martes, 22 de febrero de 2011

Evo que había prometido linduras con relación a Chile por la zalamería con que trató a la Bachelet ahora "muestra impaciencia" Choquehuanca?


La impaciencia se está apoderando del Gobierno boliviano en torno a las negociaciones con Chile y en ese país ya son notorias las señales que consideran que en estas condiciones no vale la pena continuar dialogando. El canciller chileno, Alfredo Moreno, ha calificado como “compleja y difícil” la relación diplomática que atraviesa con Bolivia, mientras que el senador oficialista, Hernán Larraín, ha ido más lejos y ha propuesto suspender el proceso de diálogo sobre el tema marítimo, en tanto continúen las declaraciones públicas de las autoridades bolivianas, que a su juicio, son inaceptables.

La crisis política que enfrenta el presidente Morales lo ha llevado casi de manera instintiva a reavivar el tema marítimo para desviar la atención pública concentrada en la inflación y la escasez de alimentos. Ya no se trata de un lapsus como “la recuperación de Atacama” que tanto molestó a los chilenos, sino de una constante recurrencia que apunta contra Chile, país al que Evo Morales le ha exigido presentar una propuesta concreta y escrita sobre el mar para el próximo 23 de marzo, fecha extremadamente sensible para los bolivianos.

La impaciencia no le conviene a Bolivia y menos a Evo Morales. Es obvio que si el presidente recurre al tema marítimo como cortina de humo, tal como lo han hecho muchos de sus antecesores, irá en desmedro de una reivindicación histórica y legítima del país y quedará en nada lo poco que se pudo haber avanzado en el presente y en anteriores gobiernos. Lo peor de todo es que la comunidad internacional, siempre atenta a estas actitudes, podría concluir que, además de inconsistencia, la diplomacia boliviana adolece de falta de seriedad y eso naturalmente se traduce en una falta de apoyo y solidaridad, tan vitales para el país y por supuesto, de mucha incidencia sobre Chile, cuya mayor aspiración es resolver un problema haciendo que éste se vuelva invisible. Lamentablemente, Bolivia ha sido el mayor coadyuvante de esta política en los últimos años y ahora que trata de sacarlo a flote, lo hace de manera torpe e irresponsable.

Desde el punto de vista de la imagen presidencial, la chapucería diplomática tampoco es conveniente. Cada vez que Evo Morales arremete con sus plazos fatales, arengas y declaraciones hostiles hacia Chile, los medios santiaguinos sacan a relucir detalles truculentos de lo han significado estos cinco años de negociaciones, sobre todo de los alcances de diálogo entre el presidente boliviano y su colega chilena Michelle Bachelet. Se ha divulgado por ejemplo, que el Gobierno nacional estuvo a punto de aceptar la propuesta de un enclave sin soberanía en la costa chilena y recientemente se supo que también hubo tratativas sobre un canje territorial. Esto, obviamente, pone en tela de juicio la figura presidencial de Morales, supuesto defensor de la soberanía nacional, vigía de las grandes reivindicaciones bolivianas y coprotagonista de las movilizaciones antichilenas del 2003 que terminaron enterrando un proyecto energético que se constituyó en la génesis de la destrucción de la industria gasífera nacional.

¿Es posible avanzar con Chile? Obviamente que sí y la historia es testigo de que sí pueden haber progresos aunque no en los términos en los que se propuso Evo Morales, quien pretende convertirse de un plumazo en el gran libertador de Atacama, en el hombre que recuperó el mar para Bolivia, en la nueva encarnación de Eduardo Abaroa.Cada vez que Evo Morales arremete con sus plazos fatales, arengas y declaraciones hostiles hacia Chile, los medios santiaguinos sacan a relucir detalles truculentos de lo que han significado estos cinco años de negociaciones bilaterales.

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