domingo, 7 de abril de 2013

OPINION de Cochabamba a favor de la designación de Rodríguez Veltzé como plenipotenciario para defender la causa boliviana ante Chile en Holanda.


Es uno de los bolivianos que tiene suficientes méritos intelectuales y profesionales. La decisión tiene que estar acompañada de apoyo a él y a su equipo de colaboradores.

Como casi nunca, oficialismo y oposición, han expresado criterio similar respecto a la designación que realizó el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales, al expresidente de la República y magistrado, Eduardo Rodríguez Veltzé, como agente ante la Corte Internacional de justicia para plantear la demanda contra Chile por una salida soberana al Pacífico de Bolivia. Todos han elogiado el nombramiento.

Claro está que, en medio de las voces concordantes, algunos líderes políticos de oposición no pudieron controlar cierta precipitación mezquina de pensamiento al indicar que el Gobierno, para entablar una demanda ante un organismo internacional, debía también demostrar el cumplimiento de convenios internacionales, en el caso del asilo de un senador de oposición que se encuentra hospedado en la embajada del Brasil.

No se dieron cuenta o si lo hicieron a sabiendas, ya sería más grave, que sus palabras sonaron como un revés a la causa de reintegración marítima, apoyada por todos los bolivianos, porque sus quejas parecían consejos para los invasores de 1879.

Lo que aún falta en la mentalidad de algunos políticos es saber diferenciar las grandes causas y ser consecuentes con el discurso, que muchas veces, enarbola banderas como la del tema marítimo pero que luego no brinda freno a una verborrea que sólo mira lo circunstancial. No pueden reconocer en el oponente aciertos o decisiones que en determinados momentos de la historia son trascendentales y que rebasan los estrechos límites de la política partidaria y del sectarismo.

La designación del expresidente y jurista Rodríguez Veltzé es un acierto y una decisión de primera importancia que adopta el presidente Morales y, desde luego, que va más allá de situaciones políticas internas, es decir, de las luchas que se presentan en los esquemas políticos electorales y de la circunstancia entre un oficialismo, que es duro con sus opositores y de éstos, que esperan cualquier desacierto del primero para explotarlo políticamente y exponerlo en la balanza del desprestigio y del descrédito.

El nombramiento de Rodríguez Veltzé, en el asunto más significativo que tiene Bolivia desde hace más de 134 años, tiene que ver con una política de Estado que se desarrolla en torno a la reintegración marítima boliviana y como bien ha señalado el expresidente, a tiempo de agradecer la designación, es un mandato no sólo del gobierno de Morales sino una responsabilidad ante todos los bolivianos que han puesto su esperanza en la justicia y el derecho internacional.

Si el Gobierno ha definido la designación de Rodríguez Veltzé en un cargo y en una misión de tanta responsabilidad profesional e histórica, seguramente, es porque así lo ha comprendido, es decir, que ha escogido a uno de los mejores bolivianos que tiene suficientes méritos intelectuales y profesionales, que es un experimentado magistrado y que en el ámbito de su vida profesional y particular ha demostrado siempre prestigio, probidad y patriotismo. No hay que olvidar que en junio de 2005 , cuando asumió el cargo de Presidente Interino de la República enfrentó una difícil crisis política y logró darle soluciones.

El trabajo que le queda por delante es arduo, complejo y seguramente dilatado, como él mismo ha reconocido. Requiere estudio, disciplina y el conocimiento de todos los procedimientos internacionales ante la Corte Internacional de Justicia. La decisión presidencial tiene que estar acompañada de apoyo permanente a él y al equipo de colaboradores. La trascendencia del tema así lo amerita

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