En medio del escándalo desatado por la represión gubernamental a la marcha indígena quedó en un segundo plano la situación de parálisis en la que habría entrado la Dirección de Reivindicación Marítima, una vez que su ex director, Rubén Saavedra, fue puesto nuevamente a cargo del Ministerio de Defensa.
Como se recordará, esa oficina fue creada poco después del “gasolinazo”, en el marco de un cambio de estrategia en el tema marítimo que buscaba un repunte en la alicaída popularidad del gobierno, tras el grave error cometido a fines de diciembre.
Es decir, que una crisis creó a la Dirección de Reivindicación Marítima (el gasolinazo) y ahora otra crisis (el TIPNIS) amenaza con cerrarla.
Una vez más se comprueba que, lejos de impulsarse una política de Estado en la cuestión del acceso al Pacífico, el asunto está sometido a los vaivenes de la política interna de la administración de Evo Morales.
Un sondeo realizado por El Diario confirma que la ciudadanía comparte esta percepción, ya que la mayoría de los consultados manifestaron que “el Gobierno aparenta no trabajar de forma seria en un tema tan importante para los bolivianos”.
“Auto de Buen Gobierno”
Repuesto en el Ministerio de Defensa tras la renuncia de Cecilia Chacón, Saavedra tiene la difícil misión de asegurar el mando político sobre las fuerzas militares, en tiempos en que el propio gobierno ha devaluado esa capacidad al negarse a asumir las órdenes emitidas a la Policía, fenómeno que también es minuciosamente evaluado en ámbitos castrenses.
El tema es crucial, porque entre los escenarios posibles manejados por el régimen, en caso de no postergarse las elecciones judiciales, estaría la declaración de un “Auto de Buen Gobierno” que cumpliría las funciones de un Estado de Sitio disimulado, con la excusa de precautelar los comicios del 16 de octubre.
Y se sabe que una medida de esa envergadura sería inaplicable en un clima de malestar policial y militar…
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