miércoles, 23 de marzo de 2011

cinco intentos más o menos serios el último de la Agenda de 13 puntos nos acercan a una solución que tiene que llegar. expresiones de esperanza del diplomático Armando Loayza al diario OPINION

En cuatro ocasiones los gobiernos de Bolivia y Chile estuvieron en puertas de consolidar un acuerdo sobre la demanda nacional de recuperación del acceso a las costas del Pacífico, lo que demuestra, históricamente que es factible una solución negociada.
Esa situación fue revelada por el excanciller y diplomático de carrera, Armando Loaysa, quien confió a OPINIÓN su optimismo por la posibilidad de un acuerdo sobre el más que centenario tema. “Yo creo que un día vamos a llegar a un acuerdo. Bolivia tiene una actitud siempre muy negativa, un fatalismo histórico”, dijo.

Consultado sobre las bases de ese optimismo, Loaysa explicó que en principio, porque es diplomático, pero sobre todo apoyado en la historia. 

“En la historia se han dado posibilidades de negociación entre Chile y Bolivia y hay oportunidades en que Bolivia cometió graves fallos, la clase política boliviana, en no aceptar propuestas o acuerdos a que se llegó con Chile”.

Señaló que el año 1895 “se llegó a un acuerdo perfecto, pero el Congreso boliviano puso condiciones que derrumbaron el acuerdo: eran Tacna y Arica o una costa equivalente en esa zona para Bolivia, con soberanía”, recordó.

Agregó que ese acuerdo, favorable para Bolivia, fue impulsado por el presidente boliviano Mariano Baptista Caserda, a quien definió como un gran diplomático y en Chile era jefe de Estado el presidente Santamaría.

Las otras oportunidades en que se estuvo en puertas de un acuerdo, fue la negociación de los años 50, desarrollada por el embajador de Bolivia en Santiago, Ostria Gutiérrez. La tercera ocasión fue el año 1975-1978, entre los dictadores militares Hugo Bánzer en Bolivia y Augusto Pinochet en Chile, cuando se firmó el acuerdo de Charaña basado en un canje de territorios.

Y la cuarta ocasión fue, según Loaysa, el denominado “enfoque fresco” de hace 24 años, durante el último gobierno del presidente Víctor Paz Estenssoro, negociación conducida por el entonces canciller Guillermo Bedregal.

La quinta oportunidad en que se entablan negociaciones bilaterales sobre la demanda boliviana es en la actual administración de Gobierno, del presidente Evo Morales, que en los últimos cuatro años  desarrolla una agenda de 13 puntos que incluye, de manera explícita, el tema que interesa a nuestro país.

“Los presidentes de ambos estados han acordado que se inicie una negociación específicamente incluyendo el tema marítimo, después de 24 años se ha acordado iniciar una negociación con Chile sobre el tema marítimo. No es una cosa menor, la última vez fue el enfoque fresco con Paz Estenssoro, hace 24 años”, subrayó el excanciller boliviano.

“Ahora se llegó a una negociación lo que no es una cosa menor. Son cuatro años de gestiones. En diplomacia las cosas no se hacen de la noche a la mañana, no es como comprar una casa o realizar un contrato inmobiliario. Una negociación diplomática debe ajustar los intereses de dos Estados y eso es muy difícil y complejo”, agregó.

Explicó que la situación es más complicada aún debido a que “los bolivianos y chilenos  estamos muy cargados por esta cuestión que está en el imaginario colectivo y ya es patrimonio histórico. El mayor trauma que ha sufrido Bolivia en su historia ha sido la pérdida del litoral marítimo. Esto ha marcado a los bolivianos y, de alguna manera, a Chile también”.

Loaysa dijo que no comparte calificar una potencial solución, ya sea con términos como “soberanía” o simplemente “recuperación de la cualidad marítima”. “No estoy de acuerdo con esas cosas semánticas. El principio es que Bolivia ha buscado siempre una solución y ahora está de manera explícita en la Constitución”.

Recordó también las varias resoluciones aprobadas por la Organización de Estados Americanos a favor de la demanda boliviana. “Hay once resoluciones aprobadas casi por unanimidad por el continente, incluyendo Estados Unidos y con las reservas de Chile. Han consignado esas resoluciones que Bolivia y Chile deben ponerse a negociar una salida útil y soberana -utilizan esa palabra-, de Bolivia al Pacífico. Esas son normas de derecho internacional interamericano”.

Loaysa agregó que el hecho de que Chile no hubiese querido aceptar esas resoluciones con el argumento de que es un tema bilateral y no multilateral, no significa que las resoluciones de la OEA no sean producto de un consenso en la Asamblea General”.

El excanciller, consultado sobre si el potencial acuerdo con Chile se basará con canje de territorios o algún tipo de compensación, respondió que “esos son los términos que Bolivia podría plantear en la negociación, pero eso es el inicio de la negociación y ya están abiertas muchas posibilidades”.

el proceso de "sinceramiento" que menciona Los Tiempos no concluye entre Bolivia y Chile por ello llegamos a otro 23.III sin resultados ostensibles.

Ambos gobiernos deben saber que tienen una responsabilidad ante la historia, que un mal paso de cualquiera puede significar una nueva frustración
Para los bolivianos, hombres y mujeres, cada 23 de marzo tiene un significado particular. No sólo se recuerda la acción heroica de un ciudadano civil en defensa de la integridad nacional, como fue Don Eduardo Avaroa, sino también el inicio de la pérdida de nuestra salida al mar y, con ella, de nuestra cualidad marítima.
Por ello, se puede afirmar que ha sido la peor derrota que se ha infligido al país y de la que no terminamos de rehacernos. En el caso de otras guerras finalmente hemos saldado cuentas con los respectivos países y hemos podido encarar incluso procesos de unidad crecientes, sin que queden cuentas pendientes. Sin embargo, con nuestra derrota en la Guerra del Pacífico no se puede saldar cuentas y mientras no podamos tener una salida soberana al mar, cualquier otra solución, por importante que sea, será para nosotros incompleta.
En ese contexto, obviamente una de las principales prioridades de cada gestión de gobierno ha sido diseñar una política sobre el tema dirigida a alcanzar ese objetivo, y si bien cada una ha tratado de darle un matiz particular, por lo general –con algunas excepciones- ha habido una secuencia lineal interesante. Sin embargo, siempre se ha chocado con la resistencia pasiva y activa de la burocracia chilena que incluso ha frustrado propuestas de sus propios gobernantes.
Es a partir de la recuperación de la democracia en Bolivia y en Chile que ha comenzado un intenso proceso de “sinceramiento” entre ambos gobiernos y pueblos. Son muchas y a cual más interesantes las actividades que se han realizado no sólo en el plano diplomático sino de las sociedades de ambos países para irnos conociendo mejor, en un intento de crear mutua confianza, requisito fundamental para alcanzar, en algún momento, logros concretos.
Para ello se han unido muchos factores. Está, como principal, la obstinada decisión de la ciudadanía boliviana de recuperar una salida al mar, pero también la decisión de Chile de erguirse como una potencia emergente en la región, cualidad que sólo será posible concretar si tiene la capacidad de solucionar con realismo los conflictos limítrofes que tiene con Perú y Bolivia, una vez zanjado, con mediación papal y presumiblemente para siempre, el que mantuvo en décadas pasadas con Argentina.
Otro factor importante es que hay una serie de circunstancias objetivas que permiten sostener que nuestras economías (respetando, obviamente, las dimensiones) se complementen y, en el avance sostenido que la nación vecina ha hecho para ingresar en mercados globales, sirva también para consolidar su presencia en ellos.
Sin embargo, todo ello será posible si se encuentra una solución satisfactoria a la demanda marítima boliviana. Y justo es reconocer que los avances que se han dado en el Gobierno del presidente Evo Morales -con el cimiento construido desde la recuperación democrática en el país- permiten tener cierto optimismo. El desafío –y conviene recordarlo en este 23 de marzo-- es que ambos gobiernos sepan que tienen una responsabilidad ante la historia y que un mal paso de cualquiera puede significar una nueva frustración que postergue una vez más la necesidad de encarar con seriedad y valor este problema.
Ojalá que éste sea el ánimo que tengan las autoridades de ambos países este 23 de marzo...

martes, 22 de marzo de 2011

Julio Valenzuela cree ver detrás del convenio chileno estadounidense para el desarrollo de la fuerza nuclear en el Norte un peligro para la seguridad de Bolivia y su reivindicación marítima


El pasado viernes 18 en Santiago de Chile, el embajador de Estados Unidos de Norteamérica ante “La Moneda” y el canciller chileno han suscrito un acuerdo bajo el rótulo de “Memorándum de entendimiento y cooperación relativo a la utilización de energía nuclear con fines pacíficos”. ¿Quién cree en esa historieta?, ¡ni siquiera el común de los buenos y honrados chilenos! que ya han expresado públicamente su repudio y oposición a ese acuerdo ¿Acaso Corea del Norte e Irán no comenzaron sus programas nucleares, luego de la suscripción de sendos acuerdos de cooperación para la utilización de la energía nuclear “con fines pacíficos”?
No es ningún secreto que la tradicional oligarquía chilena, siempre encaramada en el poder de turno, aquella que tiene hasta hoy sometidos a los mapuches para arrebatarles su tierra y también a los nativos de Isla de Pascua haciéndole honor a su sempiterno servilismo al capital, han “definido” que las futuras centrales atómicas deberán ser construidas en el “norte chileno”. ¿Con sus antecedentes belicosos contra todos sus vecinos, lícitamente no podríamos sospechar el mal uso de esa energía, so pretexto de disuasión?
¿En cuál “norte chileno”? ¿En el territorio boliviano que está circunstancialmente bajo su ilegítimo poder, es decir, en Atacama?
Si eso fuese así, el Gobierno de Bolivia, el actual o cualquier otro, tiene la obligación de manifestar ante la opinión pública mundial su protesta y oposición, y hacerlo oportunamente, no cuando las castañas ya estén en el fuego y debe denunciar por las siguientes razones:
1º.- Porque ese acto se lo debe considerar como una nueva agresión contra Bolivia.
2º.- Porque más temprano que tarde los territorios bolivianos usurpados y momentáneamente ocupados por el Chile oligarca, no por su pueblo sensato y generoso vilmente engañado con una historia prefabricada, trastrocada, mentirosa y falsificada, volverán a la integridad nacional. Es probable que no lo veamos nosotros ni siquiera nuestros hijos, pero más allá: …¡cuidado! No somos belicistas, ni tenemos las condiciones militares para enfrentarlos ahora, pero la historia que es implacable debería enseñarles que nunca, sin importar los años ni los siglos, perdona al abusivo invasor: La Biblia, la historia de la humanidad, la ficción y hasta la furia de la naturaleza nos muestran ilustrativos ejemplos. No hablemos de David y Goliat, ni de Leónidas y sus 300 espartanos, tampoco de “Avatar” y mucho menos de devastadores terremotos y “tsunamis”. Hablemos de contemporáneos invasores, todopoderosos en un momento de su historia, prepotentes y abusivos que tuvieron que devolver lo usurpado y retirarse prudentemente luego de haber hecho sufrir a pueblos enteros: Alemania de Alsacia y Lorena; el Japón de la China y Corea; Francia de Argelia; Gran Bretaña de Hong Kong (y pronto, así lo deseamos, de las Malvinas); Portugal de Macao; Estados Unidos de los Cayos de Roncador, Quitasueño y Serrana, para citar sólo unos cuantos ejemplos. Eso desmiente al cínico Abraham König.
3º.- Si Chile, que en la parte de su propio territorio es tan vulnerable a los fuertes movimientos sísmicos que en los últimos 50 años ha sufrido en carne propia la terrible experiencia de dos potentes “tsunamis”, el que golpeó Valdivia y otras localidades del sur y el del pasado año, va a construir centrales nucleares “con fines pacíficos”, inmediatamente después de la lamentable tragedia que actualmente está sufriendo el Imperio del Sol Naciente, lo que ha motivado que en el planeta entero se ponga en tela de juicio el uso de la energía nuclear; que lo haga, pero en su territorio no en el ajeno; que construya sus plantas o centrales nucleares al sur del Río Salado o Paposo, es decir, al sur del paralelo 25, lo contrario significaría, reitero, un nuevo acto de genuina agresión, puesto que no sólo estudiosos e historiadores bolivianos han establecido fehacientemente que ése es el único, tradicional e histórico verdadero límite entre Bolivia y Chile, sino, como se lee en el libro del investigador chileno Cástulo Martínez “El Mar de Bolivia”, desde épocas pre republicanas también así lo establecieron por ejemplo los escritos del jesuita chileno Alonso de Ovalle como otros antiguos cronistas, que aseguran que el Chile colonial terminaba por el norte a la altura de Taltal. Sir Clement R. Markham, que categóricamente afirmó que los derechos alegados por Chile hasta el paralelo 23 no eran más que "una reclamación injustificada”. Benjamín Subercaseaux Zañartu renombrado escritor chileno reconoce que Antofagasta era territorio boliviano.
Carlos Vicuña Fuentes, que expresó lo siguiente respecto a la demanda marítima boliviana: "En cuanto a Bolivia, el problema es más hondo todavía, porque es vital; no puede ella sobrevivir enclaustrada, fuera del acceso a la vía libre del mar [...]. Su salida al mar tendrá que ser forzosamente una ineludible aspiración nacional y un eterno problema internacional, en cuya finalidad no podrá haber desacuerdo entre sus hombres.
Lo habrá sí en cuanto al modo de solucionarlo [...], pero los hombres que representan el sentimiento profundo y permanente de la nación, buscarán necesariamente una salida por el territorio de Chile, que tiene en su poder todo el antiguo litoral de Bolivia".
El mundo entero debe saber que Bolivia no quiere plantas nucleares en sus territorios, forzada y momentáneamente en poder del Chile oligarca y abusivo que obligó bajo coacción y soborno a suscribir tratados “chutos” como el de 1904 sobre territorios a los que jamás hemos renunciado ni renunciaremos legalmente los bolivianos, “tratados” que se constituyen en contradictorios a lo dispuesto en la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia. 
 
El autor fue parlamentario por Cochabamba

horas más Bolivia recordará el Día del Mar instituído el 23 de marzo cuando muertos por los chilenos Ladislao Cabrera (prefecto) y Eduardo Abaroa (alcalde) de Antofagasta proclamando su derecho al mar

Cada 23 de marzo, en Bolivia se celebra el Dia del Mar, en conmemoración a la perdida del Litoral, una gran extensión desértica de aproximadamente 120.000 kilómetros cuadrados con costas al océano Pacifico, el cual el país perdió en la Guerra del Pacifico, que involucro a tres partes: Bolivia y Perú contra Chile en el año 1879.

Dicho conflicto comenzó por una disputa de límites territoriales, iniciado luego de la caída del colonialismo español y el nacimiento de las repúblicas independientes ya mencionadas, herederas del Virreinato de Lima y la Audiencia de Charcas. A partir de 1832, se sumaron una serie de intereses políticos, militares y económicos, que llevarían al enfrentamiento.
El detonante fue la intención de Bolivia de cobrar un impuesto de 10 centavos al quintal de salitre que explotaban empresas chilenas en el Desierto de Atacama. El gobiernochileno no acepto esta decisión boliviana, y sus tropas invadieron Antofagasta y Calama, donde Bolivia tenia nula presencia militar y la mayoría de la población eran chilenos

viernes, 18 de marzo de 2011

Expone sus óleos Alberto Asbún


Resulta notable y digna de aplauso la actitud de Alberto Asbún a quién recordamos como al autor del libro Palestinos en Bolivia, un trabajo mastodontico sobre la llegada a nuestra Patria de inmigrantes de Jordania, Líbano, Siria, Egipto y Palestina, habiendo levantado un censo de toda la gran colonia sitio por sitio, bien documentado y en término general respaldado por sendas imágenes, pués fin, ahora nos ofrece sus obras como pintor al óleo bajo el rótulo de MAR PARA BOLIVIA que se exhibirá desde el miércoles 23 en Santa Cruz. Quedan todos invitados. (pinchar la imagen para agrandar y ver los detalles de la invitación)

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Alberto Asbún expone Mar para Bolivia

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tan despistado el pobre, se llenó de soberbia porque "sus agentes" reunieron unos miles en el estadio de Santiago para gritar "mar para Bolivia" qué cambio. hoy no tendría posibilidad de reunir 100. Bajo el Penoco analiza

Amor con amor se paga


En Chile temen que el 23 de marzo el presidente Morales lance otro de sus acostumbrados y cada vez más agresivos lapsus, como sucedió el 22 de enero, cuando les pidió a los chilenos la devolución de Atacama. Creen que el bajísimo índice de popularidad del jefazo es justamente la ocasión para que comience a activar el sentimiento marítimo en la población, el mismo que suele despertar ardidas pasiones antichilenas. A los vecinos, que aspiran a jugar en las grandes ligas de la diplomacia internacional, jamás les ha caído bien que el pobretón del barrio ande quejándose de ellos. A Evo Morales se lo metieron al bolsillo y así lograron cinco años de silencio, pero ese idilio parece condenado a terminar. Pero el Gobierno de Sebastián Piñera parece haber encontrado la solución para que todo siga igual. Sus ministros le han pedido a la Policía que deje de pasarle datos a los periódicos sobre el escándalo del general Sanabria, cuya captura se produjo gracias al seguimiento de agentes chilenos, quienes trabajaron tan bien, que ni siquiera despertaron sospechas en sus colegas bolivianos. La Policía no dirá más nada sobre el narcogeneral y sus nexos para no dañar las relaciones con Bolivia. Seguramente esperan que ese silencio sea bien retribuido.