“Si, el Mar” es el título que Jorge Siles Salinas le dio a su última obra publicada recientemente por Plural, en la cual efectúa un detallado y prolijo resumen de su gestión como Cónsul General en Santiago, durante la negociación marítima con Chile, denominada “Enfoque Fresco” de 1986-1987.
La propuesta boliviana fue presentada en la reunión de Cancilleres de ambos países, en Montevideo, abril de 1987 y la respuesta chilena rechazando la misma, se efectúo en junio de ese mismo año, mediante Nota entregada por la Cancillería chilena al Cónsul General Siles Salinas, en la que, en sus partes mas sobresalientes decía “La Cancillería de Chile siente el deber de informar que no resulta admisible para Chile el fondo de la aludida propuesta boliviana”.
Siles Salinas reconoce que la propuesta boliviana de 1987 tuvo como base la de 1975 durante la negociación de Charaña. En la reunión de Montevideo la delegación boliviana entregó un documento de propuesta que consistía en otorgar a Bolivia, por parte de Chile, un corredor con soberanía al norte de Arica, de aproximadamente 10 km de ancho y de tres alternativas de enclave al sur de Arica en territorios que fueron de Bolivia antes de la guerra del Pacífico. En cuanto al tema del enclave, existía el antecedente de la negociación de Charaña, que Chile rechazó otorgarlo, porque temía que Bolivia efectuara posteriormente, la exigencia de un corredor que uniera al territorio boliviano con la costa.
Es importante subrayar que a diferencia de la propuesta boliviana de 1975, oportunidad en la cual Bolivia en una Ayuda Memoria muy hábilmente redactada y entregada a Chile por el Embajador boliviano Guillermo Gutiérrez Vea Murgía, no rechazó ningún tipo de compensación y dejó que Chile la proponga; la de Montevideo de abril de 1987, la delegación boliviana coloca todas las cartas sobre la mesa, y presenta las compensaciones que otorgaría Bolivia a Chile por el corredor a ser cedido, compensación que no consigna el canje territorial y hace referencia a explotación y aprovechamiento de recursos vivos del mar; creación de un polo de desarrollo entre Arica, el corredor a ser cedido a Bolivia y Tacna del Perú y el aprovechamiento de los recursos hídricos existentes en el altiplano boliviano.
El Canciller boliviano de entonces, Guillermo Bedregal, estaba consciente que durante la negociación de Charaña de 1975, no se pudo llegar a una solución satisfactoria, porque desde principios de 1977 Bolivia decidió insistir en la eliminación de la exigencia chilena del canje territorial. A pesar de ello, Bedregal en la negociación de Montevideo en 1987, excluye toda mención a la exigencia chilena de la compensación territorial por parte de Bolivia.
En Bolivia en 1987 gobernaba el doctor Paz Estenssoro, cuyo gobierno democrático, serio y sólido solucionó la desenfrenada hiperinflación que dejó el gobierno anterior. El gobierno boliviano era sin duda, un “interlocutor válido” para Chile para negociar el tema marítimo boliviano. Además, designó a la persona más apropiada para el cargo de Cónsul General en Santiago: Jorge Siles Salinas, intelectual y diplomático de prestigio y con un ligazón muy acentuado con Chile: fue catedrático en universidades chilenas y el Canciller chileno Del Valle era su cuñado.
A pesar de todo ello, considero que la negociación de Montevideo estaba destinada al fracaso desde el momento que las compensaciones ofrecidas por Bolivia no hacían mención al canje territorial. Mas aun, tratándose del mismo gobierno militar chileno que negoció con Bolivia en 1975, presidido por el General Pinochet, quien consideraba que la compensación territorial era fundamental para Chile, desde la negociación de Charaña.
Jorge Siles Salinas, presentó renuncia al cargo de Cónsul General de Bolivia en Santiago, al año y tres meses de su llegada a Chile, en julio de 1987 y declaró a la prensa chilena que “se va de Chile con una impresión de pesadumbre”
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