia presentar sus alegatos durante el tiempo que considere necesario. hay espectativa!


encuentro en La Haya. los cancilleres de Bolivia y Chile, los "agentes Bulnes y Rodríguez" además observa el nuevo ministro de Defensa el saludo de los personajes en el pasillo de la Corte Internacional de Holanda donde maña miércoles le tocará alegar sus derechos a Bolivia. Foto y texto de El Deber de SC.

MARCO CHUQUIMIA / LA PAZ
marco.chuquimia@eldeber.com.bo
5/05/2015
Desde 1904, cuando se firmó el tratado que enclaustró a Bolivia, Chile nunca explicó este tema ante un tribunal y el expresidente y portavoz de la demanda marítima, Carlos Mesa, destacó ese hecho como un triunfo histórico. Por su lado, los chilenos volvieron a apelar al Tratado de 1904 y al Pacto de Bogotá para intentar convencer a la Corte Internacional de Justicia de La Haya que se declare incompetente en la demanda marítima.

“Por primera vez Chile ha tenido que explicar a una corte internacional las razones por las que no quiere cumplir los compromisos que ha sostenido a lo largo de varias décadas, eso se tiene que valorar en su exacta dimensión y que en sí mismo tiene un carácter histórico y esta palabra tiene un profundo sentido, es un elemento fundamental”, dijo Mesa.

Unas cuatro horas antes, el agente chileno Felipe Bulnes había iniciado la presentación oral de los alegatos de ese país ante la CIJ para sostener que este alto tribunal no tenía competencia para solucionar un diferendo entre los dos países y que, según Chile, fue zanjado en un tratado en 1904.

En una alocución de 19 minutos, Bulnes puso énfasis en dos acuerdos: el Tratado de 1904, por el que Bolivia quedó enclaustrado, y el Pacto de Bogotá, que se redactó en 1948. El agente reiteró la firma del Tratado de 1904 en 28 oportunidades y el Pacto de Bogotá en 17 ocasiones, en un intento de convencer a los 15 jueces de la CIJ de que Bolivia pretende revisar el Tratado de 1904 y que una decisión de esa naturaleza violaría la intangibilidad de los tratados bilaterales.

Los cuatro abogados que hicieron uso de la palabra ante los jueces estuvieron encabezados por la argentina Mónica Pinto, que puso énfasis en el artículo 6 del Pacto de Bogotá, que refiere que aquellos países que hubieran definido sus fronteras antes de la firma de este acuerdo no pueden recurrir los mismos.

El abogado inglés Daniel Bethlehem centró su argumento en la vigencia del tratado de 1904 y descalificó la demanda boliviana; entretanto, su colega Samuel Wordsworth refirió el artículo 267 de la Constitución Política del Estado de Bolivia, en el cual se hace referencia que la salida al mar es un derecho irrenunciable.

Finalmente, el francés Pierre Marie Dupuy mencionó el Tratado de 1904 y el Pacto de Bogotá; dijo que por la imposibilidad de ceder territorio a Bolivia pidió a los jueces declarar la incompetencia de la CIJ para atender esta demanda. Los alegatos de la parte chilena duraron tres horas, aproximadamente

martes, 14 de abril de 2015

Jaime Liendo desde OPINION se ocupa de "El Libro del MAR" demanda ante la Corte Internacional, en un intendo de demostrar la propiedad de Bolivia sobre el territorio que Chile invadió en 1879 por la fuerza de las armas. buena síntesis Jaime.

POR: JAIME LIENDO RAMOS INGENIERO. JELIENDO@HOTMAIL.COM | 14/04/2015 | ED. IMP.
El Libro del Mar, que básicamente es la Demanda Marítima Boliviana ante la Corte de Justicia Internacional de La Haya, es un intento loable para demostrar la propiedad inobjetable de la Nación Boliviana de su propiedad histórica desde la prehistoria, el imperio Aimara, el Imperio Incaico, la Colonia de la Real Audiencia de Charcas, la RepúblicaBoliviana, hasta la invasión pirata chilena, financiada y armada con un ejército y flota de guerra; además de adiestrada por el Imperio inglés, enemigo acérrimo de Bolivia desde que un tirano boliviano de cuyo nombre no quiero acordarme, expulsó de La Paz, al embajador británico montado de espaldas, en un burro hasta más allá de la frontera con el Perú. 

En la nombrada Demanda Boliviana, existen algunos hechos (tratados y promesas que no figuran lamentablemente) tal como lo ha publicado el Comité Cívico Pro Mar Boliviano con el título de Tratado de Paz y Amistad de 1904; pero lo más contundente y que no tiene, por ningún lado, réplica contradictoria por parte del país delincuente es el contenido del libro Pérdidas Territoriales de Bolivia, escrito magistralmente con argumentos irrebatibles y absolutamente ciertos en base a realidades históricas comprobadas por todos los investigadores internacionales de todas las naciones del mundo que han condenado y siguen condenando el piraterismo chileno que desde la Colonia fue refugio de los piratas ingleses en eterna guerra latrocinadora contra el Imperio español, hasta que el emperador Carlos V mandó construir un fuerte en Copiapó (Río Salado) que es el límite entre la Capitanía de Chile y la Real Audiencia de Charcas, pero los chilenos asociados con los piratas ingleses lograron tomar el fuerte, entonces el propio emperador Carlos V mandó una flota de guerra que retomó el mencionado fuerte capturando prisioneros a la mayoría de los facinerosos que fueron colgados para ejemplo de respetar los límites establecidos por la historia contundente y el dominio de la Real Audiencia de Charcas.

Mas, lo que todo boliviano debía saber al dedillo es la Carta Histórica sobre el LItoral a Mons. Obispo de La Serena (Chile), pues en ella está tantísima documentación histórica absolutamente probada y sin lugar a ninguna duda, demostrando que el Litoral Boliviano es de propiedad legitima desde los orígenes del hombre en esas tierras y durante los imperios Aimara, imperio Incaico, la conquista española del Perú, alto y bajo, además durante el coloniaje y la guerra de independencia y la creación de la República de Bolivia.

lunes, 23 de marzo de 2015

existe respaldo a la gestión ante la Corte Internacional en el tema del MAR, hoy "Día del Mar" insta Los Tiempos a ratificar el optimismo, respaldado por un Gobierno Democrático, es decir que tenga autoridad y valor internacional. no se tolerará una nueva frustración

Las autoridades de gobierno deben comprender que todas sus acciones deben estar subordinadas a la estrategia adoptada para satisfacer nuestra demanda marítima
Este 23 de marzo, en que recordamos la acción heroica de Eduardo Abaroa defendiendo el territorio nacional, nos encontramos con un generalizado sentimiento optimista respecto a la posibilidad de que se abra una nueva oportunidad para recuperar una salida soberana al Océano Pacífico una vez que Chile se avenga a negociar de buena fe la atención de esta legítima demanda nacional.

¿Cuál es la razón de este sentimiento optimista? La demanda que el país ha presentado ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para que sobre la base de varias ofertas que ha hecho Chile en el tiempo transcurrido al país para darle una salida soberana al mar, se le obligue a negociar de buena fe. Se trata de una estrategia novedosa que ha logrado, probablemente por primera vez en esta historia, descolocar a la diplomacia chilena que se ha movido en medio de declaraciones inconsistentes y falsas, al punto que ha provocado incluso pugnas internas. A la inversa, la estrategia adoptada por Bolivia ha recibido un generalizado respaldo ciudadano y, lo que es muy importante, salvo excepciones en el campo oficialista y opositor, ha sido respetada y no utilizada para fines internos de corto plazo, como se puede apreciar en el suplemento que sobre el tema publicamos hoy.
Es necesario anotar, asimismo, que ese optimismo se mantiene pese a la solicitud de incompetencia presentada por Chile para que la CIJ no atienda el caso, y que recién se resolverá en los próximos meses, después de los cuales recién comenzará, si la CIJ rechaza esa apelación chilena, el proceso de fondo propiamente dicho.
En este contexto, es necesario ratificar en esta fecha la necesidad de que este tema reciba la atención y la prioridad que merece, lo que significa mantenerlo al margen de la disputa política interna y, sobre todo, controlando, particularmente en el ámbito del Órgano Ejecutivo, que trate de ser utilizado con fines personales de figuración, así como convertirlo en un objeto de chauvinismo sin sentido, tentación en la que caen algunos funcionarios gubernamentales amantes de la parafernalia autoritaria.
Pero, también se debe hacer notar que uno de los factores que ayuda a que la estrategia que se comenta tenga fuerza es que es ejecutada por un gobierno que ha sido elegido mediante el voto popular y en el que impera el sistema democrático.
Por ello, acciones como las adoptadas por el Tribunal Nacional Electoral, que afectan la realización de elecciones libres y transparentes, pueden convertirse en peligrosos antecedentes que deslegitimen la voz del Estado nacional, y, sobre todo, que afecten la unidad alcanzada alrededor de la estrategia de retorno al Pacífico.
Es decir, las autoridades de gobierno deben comprender que si en verdad dan prioridad a la estrategia adoptada para satisfacer nuestra demanda marítima todas las acciones internas e internacionales que desarrollen deben estar subordinadas a su consecución. De lo contrario, la ciudadanía, que ya soporta elevados niveles de incertidumbre por demasiadas actitudes antidemocráticas del régimen, no tolerará una nueva frustración en el tema de la demanda marítima si ésta se debe a errores de los dirigentes gubernamentales.

domingo, 16 de noviembre de 2014

machacón Carlos Mesa insiste. no caer en la trampa a la que Chile trata de inducirnos. no se discute el tratado de 1904. lo que pretende Bolivia es Justicia y la necesidad de costa soberana. compromiso que Chile admitió en sendos documentos que deber ser conocidos y difundidos.

Una de las formas más eficientes para lograr un objetivo determinado en una argumentación es, basado en un hecho cierto, hacer afirmaciones que nada tienen que ver con las razones del interlocutor. No hay peor mentira que una media verdad.
A esto se debe añadir que es parte de la habilidad argumentativa llevar al otro al terreno de lo que uno quiere discutir. Si las razones del adversario son demasiado poderosas no conviene entrar a discutir esas razones, porque en ese terreno las posibilidades de éxito son muy pequeñas o nulas. En consecuencia, hay que salir de ese escenario y forzar al otro a cambiar de ‘campo de juego’ para que lo que se discuta sea lo que a uno le interesa, aquello que por excéntrico que sea al verdadero meollo de la cuestión, permita distraer a quienes escuchan el debate. Aún más, hay que conseguir que la contra argumentación no sólo deje de lado lo verdaderamente importante, sino que acabe volcándose en contra del rival.
A fuerza de provocar es posible sacar de quicio al contrario y obligarlo a discutir en el lugar deseado y sobre los temas que se quieren discutir. Si es posible enredar las cosas lo suficiente como para que además entre en contradicciones, o acabe reconociendo implícitamente los falsos supuestos, tanto mejor.
Chile quiere hacerle creer al mundo que, sobre un hecho real, la firma del Tratado de 1904, porque sus autoridades lo dicen la demanda boliviana se basa en el desconocimiento del mencionado tratado. No, una y cien veces no; la demanda no se basa ni directa ni indirectamente en ese tratado.
Chile quiere que Bolivia muerda el anzuelo del supuesto ‘acceso al mar’, y para ello se esmera en una larga serie de argumentos a propósito del libre tránsito. A su equipo jurídico le gustaría muchísimo que Bolivia cayera en la trampa y que no sólo respondiera al envite, sino que se enzarzara en consideraciones sobre el incumplimiento del tratado. Hacerlo sería ni más ni menos que una ingenuidad de colegiales.
Tenemos como base una demanda cuya consistencia jurídica es muy alta y que está en las antípodas de cuestionar parcial o totalmente tratados, como para entrar a discutir cuestiones de burocracia fronteriza, costos de almacenaje o dificultades de aforo. Ése no es el tema de la demanda boliviana y, por tanto, no hay ni una sola palabra que decir sobre ello, por la simple y sencilla razón de que lo que Bolivia plantea está referido a los compromisos hechos reiteradamente por el Estado chileno a lo largo de casi un siglo, al margen y sin tocar el Tratado de 1904.
Lo que el país debe hacer y esta haciendo a través de la posición del Presidente y nuestras principales autoridades y también a través de la responsabilidad que se nos ha encomendado, es decirle al mundo el qué y el porqué de nuestra demanda, pero sobre todo insistir sin pausa en dos ideas fundamentales. La primera, Bolivia respeta el Tratado de 1904 y respeta el orden internacional que generan los tratados entre Estados. La segunda, Bolivia basa su demanda en las promesas formales de Chile que le ofreció a nuestro país en reiteradas oportunidades un acceso soberano al mar. En este punto vale la pena subrayar que en ningún caso hablamos de conversaciones preliminares o informales, nos referimos a compromisos oficiales firmados por las más altas autoridades de Chile que, por ello, comprometieron la fe del Estado chileno. La obligación emanada de esos compromisos tiene vigencia, independientemente de las razones por las que no se hayan concretado, porque el hecho demandado es que esas promesas formales y oficiales no se hicieron realidad.
Chile, en el video que ha presentado a consideración de la opinión pública internacional, insiste en argumentos que son los únicos que sustentan su demanda preliminar de incompetencia ante la Corte de La Haya. Sus gobernantes detallan esos argumentos que además repiten en diversos escenarios bilaterales y multilaterales, buscando confundir a la opinión internacional. Es imperativo para Bolivia desvirtuar esas acciones, no sólo porque se trata de una causa nacional sino, y esto es lo más importante, porque tergiversan lo que Bolivia plantea. No es un debate de un argumento contra otro sino, por el contrario, es una acción deliberada y a sabiendas de que quiere hacerle decir a nuestro país algo que la demanda no dice ni remotamente. Ése es el tema más grave, que a quien no conoce este diferendo en profundidad, es relativamente sencillo hacerle creer que la base de nuestro juicio pone en riesgo el orden jurídico internacional.
Que no quepa duda de que entendemos perfectamente esa estrategia y que el pilar sobre el que nos movemos, tanto en el ámbito de nuestros encuentros oficiales como en el de la difusión internacional y pública de nuestra causa, está anclado única y exclusivamente en nuestras razones jurídicas y en el terreno único y posible de una controversia, discutir las razones verdaderas y no las razones inventadas malintencionadamente por una de las partes.
Por eso, en las visitas que hemos realizado en estos meses hemos reforzado ante la comunidad internacional la explicación de los argumentos jurídicos que explican el sustento de nuestra causa. Es un imperativo dar a conocer en todos los foros y por todos los medios de difusión masiva a nuestro alcance, las razones que nos asisten, para que las medias verdades no sean una constante en La Haya.