Mar para Bolivia, con o sin Evo

Hay una diferencia sustancial entre las políticas de gobierno y las políticas de Estado. Las primeras, son las que caracterizan a una gestión en particular y que forman parte de su visión política. Las políticas de Estado son las que, independientemente de quién esté en el Gobierno, la posición se mantiene invariable por su importancia. 

En Bolivia, la única política de Estado es la demanda marítima. No hubo y, seguramente no habrá, un gobierno que esté contra esta aspiración. Cada gestión ha desplegado su propia estrategia, pero para todos el fin era el mismo: lograr un acceso soberano a las costas del Pacífico.


El Gobierno actual trató de lograr un acercamiento directo a través del diálogo con la presidenta Michelle Bachelet, acudiendo a la afinidad ideológica, tal como hizo el expresidente Hugo Banzer con su par chileno Augusto Pinochet. Ante la falta de resultados, el Gobierno nacional decidió utilizar una más agresiva, llevando nuestra demanda a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya para que este tribunal obligue a Chile a negociar con Bolivia una solución sobre el diferendo marítimo.


La importancia de la demanda marítima para el país se puede constatar también con la invitación del presidente Evo Morales a los exmandatarios nacionales para que formen parte de la estrategia, pese a que durante toda su gestión esas exautoridades fueron constantemente atacadas.


Sin duda, la demanda marítima une a todos los bolivianos. Pero que sea una política de Estado no significa que esté exenta de rédito político. Es en este punto donde los bolivianos debemos mirar con cautela, puesto que en un país donde se trata de exaltar la figura de un presidente, no debe sorprender que se diga que solamente con Evo Morales al mando del país, Bolivia podrá tener un acceso soberano al mar.


Los bolivianos deseamos que el fallo de la CIJ sea favorable a Bolivia, pero debemos reprochar que un partido o una persona traten de apropiarse del único tema en el que la ciudadanía ve más allá de los colores políticos. Precisamente por eso es que no hay duda de que quien sea que esté en gestión de gobierno, trabajará por esta causa.


Por otra parte, no podemos dejar de lamentar que así como hay una política de Estado sobre nuestra demanda marítima, no suceda lo propio con la salud y la educación. Cada gobierno de turno ha aplicado su propia reforma educativa, entorpeciendo cualquier política seria para su mejoramiento, y no han logrado dar soluciones integrales al problema de la salud. Los bolivianos debemos unirnos para exigir que la salud y la educación sean políticas de Estado prioritarias para cualquier gobierno, al igual que lo es nuestro acceso soberano al mar