Una vez definida la estrategia a seguir, que tendrá larga duración, lo que corresponde es mantener el tema en el nivel de una política del Estado
La visita al país del agente boliviano ante La Haya y ex presidente de la República Eduardo Rodríguez en el proceso incoado a Chile por el Gobierno nacional para mantener varias reuniones, las más de las veces acompañado del Presidente del Estado, con diferentes personalidades y sectores del país para explicar nuestra posición, y la incorporación al equipo de difusión de la posición boliviana del también ex Presidente de la República Carlos D. Mesa, son hechos que muestran que el Primer Mandatario está decidido a mantener el tema en el nivel de una política de Estado, que es lo que corresponde.
Si a esos hechos se suma los diversos comentarios que sobre el tema han surgido en Chile, es posible afirmar que nuestra demanda ha sido bien planteada y que si bien es prematuro –y sería incluso irresponsable– hacer predicciones, lo que está claro es que una vez adoptada la nueva estrategia diseñada por el Gobierno, se está actuando con la debida seriedad y profesionalismo.
Esto, de ninguna manera invalida lo que a lo largo de estos más de 100 años de negociaciones el país ha hecho para alcanzar el objetivo central de nuestra demanda: volver a tener una salida soberana al océano Pacífico, con la que nacimos en 1825.
Estamos abordando el problema desde otro enfoque, adecuado a las actuales circunstancias y, hasta el momento, todo indica que se lo está haciendo bien.
Desde otro enfoque, cabe anotar que, además, se trata de nuevos actores nacionales los que han asumido este permanente desafío, situación que provoca, obviamente, justificadas expectativas y temores. Sin embargo, este hecho permite destacar dos factores fundamentales. Uno, que el tema del mar no es cuestión del pasado, sino que cada generación nueva lo recoge como un desafío y está dispuesta a actuar como corresponde. El otro, que a despecho de los radicales ideólogos del cambio, en temas como el que se comenta, la seriedad y el profesionalismo son fundamentales, así como la experiencia pasada que se tiene, que se convierte en un insumo fundamental.
Probablemente en este último aspecto es necesario tomar recaudos importantes. Uno de ellos es evitar las declaraciones improvisadas. Otro, no subordinar la demanda a intereses ideológicos o sectarios. Un tercer recaudo es evitar triunfalismos innecesarios y ataques personales en función del interés político de corto plazo. Ejemplos al canto, afirmaciones como que la Memoria presentada en La Haya sería lo mejor que ha hecho el país en esta histórica demanda es una mentecatez de proporciones, así como la cadena de insultos y ofensas emitidas por el Ministro de la Presidencia contra el Gobernador de Santa Cruz, ante un evidente error cometido por éste al llegar tarde a la convocatoria hecha por el Primer Mandatario para informar sobre el tema.
En resumen, una vez definida la estrategia a seguir, que tendrá larga duración, lo que corresponde es mantener el tema en el nivel de una política del Estado, porque es el tiempo de la prudencia y de la búsqueda de la unidad nacional.