Mar, política y contrabando
El tema marítimo es un tema que mueve a la gran mayoría de los bolivianos; quienes no lo sienten debe ser porque ‘la escuela’ no hizo la tarea como correspondía y, por otro lado, debe haber mucha gente que ha leído mucho y, desde su lógica, el campo jurídico no le va a dar a Bolivia el anhelado objetivo.
Como sea, la gran mayoría (creo yo) espera que los que son pesimistas letrados no tengan razón. Lo malo de esto es que el tema marítimo se ha convertido en ‘disparador de lo político’ y ahí están las diferencias entre muchos de nosotros con el poder político, que parece haberse dado la misión de hablar de un ‘país unido’, cuando no lo hay. Definitivamente no es lo mismo tener el mismo anhelo, el mismo deseo (el mar), que tener un país unido, porque mientras en el poder no desmonten la idea de que quien no piensa como ellos es un “vendepatria, traidor, racista, separatista y varios etcéteras” es imposible hablar de unidad; el país está partido.
Usar el mar es parte de una estrategia del Gobierno para lograr lo que se le negó el 21-F; de eso no hay duda. El poder sabe que su vara está alta, que hay una barrera infranqueable, pero entonces recibe, con mucho agrado, la agresión chilena expresada en la detención de nuestros connacionales y, en vez de buscar un arreglo diplomático (no es la primera vez que pasa), se vuelca al patrioterismo del “no los vamos a abandonar” y otras linduras, mientras el agente en el juicio, el Dr. Eduardo Rodríguez Veltzé, pide que no se confundan los tantos: una cosa es la demanda y otra los detenidos, pero no, eso al poder no le interesa.
En esa tónica se llegó a tanto que ahora se pide “no compre contrabando chileno”, una invocación tonta y jocosa. A mí me parece que debiera tener un aditamento: ¿para qué comprar contrabando chileno si puede encontrar lo mismo peruano, chino, colombiano, brasileño o argentino? Eso por el lado del chiste, pero por el lado de la seriedad (considerando que el tema marítimo está en juego) es pertinente preguntarle al citado personaje: ¿cómo es que hay contrabando chileno en los mercados de Santa Cruz, Beni y Pando, es decir, en el extremo opuesto a la frontera chilena? ¿No debiera evitarse su entrada allí por donde ingresa y su venta en los centros de venta? Por otro lado, ¿no es que debiera evitarse el contrabando de cualquier país?
El país está como está porque los que se debieran encargar de dar señales claras están perdidos; usar el tema marítimo para reflotar una imagen bien venida a menos (la del presidente) es muy ruin, eso lo sabe el poder, pero también sabe el poder que el tema tiene, de manera que el pleito con Chile va a seguir mientras sea de interés de los dos países (allá se están jugando su propia elección y ven de buen agrado este último y artificial pleito)
Como sea, la gran mayoría (creo yo) espera que los que son pesimistas letrados no tengan razón. Lo malo de esto es que el tema marítimo se ha convertido en ‘disparador de lo político’ y ahí están las diferencias entre muchos de nosotros con el poder político, que parece haberse dado la misión de hablar de un ‘país unido’, cuando no lo hay. Definitivamente no es lo mismo tener el mismo anhelo, el mismo deseo (el mar), que tener un país unido, porque mientras en el poder no desmonten la idea de que quien no piensa como ellos es un “vendepatria, traidor, racista, separatista y varios etcéteras” es imposible hablar de unidad; el país está partido.
Usar el mar es parte de una estrategia del Gobierno para lograr lo que se le negó el 21-F; de eso no hay duda. El poder sabe que su vara está alta, que hay una barrera infranqueable, pero entonces recibe, con mucho agrado, la agresión chilena expresada en la detención de nuestros connacionales y, en vez de buscar un arreglo diplomático (no es la primera vez que pasa), se vuelca al patrioterismo del “no los vamos a abandonar” y otras linduras, mientras el agente en el juicio, el Dr. Eduardo Rodríguez Veltzé, pide que no se confundan los tantos: una cosa es la demanda y otra los detenidos, pero no, eso al poder no le interesa.
En esa tónica se llegó a tanto que ahora se pide “no compre contrabando chileno”, una invocación tonta y jocosa. A mí me parece que debiera tener un aditamento: ¿para qué comprar contrabando chileno si puede encontrar lo mismo peruano, chino, colombiano, brasileño o argentino? Eso por el lado del chiste, pero por el lado de la seriedad (considerando que el tema marítimo está en juego) es pertinente preguntarle al citado personaje: ¿cómo es que hay contrabando chileno en los mercados de Santa Cruz, Beni y Pando, es decir, en el extremo opuesto a la frontera chilena? ¿No debiera evitarse su entrada allí por donde ingresa y su venta en los centros de venta? Por otro lado, ¿no es que debiera evitarse el contrabando de cualquier país?
El país está como está porque los que se debieran encargar de dar señales claras están perdidos; usar el tema marítimo para reflotar una imagen bien venida a menos (la del presidente) es muy ruin, eso lo sabe el poder, pero también sabe el poder que el tema tiene, de manera que el pleito con Chile va a seguir mientras sea de interés de los dos países (allá se están jugando su propia elección y ven de buen agrado este último y artificial pleito)