domingo, 27 de septiembre de 2015

el texto de Carlos Mesa es fundamental para juzgar lo acontecido en La Haya hasta la fecha. Chile ha empezado una campaña de desinformación tratando de "achicar" el alcance del pronunciamiento de la Corte Internacional de Justicia. los tres puntos que aduce Mesa estabilidad de fronteras, el Tratado no ha resuelto los temas plendientes y terceo que los méritos de argumentación boliviana ratifica que los actos (entre Bolivia y Chile) generan hechos que hacen exigible ante una Corte. Veamos.

“La Corte rechaza la objeción preliminar interpuesta por la República de Chile por 14 votos contra dos”. “Declara que tiene jurisdicción, sobre la base del Artículo XXXI del Pacto de Bogotá, para conocer la solicitud presentada por el Estado Plurinacional de Bolivia”.
Este fallo hecho público el 24 de septiembre de 2015 se ha convertido en uno de los hechos más importantes de la compleja historia de las relaciones bilaterales entre Bolivia y Chile, desde que en 1836 Chile le declaró la guerra a la Confederación Perú-Boliviana presidida por Andrés Santa Cruz.
La decisión de la CIJ es trascendente no solamente porque marca un incuestionable triunfo jurídico de Bolivia sobre Chile, sino porque establece algunas precisiones de la mayor importancia para el desarrollo futuro del fondo de la demanda boliviana, que está ya en plena ejecución.
Chile equivocó el camino, no sólo al plantear una innecesaria Demanda Preliminar de Incompetencia, sino sobre todo al apoyar su argumentación en la defensa del carácter “sagrado” del Tratado de 1904. Adicionalmente, descargó casi toda su artillería jurídica en esta fase de antejuicio. El resultado fue categórico. Para empezar la declaratoria inequívoca de competencia por parte de la Corte, pero sobre todo, por algunas consideraciones en el texto del fallo que marcan un antes y un después en la historia de nuestro diferendo.
Primero: la CIJ ratifica que la demanda boliviana no está basada ni directa ni indirectamente en el Tratado de 1904, lo que no sólo reconoce la veracidad de nuestra argumentación, sino que desbarata el supuesto riesgo para la comunidad internacional de que si la CIJ fallara a favor de Bolivia, se pondría en riesgo la estabilidad de fronteras en el mundo, basada precisamente en el respeto a los Tratados.
Segundo: por primera vez en nuestra historia bilateral un organismo internacional de esa jerarquía afirma que, contra las reiteradas aseveraciones de Chile, el Tratado no ha resuelto ni cerrado los temas pendientes entre ambos países (léase la mediterraneidad forzada de Bolivia). No sólo eso, le recuerda a Chile que sí hay un tema pendiente que debe resolverse. El Tratado tiene el lugar que le corresponde, pero deja de ser el alfa y el omega de nuestra relación. Termina así definitivamente la afirmación chilena de que “no hay ningún problema pendiente entre ambos países”.
Tercero: La CIJ reconoce los méritos jurídicos de la argumentación boliviana al ratificar que los actos diplomáticos y las negociaciones entre Estados (Actos Unilaterales de los Estados) generan hechos jurídicos cuyo incumplimiento es exigible ante una Corte. Este reconocimiento es de la mayor importancia, porque subraya no sólo la solidez de nuestra demanda, sino que hace muy difícil para Chile demostrar que esos actos no tuvieron valor de tales, o que no pueden ser considerados como compromisos firmes jurídicamente demandables.
Ante la derrota sufrida por Santiago, sus autoridades, juristas y periodistas han intentado demostrar que Chile obtuvo una pequeña “victoria” en una de las partes del fallo de la CIJ, aquella que dice: “incluso asumiendo que la Corte vaya a encontrar la existencia de dicha obligación (de Chile de negociar con Bolivia), la Corte no podría predeterminar el resultado de ninguna negociación que se lleve a cabo como consecuencia de dicha obligación”. La lectura chilena es notable. El Agente de ese país, Felipe Bulnes, dijo que la Corte ha “mutado” la naturaleza del juicio. ¿En qué consistiría tal mutación? En que la Corte –según esa lectura-- ha limitado el alcance de su fallo y sólo va a considerar la primera parte de la demanda, aquella que establece la obligación de negociar por parte de Chile, pero no la de otorgarle, como consecuencia de esa negociación, un acceso soberano al mar. Ninguna Corte puede decidir arbitrariamente modificar el contenido de una demanda, puede fallar a favor o en contra de ella, pero no limitar su esencia jurídica y menos su contenido antes del comienzo del proceso. Sobre esa premisa fundamental está claro que la CIJ se refiere a una cuestión evidente, adelanta que no puede predeterminar las características específicas y de detalle que sobrevendría como resultado de la negociación entre ambos países referida exclusivamente a un objetivo, el acceso soberano al mar para Bolivia, no otra cosa.
É.ste es un primer paso, pero un primer paso que ha consolidado el valor incuestionable de afirmaciones históricas de Bolivia, a partir de consideraciones categóricas del máximo tribunal internacional de justicia. El largo camino que aún queda no estará exento de dificultades, pero la solidez de nuestros argumentos y la clara vocación de haber definido esta causa como una política de Estado trabajada por un equipo compacto y con una única meta, nos permite ser optimistas en cuanto al resultado que todos los bolivianos esperamos.

jueves, 24 de septiembre de 2015


a poco de conocerse el fallo del Tribunal de Justicia.

la Presidenta Michelle Bachelet emite declaración


A las 9:45 hora boliviana, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet respaldada en pleno por sus ministros, dio un discurso sobre el fallo de La Haya, que se declaró competente para resolver la demandamarítima boliviana.

La mandataria señaló sentirse convencida de haber hecho el trabajo correcto y felicitó el trabajo de su equipo jurídico. "Estamos en la misma posición en la que hubiésemos estado si decidíamos entrar de lleno en el juicio", aseguró y destacó la solidez de sus argumentos que deberían haber llevado a una "resolución contraria".

Bachelet afirmó que su país no tiene ningún tema pendiente de límites y anunció que el fallo "no afecta en nada" a su integridad territorial. "Bolivia no ha ganado nada", añadió.

De cara a lo que se viene en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, la presidenta indicó la razón está de su lado y que se dejará en evidencia "las ambigüedades y falta de argumentos" de la demanda boliviana. Añadió que gobierno adoptará todas las medidas medidas necesarias para salvaguardar su territorio.

domingo, 2 de agosto de 2015

se advierte entusiasmo, casi un frenesí patriótico, en el texto que sigue de Carlos Mesa. glosa con propiedad la palabra de Francisco con relación a Chile, al MAR, a la Justicia. sin embargo de este sentimiento contagioso, debemos decir CUIDADO! NO ABUSAR DE FRANCISCO EN ESTE TRAJÍN DE PALABRAS. debemos ser cautos y no manosear la intervención papal en asunto tan delicado. ir con pies de plomo, aunque sobre seguro. si la Justicia está del lado boliviano, ésta debe brillar como el sol de mediodia!

“No es injusto que Bolivia anhele salida al mar”. “Todos los temas, por más espinosos que sean, tienen soluciones compartidas, tienen soluciones razonables, equitativas y duraderas”. Las palabras del papa Francisco inequívocamente favorables a la justa causa boliviana marcan uno de los hitos más relevantes de la compleja y turbulenta historia de las relaciones entre Bolivia y Chile.
Fue tal su impacto internacional que Chile no encontró mejor respuesta, al no poder cuestionar al Papa como lo hace cuando cualquier autoridad o país respalda nuestra reivindicación, que reflotar aquel golpe de efecto que buscó mi colega el presidente Lagos, ofrecer relaciones diplomáticas aquí y ahora. Pero, siempre hay un pero santiaguino en este asunto, la oferta era abrir relaciones sin condiciones.
Bolivia entendió que las palabras de Francisco planteaban un desafío a pesar de la naturaleza intrínseca de nuestra demanda ante la Corte de La Haya, que no es otra que la búsqueda de un diálogo. Es en ese contexto que se debe entender la respuesta del presidente Morales a la reacción chilena ante los vientos frescos que trajo el Papa. Morales fue muy claro, acepta reanudar relaciones diplomáticas inmediatamente sobre dos premisas tan claras como inexcusables: “estamos de acuerdo para restablecer la relaciones diplomáticas para que en menos de cinco años se resuelva el tema del mar para Bolivia, una salida al océano Pacífico con soberanía y con garante, el hermano papa Francisco”. Ojo. El Presidente fue muy claro, hablo de un garante, no de un mediador.
El Primer Mandatario hace una propuesta que toma en consideración los elementos centrales que dieron lugar a la ruptura de nuestras relaciones y que le dan sentido a su restablecimiento. No cabe duda de que hay muchísimos temas que justifican nuestro vínculo con Chile. En lo positivo los vinculados al comercio, el desarrollo económico, la complementariedad entre ambas naciones referidas a energía y agua, la potencialidad del desarrollo de zonas estratégicas entre ambos, etc. En lo complejo, cuestiones como el Lauca y el Silala. Pero es evidente, es una cuestión central que no requiere el menor análisis, que el corazón de nuestro desencuentro con Chile es el tema del mar. Una larga y frustrante historia de promesas y compromisos no cumplidos jalona la realidad de hoy. Es imposible pretender olvidarla cuando se encara la posibilidad de una normalización de nuestros vínculos.
La respuesta de Chile al Presidente tuvo dos características, su rapidez y su tono. Pruebas ambas de que la oferta de reabrir relaciones fue simplemente un golpe de efecto para aminorar la dimensión definitiva de la posición papal. Pero además esa respuesta está basada en una falta de voluntad política y en una falacia. La falta de voluntad política es evidente. No se puede pretender un diálogo cuya primera premisa sea no aceptar que el tema central por el que las relaciones están rotas no sea aceptado como cuestión central de ese restablecimiento. No se trata de abrir una negociación con precondiciones, pero si se trata de abrirlo sobre la premisa de que la cuestión básica de ese diálogo es negociar la demanda boliviana de un acceso soberano al Pacífico. La falacia fue expresada por el ministro Muñoz: “Bolivia está pidiendo el equivalente a lo que pide a la Corte. Es decir, a la Corte le pidió que Chile ceda soberanía”. No, ministro, Bolivia no le pide a la CIJ que Chile ceda soberanía. Bolivia le pide a la Corte un fallo que establezca que Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia para que como resultado de esa negociación Bolivia obtenga un acceso soberano al mar. La demanda no es un capricho unilateral boliviano, ni un pedido de un fallo arbitrario de la Corte, es el producto de los reiterados compromisos incumplidos por Chile a lo largo de más de siete décadas de negociar con Bolivia para otorgarle un acceso soberano al Pacífico. En suma, lo que Bolivia le pide la Corte es abrir un diálogo sobre ese tema en particular.
Bolivia expresa, tanto en su demanda como en su oferta de relaciones, una real voluntad política de negociar. En el segundo caso, además, propone un garante, el más creíble en el mundo, el papa Francisco, para demostrar que el objetivo esencial de nuestra política exterior puede lograrse de buena fe y con la garantía de una personalidad que ha expresado su deseo de que el diálogo sea el camino principal para resolver este tema pendiente.
El ministro Heraldo Muñoz hace otra afirmación sorprendente: “las relaciones diplomáticas se restablecen para resolver problemas o diferencias, no se puede pretender que se resuelva el problema de alguna de las partes para luego restablecer relaciones”. El problema del mar es un problema de ambos países, todo el conjunto de nuestras relaciones bilaterales está condicionado a ese problema. Ambas naciones estamos en un juicio internacional a este propósito. ¿Desde cuándo ésta es la cuestión de una sola de las partes? Pero algo más. Estados Unidos y Cuba acaban de restablecer relaciones diplomáticas, ese restablecimiento se ha hecho sobre una premisa que Cuba ha dejado bien sentada, que es imprescindible una negociación para que Estados Unidos levante el bloqueo en el Congreso y devuelva Guantánamo a la soberanía cubana. Ambas cuestiones son perfectamente equiparables a la reivindicación marítima boliviana. A pesar de ello, las relaciones diplomáticas se han reanudado. Esa reanudación prevé la negociación sobre dos cuestiones muy sensibles y complejas. ¿Cabe alguna duda sobre si es posible una reanudación que contemple la negociación del tema marítimo como elemento principal?
Lo objetivo, lo que se demuestra de modo tangible es que Chile no quiere negociar porque no tiene la voluntad política de hacerlo.

El autor fue Presidente de la República.
http://carlosdmesa.com/

domingo, 19 de julio de 2015

Los Tiempos se refiere a las dos ocasiones en que Francisco habló sobre el MAR. las expresiones han desquiciado a la diplomacia chilena. desorientada la diplomacia vecina, pero también exageradas algunas declaraciones bolivianas. termina los LT, se podría añadir no hay lugar al exitismo ni "cantar victoria antes de tiempo".

Las palabras del Papa se circunscribieron al reconocimiento básico de la necesidad de dialogar de buena fe... Por eso, así como aparece desorientada la diplomacia chilena, aparecen exageradas algunas declaraciones bolivianas
Los dos comentarios que ha hecho el papa Francisco en su visita a Ecuador, Bolivia y Paraguay, sobre la demanda boliviana de obtener una salida soberana al océano Pacífico, han terminado de desquiciar a la diplomacia chilena que, aparentemente, no puede estructurar una posición coherente, peor aún si sus actuales autoridades han decidido subordinar este tema a sus intereses de política interna.
¿Qué ha dicho el Papa en su visita? En la Catedral de La Paz dijo: “El desarrollo de la diplomacia con los países del entorno, que evite los conflictos entre pueblos hermanos y contribuya al diálogo franco y abierto de los problemas, hoy es indispensable. Estoy pensando acá en el mar. Diálogo, diálogo es indispensable. Construir puentes en vez de levantar muros. Todos los temas, por más espinosos que sean, tienen soluciones compartidas, tienen soluciones razonables, equitativas y duraderas. Y, en todo caso, nunca han de ser motivo de agresividad, rencor o enemistad que agravan más la situación y hacen más difícil su resolución”.
La segunda fue en el vuelo de retorno a Italia, en respuesta a preguntas de las colegas periodistas bolivianas sobre una posible mediación entre Bolivia y Chile y si es justa la demanda boliviana: “Lo de la mediación es una cosa muy delicada, y sería como un último paso (...) es la última instancia, siempre hay otras figuras diplomáticas que ayudan, en ese caso, facilitadores, etc.”.
“En este momento, yo tengo que ser muy respetuoso de esto, porque Bolivia hizo un recurso a un tribunal internacional. Entonces, si en este momento hago un comentario –yo soy jefe de un Estado– podría ser interpretado como inmiscuirme o una presión. Tengo que ser muy respetuoso de la decisión que tomó el pueblo boliviano que hizo ese recurso (...) También una tercera cosa que quiero dejar clara. Yo, en la catedral de Bolivia, toqué ese tema de una manera muy delicada, teniendo en cuenta la situación de recurso al tribunal internacional. Recuerdo perfectamente el contexto: ‘Los hermanos tienen que dialogar, los pueblos latinoamericanos dialogan para crear la patria grande, el diálogo es necesario’. Ahí me detuve, hice un silencio, y dije: “Pienso en el mar”. Y continué: “diálogo y diálogo”. Quiero que quede claro que mi intervención fue un recuerdo a ese problema, pero respetando la situación como está planteada ahora. Estando en un tribunal internacional no se puede hablar de mediación, ni facilitación, hay que esperar”.
Y respecto a si es justa la reivindicación boliviana Francisco respondió que “Siempre hay una base de justicia cuando hay cambio de límites territoriales y, sobre todo, después de una guerra. Hay una revisión continua de eso. Yo diría que no es injusto plantearse una cosa de este tipo, ese anhelo. (...) Claro, después de una guerra de ese tipo surgen las pérdidas y creo que es importante, primero, el diálogo, la sana negociación. Ahora, en este momento, el diálogo está detenido obviamente por este recurso a La Haya”.
Se trata, sin duda, de un respaldo muy fuerte al país, pero circunscrito al reconocimiento básico de la necesidad de dialogar de buena fe... que es, precisamente, el meollo de nuestro alegato ante La Haya. De ahí que así como aparece desorientada la diplomacia chilena, aparecen exageradas algunas declaraciones bolivianas.

sábado, 23 de mayo de 2015

prefiero seguir encerrado si el precio ha de ser soportar a S.E. ad aeternum. Manfredo Kemppf ve como inaceptable la postura de García Linera "tendremos MAR si EVO sigue como presidente" nadie del Comité ante La Haya, había dicho algo semejante, tuvo que ser el Vice, no fue acaso parecido el episodio contra Bánzer que SÍ tuvo posibilidad de lograr la salida. "la conjura lo echo del poder" Charaña fracasó ante esa perspectiva. que sin Evo nos quedamos sin mar. lo prefiero proclama el escritor, historiador, diplomático y periodista. "no traten de engañar al pueblo. Cállense para no perder el camino, porque La Haya es tan sólo el comienzo. Hay otro que no sea la Corte de Justicia?

Si el precio para tener alguna salida al mar significará soportar a S.E. en el Gobierno hasta el final de los siglos, yo por lo menos – creo que la mayoría de los compatriotas – prefiero seguir encerrado. Es preferible el enclaustramiento geográfico que el enclaustramiento mental, la captura del pensamiento y de la voluntad. Otros mandatarios vendrán con los años y seguirán en esta lucha persistente – hora bien encaminada – para que Chile nos haga justicia y nos devuelva aunque sea un digno acceso soberano al océano después de tanto tiempo de infructuoso empeño de nuestra parte.

No me equivoco si afirmo que todos los bolivianos estábamos unidos en torno a la actual demanda en La Haya. Muy pocos serían quienes divergieran de la necesidad de trabajar codo a codo y eficientemente ante ese alto tribunal mundial con la esperanza de un final satisfactorio. Yo mismo, en más de una oportunidad, reconocí que estuve equivocado cuando afirmé que en La Haya no obtendríamos nada o muy poco. Reconocí, además, que el Gobierno estaba trabajando con seriedad.

Pero se ve que los bolivianos no tenemos remedio. En cuanto se vislumbra algo a lo que se le puede sacar provecho político, se acaba el patriotismo. Además, tenemos la manía de no poder mantener la boca cerrada, cuando se sabe que la cautela es tan provechosa si se está delante de jueces o de fiscales. Para eso, tanto en lo personal como en lo público, están los abogados. Bolivia ha contratado jurisconsultos célebres y caros, para que aleguen lo necesario en nombre de la nación sobre los asuntos jurídicos de nuestra demanda que es lo único que importa en La Haya. No para que cada uno de los que concurrieron allí quieran hablar algo, y ni qué decir de los que se quedaron y pensaron que se habían perdido la oportunidad de lucirse.

Lo que ha dicho la semana pasada el vicepresidente Álvaro García Linera ha sido un gafe inconcebible, sólo entendible en fieles mayordomos. Cuando los bolivianos estamos pendientes del menor detalle de lo que acontece a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, cuando contenemos la respiración al escuchar exponer a algunos de nuestros ilustres abogados o nuestro agente, Eduardo Rodríguez Veltzé, al Vicepresidente no se le ocurre nada mejor que manifestar públicamente, que Bolivia llegará al mar siempre que S.E. “nos acompañe…nos conduzca”.

¿Pero cómo puede decir semejante disparate el Vicepresidente sabiendo que la mitad del país está esperando que S.E. acabe su tercer mandato consecutivo de una vez y que se vaya a su casa o a ese restaurante que dice va a poner en el Chapare en cuanto concluya esta gestión? Si dizque el más cultivado de los masistas afirma tal dislate, ¿qué unidad está pidiendo el Gobierno en torno al reclamo marítimo y a la demanda ante la CIJ? ¿Cómo vamos a apoyar un emprendimiento que, sin ninguna seguridad de éxito, nos lleve a una dictadura disfrazada? ¿No ha leído el Vicepresidente que parte del fracaso de las negociaciones de Charaña se produjo porque una población azuzada – y toda la oposición conjurada – pensó que un éxito marítimo mantendría al general Banzer en el poder hasta que se cansara? ¿Cómo poner en la mira ahora a S.E.? ¿Acaso no hay motivo para pensar lo mismo?

“…que nuestro presidente Evo siempre nos acompañe, siempre nos conduzca, siempre nos lleve por la buena ruta a todos los bolivianos”, dijo García Linera. Y el martes pasado algo más: que el éxito de la demanda ante la CIJ “se basa en la estabilidad y continuidad política, estabilidad social y la visión de estadista del presidente para conducirnos a todos los bolivianos por el camino por el que pudimos llevar a Chile a un tribunal internacional”. En pocas palabras, lo que el Vicepresidente quiere dejar fuera de duda, es que si S.E. deja de ser presidente de Bolivia, los bolivianos nos quedaremos sin mar. Eso es ridículo.

Lo peor es que se lanzan estas declaraciones en momentos en que los “movimientos sociales” y el VIII Congreso del MAS ya están pidiendo, cuando no acaban de silenciarse los camaretazos de la última elección general, que a S.E. se lo reelija una vez más en el 2019. Y cuando él mismo, S.E., seguramente que feliz por la iniciativa, se ofrece – olvidándose de su restaurante en Chimoré – a “gobernar para toda la vida”, como en China, dice. Claro que S.E. no sabe lo que sucedió en la China de la primera mitad del siglo pasado y mucho después. No sabe S.E. las diferencias que existen entre China y Bolivia.

No mezclen la política interna con la política internacional. No traten de engañar al pueblo expresando que si no es el caudillo o el líder quien gobierna, no habrá mar. Cállense de una buena vez y no echen a perder el camino que se ha recorrido en La Haya, que no es sino el comienzo, y donde ninguna garantía que no sea la justicia bien aplicada nos ampara. S.E. no puede estar diciendo a los cuatro vientos que si fracasa Bolivia en La Haya existen otras alternativas. Una opción que es “mejor” todavía que la Corte. ¿Se podrá saber que tiene en mente S.E.?

domingo, 17 de mayo de 2015

presidentes, cancilleres y embajadores bolivianos, actores en todo el proceso de reclamación por una salida soberana al Mar, después de la guerra. según Carlos Mesa ha sido una ininterrumpida reclamación que ahora Chile que explicar ante el mundo. sin duda un importante paso hacia adelante.

La inteligencia y el patriotismo de estas personalidades, consiguieron sus frutos cuando en La Haya nuestro agente y nuestros abogados sustentaron la incontrovertible argumentación boliviana referida a la obligación jurídica de Chile de sentarse a negociar con Bolivia para otorgarle un acceso soberano al mar
El lunes 4 de mayo de 2015 ha pasado a la historia. Por primera vez desde la invasión de Antofagasta, el Estado chileno ha dado explicaciones a la comunidad internacional de porqué se niega a negociar con Bolivia para darle un acceso soberano al mar. Bolivia ha logrado romper la pertinaz decisión de Santiago de encapsularnos en estériles conversaciones bilaterales.
Mérito mayor, sin duda, el del Presidente Morales y su gobierno cuya mirada de futuro y valentía, los llevó a iniciar esta demanda ante la Corte Internacional de Justicia. Pero mérito extraordinario el de sus antecesores en la diplomacia y la política bolivianas que hoy más de uno pretende olvidar.
Nada de lo que hemos hecho desde 2011 hasta hoy, y lo que haremos en el inmediato futuro, hubiese sido posible sin figuras que deben ser recordadas en su real dimensión.
El ministro de RREE de Eliodoro Villazón Daniel Sánchez Bustamante, quien marcó la rosa de los vientos de la política marítima nacional post tratado de 1904.
Carlos Gutiérrez ministro de RREE de José Gutiérrez Guerra, quien firmó con su par chileno Emilio Bello Codecido el acta protocolizada de 10 de enero de 1920, para “procurar un acuerdo que permita a Bolivia satisfacer su aspiración de obtener una salida propia al Pacífico, independientemente de la situación definitiva creada por las estipulaciones del tratado de 1904”. Base a partir de la que se tejen todos los demás compromisos de Chile.
Ricardo Jaimes Freyre embajador en Chile y Eduardo Diez de Medina ministro de RREE de Bautista Saavedra, quienes lograron las notas de 6 y 22 de febrero de 1923 del canciller chileno Luis Izquierdo.
Alberto Gutiérrez ministro de RREE de Hernando Siles, involucrado en las negociaciones que dieron como fruto el memorando de 23 de junio de 1926 del canciller chileno Beltrán Mathieu y la propuesta del también canciller de ese país Jorge Matte.
Alberto Ostria Gutiérrez embajador de Bolivia en Chile, gestor de la crucial negociación e intercambio de notas de 1946-1950, durante los ministerios de RREE de Aniceto Solares, Mamerto Urriolagoitia, Luis Fernando Guachalla, Tomás Manuel Elío, Adolfo Costa du Rels, Javier Paz Campero, Juan Manuel Balcázar, Waldo Belmonte, Alberto Saavedra y Pedro Zilvetti, en los gobiernos de Tomás Monje, Enrique Hertzog y Mamerto Urriolagoitia.
Los ministros de RREE Eduardo Arce Quiroga y José Fellmann en el segundo gobierno de Víctor Paz, que recibieron el memorando del embajador chileno en Bolivia Manuel Trucco hecho para paliar los efectos del desvío de las aguas del río Lauca, cuya obra provocó la decisión de Bolivia de romper relaciones diplomáticas con Chile.
Los embajadores en Chile Guillermo Gutiérrez y Adalberto Violand y los ministros de RREE Alberto Guzmán y Óscar Adriázola de Hugo Banzer, quienes llevaron adelante entre 1975 y 1978 la negociación de Charaña, uno de los hitos de la historia de nuestra reivindicación.
El ministro de RREE Gustavo Fernández de Walter Guevara, que logró la célebre resolución de la OEA de 1979 que establecía que la solución a nuestro enclaustramiento es un asunto de interés y de seguridad hemisféricos.
El ministro de RREE José Ortiz Mercado del segundo gobierno de Hernán Siles, quien acordó en la OEA con su par Miguel Schweitzer, reiniciar negociaciones con Chile para lograr un acceso soberano al mar.
El ministro de RREE Guillermo Bedregal y el Cónsul en Chile Jorge Siles del cuarto gobierno de Víctor Paz que, con el enfoque fresco, hicieron en 1987 una propuesta integral a Chile siguiendo los pasos de Charaña.
El ministro de RREE Javier Murillo del segundo gobierno de Hugo Banzer, que acordó en 2000 con su par Juan Gabriel Valdez, la agenda sin exclusiones en Algarve (Portugal).
El ministro de RREE Juan Ignacio Siles, quien impulsó la política boliviana de volver a colocar nuestra demanda marítima en todos los foros multilaterales, como ocurrió en la Cumbre de las Américas de Monterrey en 2004.
Todos estos hombres y todas estas iniciativas demuestran la consistencia de nuestra diplomacia, la claridad de cuál es el norte de Bolivia con relación a nuestro enclaustramiento. La agregación de una política internacional con un solo objetivo, las acciones concretas para lograr avances en el camino. La inteligencia y el patriotismo de estas personalidades, consiguieron sus frutos cuando en La Haya nuestro agente y nuestros abogados sustentaron la incontrovertible argumentación boliviana referida a la obligación jurídica de Chile de sentarse a negociar con Bolivia para otorgarle un acceso soberano al mar.

El autor fue presidente de la República

sábado, 9 de mayo de 2015

Carlos Antonio Carrasco pone punto final a la cobertura de las actuaciones judiciales en La Haya cuando el presidente de la Sala de Justicia proclamó "la Corte se retira". ahora vendrán los alegatos por escrito, hasta ahora son 15 mil folios quelos 15 jueces tendrán que leer y dar sus juicios. la Corte es soberana y no admite apelación, es decir no existe ningún otro Tribunal. Gracias Carlos Antonio por la excelente tarea realizada.

Colofón. “La Corte se retira a deliberar”. Con esa frase, el presidente del supremo tribunal internacional, el francés Ronny Abraham, cerró ayer la cuarta y última jornada en que sendos equipos de avezados juristas representando a Bolivia y a Chile se enfrentaron para tratar la competencia o incompetencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para considerar la demanda boliviana de una salida soberana al océano Pacífico.

La profesora francesa Monique Chemillier-Gendreau fue la encargada de iniciar la dúplica boliviana ante la atenta mirada de la bancada chilena que pestañeó colectivamente cuando ella espetó: “Chile prometió siempre, pero nunca dio nada” al referirse a los documentos de índole diversa en que antes se mostraba llano a negociar una salida al mar y, ahora, alega que el Tratado de 1904 se lo impide legalmente.
Sin embargo, correspondió al jurista parisino Mathias Forteau la respuesta al fiero ataque de sus oponentes del día anterior cuando insistían en las implicaciones que tendría la “obligación de negociar” la vigencia del Tratado de 1904. Forteau mostró y demostró cómo Chile, al objetar la competencia de la CIJ, se adentró notablemente en el fondo de la cuestión, confundiendo lo preliminar con lo sustantivo. Ratificó su aserción que el Tratado de 1904 incluye la obligación de negociar y, puesto que Chile sostiene lo contrario, será la CIJ la que resuelva el impasse.
Más tarde, marchó hacia el atril el profesor iraní Payam Akhavan, quien descolló particularmente cuando respondió a la interrogante planteada por el juez inglés Christopher Greenwood: “No existe tal cosa como un momento mágico”, dijo prosiguiendo que, en derecho, “una promesa es una promesa” y bastaría uno solo de estos compromisos para crear una obligación”. En tal sentido, no hay, en efecto, un solo ejemplo de tal promesa, sino varias instancias acumuladas en sucesivos actos antes y después de 1948. Acabó criticando las advertencias del abogado coreano-americano Harold Hongju Koh que, en representación de Chile, vaticinó consecuencias apocalípticas si la CIJ admitía la demanda boliviana y calificó esa intervención de una arremetida sin base, motivada solamente por el deseo de amedrentar a los magistrados.
Luego, el togado español Antonio Remiro Brotóns disertó sobre la inevitable evolución de los tratados que podían ser enmendados por necesidad pública y por acuerdo de las partes, ironizando comparó, a ojos de Chile el Tratado de 1904 a la ley mosaica, aunque cuestionando su intangibilidad. Interpretó cabalmente los alcances de la Constitución Política del Estado (2009) indicando que no apuntaba al Tratado en cuestión y acabó justificando el levantamiento de la reserva que hizo Bolivia al artículo VI del Pacto de Bogotá.
Como es habitual, correspondió al agente Eduardo Rodríguez Veltzé dar por terminada la dúplica boliviana y lo hizo con marcada elocuencia al denunciar que Chile, no obstante haber bloqueado a Bolivia su salida al mar, también bloqueó las negociaciones en curso y hoy pretende bloquear a su país, el acceso a la Corte.
Cuando los circundantes ordenaban sus papeles para marcharse, surgió inesperadamente el juez japonés Hisashi Owada que formuló a los dos contrincantes la siguiente pregunta: “Acceso al mar no es un término reconocido en el derecho consuetudinario internacional y ambas partes lo han referido. Les agradecería mucho que tengan a bien definir el sentido de ese término cómo lo entienden y el contenido específico del mismo”.
La Corte fijó el 13 de mayo como plazo para que ambas partes puedan responder por escrito. A partir de ahora, comienza el prolongado suspenso dentro del ritual interno de la CIJ, en el que los 15 jueces estudiarán con meticuloso cuidado los alegatos escritos y orales de las partes, para elaborar un fallo acerca de su competencia o incompetencia para considerar este caso inédito.