martes, 21 de marzo de 2017

puntualiza El Deber en extensa entrevista. Carlos Mesa sigue como vocero. opina que vamos bien en la tramitación ante La Haya. la decisión política fue correcta y valiente. dice el historiador que el libro del Mar, fue un acierto como producto serio y acertado.


Tuvo contacto recientemente con Evo Morales y hablaron del mar. Carlos Mesa Gisbert sigue vigente en la vocería de la demanda marítima y analiza el proceso jurídico que se instaló en la Corte Internacional de Justicia.  

¿Cómo evalúa el proceso que se instaló en la Corte Internacional de Justicia (CIJ)?
El proceso comenzó en marzo de 2011 cuando el presidente anunció que Bolivia iniciaría un juicio internacional a Chile. Fue una decisión política correcta y valiente. Socialmente tuvo un gran impacto porque cohesionó al país en torno a una causa centenaria con un objetivo y una razón de ser muy claras, una demanda ante la Corte Internacional de Justicia. Jurídicamente abrió un escenario completamente nuevo en base a una larga y coherente acción diplomática del país en el pasado. La demanda es coherente, apela a la figura jurídica de los Actos Unilaterales de los Estados y no se fundamenta en el Tratado de 1904 que fue el gran obstáculo cuando en 1921 la Sociedad de Naciones rechazó el alegato de Bolivia.

¿Estamos caminando correctamente para volver a nuestra casa, a nuestro mar?
Sí, creo que vamos por el camino correcto. Es una causa justa, ha sido asumida como política de Estado, se basa en una demanda jurídicamente coherente que está en plena consideración por la CIJ.

¿Cómo se siente tras el éxito que tuvo el Libro del mar, el producto que coordinó y que lo entregó a varias personalidades?
Convencido de que cuando se hace un trabajo de equipo —el libro fue coordinado por el expresidente Rodríguez y por mí y elaborado por la Dirección de Reivindicación Marítima (Diremar)— serio y fundamentado, el resultado siempre es bueno. Este es el caso

¿Cómo fue el contacto con la prensa en su era de vocero?
Muy positivo, muy respetuoso para conmigo, tanto por parte de la prensa boliviana como internacional, sin que esto quiera decir que se me hicieran concesiones. Los medios con sus preguntas incisivas y profundas, contribuyeron a que nuestra explicación histórica, jurídica y política fuera más consistente y exhaustiva.

¿Cuál es el recuerdo especial en ese su trabajo?
Sin duda, la inolvidable entrevista que me hizo el programa El Informante, de Televisión Nacional de Chile en Santiago.

¿Esta es la peor relación que tienen Bolivia y Chile en los últimos años?
No usaría los términos mejor o peor. Dado que es la primera vez que ambas naciones estamos ventilando una controversia jurídica en una Corte internacional, es perfectamente entendible que las relaciones sean frías y complejas.

Bolivia no ha cambiado  de agente ante La Haya, mientras que Chile lo hizo un par de veces; ¿esto puede tomarse como un éxito en el equipo boliviano? 
La continuidad del equipo jurídico nacional e internacional, coordinado por nuestro agente Eduardo Rodríguez Veltzé es una muestra de consistencia y ratifica el concepto de que Bolivia ha asumido el desafío como una política de Estado.

¿Cómo ve que Chile insista en el Tratado de 1904, cuando este documento no es parte de la demanda?
Tal como lo estableció con claridad la Corte Internacional de Justicia en su fallo ante la Demanda Preliminar de Incompetencia por parte de Chile, el Tratado de 1904 no ha resuelto los temas pendientes entre ambos Estados. Si Chile insiste en ello, se equivoca.

 ¿Qué se debe hacer para lograr un respetuoso escenario después de La Haya sea cual sea el fallo de la CIJ?
Comprender que sin modificar la esencia de nuestro objetivo, el acceso soberano de Bolivia al mar, es imprescindible un clima de respeto mutuo que haga viable un diálogo de buena fe.    
Chile se niega a ceder un espacio soberano, ¿cómo negociar con una parte terca en su posición?
Esta respuesta solo será posible cuando conozcamos el fallo de la Corte Internacional de Justicia. La postura de Chile después de ese fallo nos permitirá sacar conclusiones.

¿Habló con Evo Morales este último tiempo?
Sí.

¿Qué fue del Consejo de Expresidentes? ¿El Gobierno les hace consultas?
La última reunión de ex presidentes con el jefe de Estado  en la que yo participé se produjo el 24 de septiembre de 2015.

 ¿Qué más se debe hacer mientras se espera el fallo final de la Corte?
En realidad no hay qué preguntarse que se debe hacer, pues en los hechos se está haciendo y mucho. El equipo jurídico con el apoyo de Diremar no ha cesado un día de trabajar en el análisis de la Contramemoria de Chile y en la preparación de la Réplica a ese documento        

martes, 14 de febrero de 2017

de las verdades sobre el MAR, LT destaca. 1. es la única causa por la que todos los bolivianos estamos unidos. 2. recorrer por vias de entendimiento y diálogo sin provocar mayores ofensas entre Chile y Bolivia. 3. la usurpación persiste, los daños son irreparables y 4. evitar el lastre y la manipulación que hieren el sentimiento nacional.

El 14 de febrero de 1879, hace ya 138 años, comenzó a escribirse el capítulo más trágico y doloroso de la historia de Bolivia, que pese al tiempo transcurrido, se mantiene abierto, como abiertas están todavía las heridas que dejó la pérdida de nuestra costa marítima.

Durante las primeras horas de la madrugada de ese día, dos buques de guerra —el “Cochrane” y el “O’Higgins”— atracaron en el puerto de Antofagasta, donde se unieron al “Blanco Encalada”, otro buque blindado que ya estaba en el lugar. Las fuerzas invasoras desembarcaron y se apoderaron de la ciudad sin hallar ninguna resistencia, comenzando el peor despojo territorial sufrido por nuestro país. No fue sólo la salida al mar lo que se nos arrebató, sino un territorio que, aunque desértico, contenía enormes riquezas minerales.

Tantas que aún hoy son el principal pilar de la economía chilena.
Para tener una cabal idea de la magnitud económica de la usurpación del territorio del Litoral, basta ver que casi el 60 por ciento de las exportaciones chilenas proviene del que fue territorio boliviano y ahora constituye la segunda región chilena. Sólo el cobre representa actualmente el 57 por ciento de las exportaciones de ese país.

La pérdida de esos territorios y de la condición de país costero ha causado sin duda un perjuicio incuantificable a la economía nacional. Y a esa dimensión del daño deben añadirse los efectos traumáticos que la pérdida del Litoral tuvo y todavía tiene sobre el alma y la consciencia nacional. Un trauma que aún hoy deja sentir sus efectos perturbadores sobre la mentalidad colectiva y nos condena a hacer del victimismo un factor principal de nuestra identidad.

Así se explica en gran medida que la causa de la reivindicación marítima haya sido durante los últimos 138 años el principal, si no único, factor aglutinador de los pensamientos y voluntades de los bolivianos. Es la única causa alrededor de la que los demás motivos de discrepancia, con lo múltiples y diversos que son, quedan relegados a un plano secundario y dan por eso a quien la enarbola un capital político muy valioso y eficaz. Es, por consiguiente, un instrumento que fácilmente se puede prestar al uso indebido y, peor aún, al abuso.

Los daños causados por la usurpación que hoy se conmemora tienen pues una doble dimensión: la objetiva, plasmada principalmente en los perjuicios económicos, por una parte, y, por otra, la subjetiva, cuyas manifestaciones van desde el envenenamiento del alma de nuestros niños y jóvenes, desde los más básicos niveles de su formación, hasta la facilidad con que el tema se presta a manipulaciones políticas.

Para abordar el primer aspecto del problema, las experiencias acumuladas durante los últimos años enseñan que no hay mejor fórmula que un sano realismo que permita que la solución a nuestra demanda sea vista también en Chile como el inicio de una fructífera relación entre ambos pueblos. En lo que a su dimensión subjetiva, cultural y política se refiere, lo más conveniente es evitar que la causa marítima sea un lastre sobre la consciencia colectiva y, peor aún, un instrumento de manipulación.

sábado, 18 de junio de 2016

Harold Olmos pone relieve en un reciente acuerdo de Paraguay y Brasil para unir, por medio de un puente que se construirá pronto ambos países y permitir a Paraguay salir al Pacífico por Iquique. triunfo diplomático a sólo días del nuevo gobierno.

La semana que pasó registró una noticia sobre la que no fueron muchos los que se enteraron. Los cancilleres de Brasil y Paraguay anunciaron el fortalecimiento de las relaciones bilaterales con un hecho físico concreto: construcción de un puente que empalmará al vecino oriental con Iquique y Antofagasta, a través de la carretera interoceánica que recorre Brasil, Paraguay, Argentina y llega a Chile. El empalme permitirá atravesar el Chaco paraguayo y desembocar en Iquique.
El puente sobre el rio Paraná, cuya construcción costará 27 millones de dólares, unirá Porto Murtinho, en Brasil, con Carmelo Peralta, en Paraguay, que tendrá su territorio occidental vinculado con una red interior moderna de carreteras. La obra estaría concluida a fines del próximo año.
El anuncio vino de los cancilleres de los dos países, José Serra y Eladio Loizaga, en una ceremonia llena de significado. El diplomático brasileño subrayó que su colega paraguayo era el primero en visitar Brasil de manera oficial bajo el gobierno temporal de Michel Temer y que, para Brasil, las relaciones con su vecino eran ¨centrales¨. En Paraguay viven 300.000 brasileños, un 5% de su población de 6,9 millones, y las relaciones económicas bilaterales siempre han sido fuertes. En ese marco se inscribe el apoyo brasileño al desarrollo de su vecino, cuya expresión más notable es la presa hidroeléctrica de Itaipú, la mayor fuente de ingresos de Paraguay y la principal proveedora de energía para Brasil.
¨Vamos a avanzar en otras iniciativas, incluso en el potencial hídrico¨, anunció Serra en la ceremonia, al señalar que el empeño de los dos países tendrá respaldo de Argentina, con el que quedaría ensamblado un bloque económico sur-atlántico. La ruta acuática ¨pasa por un puntito de Bolivia, en Puerto Suárez¨, dijo y al estar concluida será la hidrovía con mayor potencial económico del mundo.
Brasil es ahora el segundo mayor inversionista en Paraguay. Al ritmo en que los dos países han retomado sus relaciones, pronto será el primero. Ambos lucen en sintonía para facilitar el comercio de Mercosur con los demás grupos mundiales, en particular con la Unión Europea y la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile).
Las coincidencias Brasil-Paraguay van mucho más allá. Los cancilleres anunciaron que se sus países se empeñarán a fondo para combatir el contrabando de mercaderías y el tráfico de armas y de drogas. Ahí surge el ¨factor Bolivia¨ pues en Chile, dijo Serra, se origina parte del contrabando comercial que ingresa a Brasil y que también pasa por Bolivia.
No es nueva la posición de Serra contra el tráfico de drogas. Cuando hace cinco años fue candidato a la Presidencia criticó con dureza el financiamiento que el Banco de Desarrollo Económico y Social de Brasil había comprometido a la carretera que iba a atravesar el Tipnis. La llamó ¨ruta transcocalera¨ que facilitaría el ingreso de drogas a Brasil. Días atrás, tras asumir la cancillería, rechazó de plano las afirmaciones de los países ¨bolivarianos¨ que, dijo, censuraban la elección de Michel Temer para substituir a Dilma Rousseff sin conocer las normas brasileñas. Con eso, las relaciones de Bolivia y Brasil volvieron a descender cerca del nivel de congelamiento.
La disposición de Brasil por impulsar a su vecino Paraguay es como una bola de billar que toca varios puntos antes de alcanzar la carambola. Muestra a Bolivia y otros países ¨lo que puede ser¨ en materia de cooperación. De recoveco, da impulso a la corriente de Mauricio Macri en Argentina que ha dado señales de aproximación a la Alianza del Pacífico, criticada por las máximas autoridades bolivianas y, está claro, por las de Venezuela. Ésta ingresó a Mercosur cuando Paraguay fue suspendido y cesó la oposición institucional a que Hugo Chávez incorporase a su país al grupo.
La gestión de Serra ha cumplido apenas un mes y las cancillerías de la región notan el cambio respecto a los tiempos de Lula y Dilma Rousseff.

jueves, 21 de enero de 2016

Bolivia siempre tuvo propiedad sobre las aguas del Silala manantiales de agua dulce que nacen en Bolivia, pero cuyas aguas por la ley de la gravedad se derraman sobre territorio chileno. imposible entender el tema en su dimensión jurídico legal sin conocer este relato del Antonio Araníbar quién siendo un notable Canciller cuidó cada detalle de la documentación según lo refiere Gastón Cornejo de la Sociedad de Historia y Geografía.

SILALA. CONCLUSIONES FINALES

Gracias a un segundo escrito del ex Canciller Antonio Araníbar Quiroga  se define que la reorientación nacional sobre la naturaleza de recurso natural, comercial, histórica, jurídica y diplomática del bofedal Silala comenzó a mediados 1996, y gracias al Senador de Tarija Arturo Liebers.
Que los estudios técnicos científicos hasta primer trimestre 1997, confirmaron la naturaleza de manantial. Araníbar efectuó varias visitas al terreno constatando que las aguas brotan de distintos ojos de agua. Los canales llevan las aguas por gravedad hacia territorio chileno.
Que a inicios del siglo XX la Prefectura de Potosí otorgó, en base a Ley de aguas de 1906, una concesión por Resolución del 21 Septiembre 1908 en favor de la Compañía “The Antofagasta and Bolivian Railway Company Limited”, escritura Nº 048/1908 de 28 octubre de ese año otorgada ante notario.
Para su anulación se requería una Resolución Prefectural. Gestión de Omar Manzano Murillo Nº 71/97 de 14 mayo 1997, mediante la cual se revoca dicha concesión. Luego de 30 días expiró plazo para interponer demanda contraria, fue promulgado el DS Nº 24660 de 20 junio 1997 que elevó el rango de la Resolución a DS.
Sin la autorización expresa del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y de los ministros Carlos Sánchez Berzain (Gobierno) y Guillermo Justiniano (Presidencia), el Canciller Aranibar prosiguió los trámites. Explica que los actos del Canciller y de la Cancillería deben ser dirigidos y consultados al Presidente y a los ministros; sin embargo, conociendo que Goni era un perfeccionista y los ministros retardarían el proceso administrativo, incumplió esa obligación e informó con “hechos consumados”.  Gonzalo Sánchez de Lozada, se molestó pero luego dio su apoyo; no así los ministros que presentaron airada protesta por haber sido sobrepasados en sus atribuciones por el Canciller.
Publicado el DS en la Gaceta Oficial; aún se esperó otros 30 días para que la empresa recurra ante la Corte Suprema de Justicia. Luego los ministros de RREE, Gobierno y Presidencia iniciaron la acción legal para revocar la concesión y cancelar la inscripción en Registros Reales de Potosí.
Araníbar concluyó su gestión el 6 de agosto de 1997 e invitó al nuevo Canciller Javier Murillo el 4 agosto 1997 para hacerle entrega de la información completa; faltaba perfeccionar la revocatoria, anular la concesión, cancelar la inscripción en Registros Reales y hacer proyectos nacionales de utilización, estudios de factibilidad o bien, vender las aguas a privados  para su uso en Chile. Ambos caminos requerían previamente el reclamo a la empresa y la indemnización por el uso ilegal e ilegítimo de las aguas.

Como ex Senador yo confirmo y relievo: El Canciller Antonio Araníbar Quiroga recuperó el Silala para el patrimonio nacional. La estrategia le corresponde hasta el punto en que pasó todo lo obrado al nuevo Canciller Javier Murillo para dar continuidad al trámite administrativo. Faltaba el perfeccionamiento jurídico y la concreción material para el uso de aguas.

Él dio un giro patriótico al tratamiento tradicional. Confirmó que el Silala no es un río y menos aún un rio internacional de curso sucesivo. Son varios manantiales que nacen en múltiples ojos de agua en el territorio boliviano, canalizadas hacia Chile y concedidas, dentro del derecho comercial, por la Prefectura de Potosí a una empresa privada. La norma aplicada corresponde a la Ley de Aguas de 1906 vigente en ese tiempo en el país. En base a esa investigación Bolivia está ahora en condiciones de efectuar los trámites para el mejor uso de sus recursos hídricos.

Aranibar fue Canciller cuatro años (6 agosto 1993-1997) asumía inicialmente la naturaleza de río internacional, rectificó el error dando valor histórico al tema y dotando de un instrumento jurídico y político para reivindicar el derecho en su totalidad. La continuación del trámite de perfeccionamiento jurídico administrativo corresponde a la responsabilidad de los cancilleres subsecuentes, a partir de don Javier Murillo, Armando Loayza, y sobre todo al actual David Choquehuanca.

La interrogante de - ¿cómo, por qué y con qué consecuencias incorporó David Choquehuanca el tema comercial en la Agenda de los 13 puntos? – queda pendiente.

“El Pre Acuerdo del Silala” procesado y firmado por los Vicecancilleres Hugo Fernández y Alberto Von Klaveren bajo el marco responsable del actual canciller Choquehuanka, quiebra la línea construida por Araníbar en forma definitiva y lamentable. Incorpora un tema comercial a la Agenda de los 13 puntos como asunto de Estado. Lo más delicado es que otorga derecho propietario a Chile en un 50%; desconoce todo lo obrado por la Cancillería de A. Aranibar y posteriores Ministros de RREE; ignora la historia del recurso; anula todos los estudios científicos de geo-hidrología del SILALA y ofrece a Chile la opción de conformar una Comisión técnico-científica para estudiar la naturaleza del Silala en cuatro años.

La oratoria del ex Senador Tito Hoz de Vila y del S. Luis Vásquez Villamor que calificó el Pre Acuerdo como un gesto de TRAICIÓN A LA PATRIA, es absolutamente válida.


Gastón Cornejo Bascopé
Cochabamba, 18 de enero 2016.



martes, 12 de enero de 2016

Chile está moviendo sus fichas ahora pidió a su expresidente Pinera que visite a Macri para plantear el relato sobre la Corte de Justicia de La Haya. el chileno salió satisfecho del encuentro.

El exmandatario de Chile, Sebastián Piñera, visitó en Buenos Aires al presidente de Argentina, Mauricio Macri para explicarle cuál es es la postura de su país en torno a la demanda marítima boliviana y el juicio en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya.



“Planteé con mucha claridad que entre Chile y Bolivia existe un tratado del año 1904 que fue válidamente celebrado y se encuentra plenamente vigente y que ambos países tienen la obligación de cumplir”, explicó Piñera, según el portal Terra.cl, y agregó: “le pedí en consecuencia comprensión, y él la tuvo, con la posición chilena”.

Piñera, fue presidente de Chile entre 2010 y 2014, en su gestión se enfrió el acercamiento con el Gobierno de Bolivia y no se retomó la agenda de 13 puntos establecida por su antecesora, y actual mandataria chilena, Michelle Bachelet. 

Durante su presidencia, el Gobierno boliviano presentó una demanda ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya en contra de Chile, para que obligue a este país a negociar una salida soberana y efectiva al mar para Bolivia.

El primer agente chileno que se encargó de la demanda, Felipe Bulnes, fue designado por Piñera, y dejó el cargo tras el rechazo del tribunal a la objeción de incompetencia presentada por Chile.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Manfredo Kemppf se adentra en "la herencia de los líderes chilenos" que les dejaron los usurpadores de territorio ajeno a Perú y Bolivia para que resuelvan en el imposible entuerto. están ahí nertes sin atinar a una medida salvadora, mientras en el mundo crece la simpatía por la causa marítima boliviana

Chile no va a tener la amistad sincera de sus vecinos debido a su pasado expansionista y avasallador que han recibido como herencia los actuales chilenos, con la responsabilidad de arreglar los entuertos pasados. Haberle arrebatado Tarapacá y Arica a Perú y todo Atacama a Bolivia, dejándola en el más deplorable enclaustramiento, es algo difícil de explicar. Claro que la dirigencia chilena del siglo XIX sabía muy bien cuánto valían los territorios peruanos y bolivianos y decidieron arrebatarlos aunque fuera al precio de una guerra. Lo que le ha producido en beneficios económicos toda esa inmensa zona conquistada, bien valió la pena, aunque ahora Chile deba enfrentar situaciones incómodas que trata de solucionar por la vía diplomática.
El problema está en no querer reconocer los males producidos a sus vecinos del norte –sobre todo a Bolivia– y de insistir en que todo está resuelto y que Chile no le debe nada a nadie. Durante décadas los chilenos llegaron a afirmar que su país había ‘recuperado’ el desierto de Atacama. Es decir que no había despojado a Bolivia y que al no haberle quitado nada, nada tenía que devolverle. Estudiando la secundaria en Chile, país al que quiero mucho porque le dio asilo a mi padre, me quedaba pasmado por la forma como enseñaban la historia. Era una falsificación total de los hechos. Pero eso aprendían mis compañeros y los niños chilenos y esa idea falsa la mantienen.

Por eso este tema no tiene un destino que no sea el permanente enfrentamiento: Chile afirma que no piensa ‘regalarle’ a Bolivia ni un metro de su extenso litoral y Bolivia, que sabe que le fueron arrebatados 400 km de costa, no puede entender las avaras razones del vecino y protesta con razón. Seguiremos insistiendo en un puerto soberano en el Pacífico, por los siglos de los siglos. Tal vez cuando se oigan las trompetas del Apocalipsis, Chile ceda. Mientras tanto, hay que pleitear y quejarse en todas partes.

Eso de que Chile padece de geofagia, no deja de ser cierto. Si los argentinos se descuidaban un poco, ya les hubieran quitado medio país. Ambicionaban la Patagonia, que, según aprendí también en el colegio en Santiago, era chilena. No hay que olvidar que en los años 70, Chile estaba amenazado por Argentina, hasta que se destrabó el conflicto del Beagle y de la región de los hielos y los argentinos quedaron conformes. Ahora Chile no necesita hacer maniobras militares en el sur, sino en el norte, para amedrentar a sus dos vecinos que quedaron resentidos

sábado, 24 de octubre de 2015

no pecar de infantilismo, de victoria cantada, cuando hay tanto que andar nos recomienda Carlos Antonio Carrasco que estuvo presente en La Haya y que como diplomático y enviado especial de La Razón pudo cubrir las actuaciones judiciales

Cuando el 24 de septiembre la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, emitió su fallo declarándose competente para considerar el caso Bolivia vs. Chile, por decisión del voto positivo de 14 jueces contra dos disidentes, con toda razón resonaron las trompetas de la victoria en La Paz, provocando desazón en Santiago, donde un malabarismo semántico distorsionó la determinación judicial en un consuelo ingenuo, encastrado en la expresión de su presidenta “Bolivia no ha ganado nada”.
En cambio en La Paz, en desfile amorfo, personajes de todo color se declaraban padres de la victoria, incluyendo a uno que sostiene que ya en el 2000 habría escrito confidencialmente sobre “los actos unilaterales de los Estados”. A esa perla hay que añadir declaraciones de ilustres estadistas latinoamericanos, la invocación del papa Francisco en favor del diálogo, las sagaces gestiones del vocero de la demanda marítima boliviana en el exterior, el entusiasmo de los movimientos sociales y otros factores positivos que se manifestaron en favor de la demanda boliviana. Todo ello muy útil para concientizar al mundo acerca de esa justa causa.
Sin embargo, en rigor a la verdad, ninguno de esos gestos tuvo (ni tendrá en el futuro) un ápice de influencia en las decisiones de la CIJ. Y precisamente por esta circunstancia tiene alto valor el fallo que declara competente al máximo tribunal internacional de la ONU para tratar la demanda marítima boliviana; sentencia que es, tanto en su preámbulo de premisas como en su parte resolutoria, una admirable pieza de arquitectura jurídica que ni siquiera Chile pudo objetar.
No obstante, este primer paso tan auspicioso no es nada más que una etapa procedimental, porque la batalla comenzará —realmente— cuando se trate el fondo de la demanda, the merits, en inglés. De allí que el motivo de regocijo antes mencionado fue innecesariamente sublimado y traducido en apoyos externos totalmente superfluos, como lo es una encuesta que tabulaba el porcentaje atribuido a cada uno de los fautores del éxito.
Ciertamente, sin el coraje político del presidente Evo Morales para presentar la demanda a la corte de La Haya, las gestiones posteriores obviamente no hubiesen tenido lugar. Me pregunto cuál hubiese sido la reacción en el país si la objeción preliminar chilena hubiera sido aceptada. Seguramente rodarían las cabezas de chivos expiatorios. Es preciso recordar que los argumentos elaborados principalmente por el equipo internacional de abogados y la presentación oral de éstos complementaron la exitosa arremetida boliviana. Entonces, el gran ganador de la contienda fue el derecho, cimentado en las doctas opiniones de la CIJ. Por lo tanto, insistir en que hubo un derrota chilena solo crea anticuerpos contraproducentes, que podrían inducir a los jueces de la CIJ a buscar en su futuro fallo un equilibrio que denote su imparcialidad.
En otro nivel, las invocaciones del presidente Morales y del agente Eduardo Rodríguez Veltzé para entablar un diálogo directo con Chile se inscriben en los usos diplomáticos más sofisticados y efectivos. Se ve con preocupación que la satisfacción popular por el fallo conlleva también a utilizar la algazara en la politiquería cotidiana, ya sea como estandarte oficialista en el referendo venidero o como arma de mal gusto por la Alcaldía paceña opositora cuando opta por condecorar a los gestores más conspicuos del trámite marítimo, minimizando al Canciller, quien, en rigor, es el jefe de aquellos.
El laborioso logro de haber forjado una política de Estado en torno al problema marítimo debe ser preservado con suma cautela hasta que las audiencias en la Corte Internacional de Justicia se reasuman el 25 de julio de 2016.